Por Rodrigo Carrión Grajeda
Pareciera que fu ayer cuando una templada mañana del Mes de Abril pero de 1992, dos de mis hermanos, un sobrino y su servidor después de hacer unas compras desayunábamos tranquilamente unos tacos en la avenida Revolución esquina con Gante, cuando una fuerte explosión al lado norte de donde nos encontrábamos como a 300 metros de distancia en un segundo piso de un taller de mofles y radiadores destruyó un ventanal cayendo los cristales sobre unos carros en un estacionamiento destapado, acto seguido, cuando atónitos todos los presentes esperábamos que saliera alguien herido o al menos asustado por dicha explosión en el lugar, se destapó de manera violenta una tapa de concreto des haciéndose en pedazos en el aire una alcantarilla en plena Avenida Revolución a escasos 10 metros de nosotros, situación que causó gran alarma entre toda la gente pues las explosiones cada segundo se volvían más y más fuertes razón de más para que buscáramos refugio y salvar el pellejo.
Pero grande fue nuestra sorpresa pues en la dirección que corrimos desafortunadamente uno de mis hermanos y yo, sentimos un fuerte estruendo que con el puro aire, nos dejó volteando para el lugar donde habíamos venido.
Todo esto sucedió en unos cuantos segundos que ni tiempo nos dio de mirar los grandes destrozos que se suscitaron y las miles de víctimas mortales que dichas explosiones causados por el derrame de hidrocarburos en las alcantarillas, ya que guiados por nuestro instinto de conservación, nos dirigimos ya en nuestra camioneta, avenida arriba dejando el lugar del siniestro atrás. Todo el tiempo que duramos en Guadalajara ese día, aparte del sonar de las ambulancias por todos lados solo escuchamos especulaciones y comentarios de la tragedia, nunca nos imaginamos lo grave del asunto hasta que regresamos a Sayula saliendo de Guadalajara por el periférico a la altura del hotel "él Tapatío" donde vimos los noticieros. A la siguiente semana, nuevamente por cuestiones de negocio regresamos a la perla tapatía y por curiosidad nos dirigimos al lugar siniestrado, siendo grande nuestra sorpresa al mirar los inmensos socavones, carros destrozados que dejaron las explosiones principalmente por la calle Gante a escasos 50 metros de la avenida Revolución donde nos encontrábamos esa mañana.
La verdad que mi Dios fue muy generoso con nosotros ya que por un pelito de rana no se los estoy contando después de 24 años de distancia. A la fecha muchas de las víctimas que no murieron padecen diferentes lesiones y traumas en sus cuerpos que se llevaran a la tumba con ellos pues a la mayoría los daños nunca fueron reparados del todo.
Lo más sorprendente es que después de 24 años de esta terrible tragedia que enlutó a cientos de familias de la ciudad de Guadalajara las autoridades del Estado no han esclarecido del todo a los verdaderos culpables de dicha masacre pues como siempre lo han hecho de taparse con la misma cobija y más cuando son del mismo partido como lo es el PRI. Mas sin embargo de todos los mexicanos fue conocido de que el derrame fue intencional ya que el mismo gobierno robaba gasolina de los ductos de PEMEX situación que provocó las explosiones donde murieron miles de inocentes de los que algún día darán cuenta los responsables no a la justicia corrupta de los hombres, sino ante nuestro creador y pagaran caro su ambición de dinero fácil y más cuando se llevan entre las patas a gente inocente como ese fatídico 22 de Abril de 1992 que aún no lo olvidamos.
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