EDITORIAL: Los tiempos cambian la justicia de reclamos
“Nada justifica que los bancos privados guarden dinero fuera de todo consentimiento del dueño..”
Santo Tomás de Aquino consideraba la codicia y la avaricia como vicios que corrompen el alma, destruyen la moralidad e inhiben las virtudes; promueven la inmoralidad, la injusticia y la opresión de los pobres.
Pero no sólo eso, se apropia de lo que no le pertenece y miente y engaña para quedarse con el mayor beneficio posible.
El dinero y la ambición no tienen credo, religión ni tendencia política, los dos son siameses de la incredulidad, sólo creen en su propio poder.
Las pensiones y jubilaciones han sido desde siempre una aspiración de los trabajadores; en México el IMSS desde su creación en 1943 otorgó pensiones por invalidez, edad avanzada o incapacidad permanente a trabajadores que así lo ameritaron. Con el paso de los años aumentó el número de pensionados y se debieron hacer ajustes, pero los apretones de cinturón fueron para los derechohabientes porque se congelaron los aumentos, y los salarios se depreciaron de manera tal, que los obreros y campesinos asalariados y luego pensionados quedaron en la ruina económica al borde de la indigencia.
Para 1973, el presidente Zedillo elaboró y presentó una ley que cambiaba un poco las condiciones estableciendo parámetros de pago en función de semanas y salarios cotizados.
Pero con la llegada de los neoliberales, las posibilidades de mejorar cayeron al precipicio económico, los salario mínimos se redujeron contra la inflación galopante quedando en casi nada, las ingeniosas artimañas de explotación y resta de beneficios de los trabajadores mediante el outsourcing les redituaron grandes utilidades a los dueños de empresas, aunado a las simpatías patronales y de juzgadores en los centros de demandas laborales, esto, casi exterminó los derechos logrados a sangre y fuego de los revolucionarios.
Las casas y los créditos de INFONAVIT y FOVISSSTE se volvieron impagables además de ser inhabitables e indignas por mil razones como invivibles por el tamaño, la lejanía de las ciudades, sin medios de transporte, sin servicios, sin seguridad e intereses más altos que los bancos privados (¡ah! pero eso sí, el director ganaba de puro salario sin compensaciones 750 mil mensuales).
Con todo eso encima, vino la ley llamada 97 que ya negaba el dinero desde del IMSS e ISSSTE y dejaba a las AFORES la responsabilidad de pensionar al jubilado.
Tres de cada 10 mexicanos no ahorramos para el futuro; en muchos casos por la imposibilidad a causa del ingreso o trabajo irregular o por cuenta propia.
Las reformas propuestas por AMLO hacen regresivas todas esas pérdidas y se procura mejorar en un 50% las pensiones más vulneradas. Para eso se requiere capitalizar los fondos del IMSS con lo retenido en las AFORES. Sólo como recordatorio dicho por el ex director del IMSS García Saenz, que al instituto le vaciaron su fondo de previsión social dos veces, una para hacer el rescate carretero (80 mil millones de aquel tiempo) y otra un préstamo a la cámara de diputados (10 mil millones de pesos), dejando al IMSS al pago de pensionados con cargo a los ingresos del propio instituto. (Los que ahora se oponen al retorno de los fondos de las AFORES nunca se opusieron ni se quejaron de los retiros a los fondos del IMSS).
La realidad es esta: los fondos de pensiones guardados en las administradoras de fondos para el retiro son de los trabajadores para el pago de pensiones de éstos. Están en cuidado y administración de bancos particulares que cobran comisión por almacenarlos y "hacerlos producir" una utilidad (a veces juegan en la ruleta de la bolsa de valores) si ganan te dicen: ganamos y reparten utilidades (una para ti otra para mí); pero cuando pierden en el azar del juego sin haber consultado a nadie para apostar tu dinero, te dicen: perdiste, por lo tanto, antes tenías x cantidad ahora tienes menos y de todas maneras te cobro comisión.
Pero resulta que, por ley, cuando algún trabajador llega a la edad de 70 o más años y nadie reclama lo ahorrado en la AFORE (debiendo entregar este dinero al IMSS, porque puede ser que ya tenga asignada una pensión), no lo entregan, se lo quedan y si lo reclaman casi nunca lo entregan argumentando mil y uno problemas, en 10 de cada 10 casos debe demandarse y en 8 de cada 10 demandas las pagan hasta con dos años de retraso sin intereses y con descuentos por administración. (Sin considerar los pagos de abogados que cobran desde un 15% a un 30% del monto).
AMLO sólo propone que se cumpla la ley, que los fondos propios de los trabajadores vayan al Banco de México y luego de ahí el IMSS, quien sí paga pensiones.
La propaganda que corre por diarios y periódicos está muy tendenciosa al afirmar que el gobierno se quiere quedar con el dinero de los trabajadores, cuando son los privados que no quieren entregar ese dinero que nadie reclama y que no es de ellos. Si bien es cierto que ya pudo haber fallecido la persona titular de esos fondos y sus familiares no saben ni a dónde ni cómo reclamar, ante esa ausencia el gobierno es el tutor de esos derechos y como tal, puede y debe representar el interés general de esas personas.
La avaricia y la ambición le da imaginación a estas sociedades para quedarse con dinero que no es de ellos, aunque por ley debieron entregarlo desde hace años al IMSS. Los AFOREros se justifican diciendo que nadie lo reclama, ahora la ley los obliga a entregar esos fondos haya o no reclamo, y en caso de haberlo, sólo, es decir: "lo entregué al Banco de México". Nada justifica que los bancos privados guarden dinero fuera de todo consentimiento del dueño.
Moises Zepeda Gomez. / Para Horizontes
No hay comentarios:
Publicar un comentario