Mitos y leyendas populares
de Sayula Parte V
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula
El Catrín y el Sayula encantado.
Identificar el mal con nuestros temores es una constante en la simbología que podemos encontrar en los mitos y leyendas, como anteriormente comentamos, de todos los pueblos ¿Qué es el mal? Aquello que amenaza el orden, la continuidad y la reproducción de la identidad colectiva. Le tememos a lo que nos daña o nos ha dañado en el pasado. Así identificamos con la figura del mal por antonomasia, el diablo aquellas formas arquetípicas que fueron una amenaza real o supuesta para los pueblos. El diablo se convertirá en aquellas amenazas que nos generan temor. En México una figura que se repite en los mitos que refieren a satán, la encarnación cristiana del mal, aquél que pierde a las almas y pueblos de su camino recto, seduciéndolos con los placeres mundanos, es personificado en El Catrín. Esta palabra se rastrea su uso en la literatura española desde principios del siglo XVIII, luego cae en desuso hasta mediado del siglo XIX que es retomada teniendo altibajos de uso hasta finales de la primera mitad del siglo XX, en México. Por lo que suponemos que tuvo que ver con el trabajo del grabador mexicano José Guadalupe Posadas, quien realizó su trabajo en el último tercio del siglo XIX y principios del siglo XX, popularizando en sus grabados la caricatura de la Catrina o muerte, que hacia una parodia de la clase alta afrancesada mexicana de esa época, dibujando a la muerte a la usanza de la moda de esa clase social en esos tiempos. El diablo es el catrín y la muerte, su esposa, la catrina. Los dos grandes males del pueblo de México en ese entonces: el patrón rico que los empobrecía y las pestes y hambres, la muerte, que los diezmaba.
La leyenda del Catrín.
Un sujeto bien vestido, elegante y ostentoso. Misteriosamente se aparecía en las calles de Sayula y terrenos circundantes. Preferentemente de noche, estas apariciones solían angustiar a quienes en los tiempos en que en Sayula no había luz en las calles o muy escasa tenían la necesidad de salir por la noche o eran sorprendidos por está. Como buen catrín, con clase y buen gusto, este espectro aparecía con distinta indumentaria en las calles del pueblo que en los capos de su alrededor. En las calles era elegante caballero de traje negro o monóculo y hasta sobrero de copa. En los campos aledaños era un charro de traje negro rematado con botonadura de plata, montando un caballo de buena alzada, fino y amenazante, obviamente todo en tono oscuro. Al parecer el fin era aterrorizar a la persona que lo topaba o castigar una conducta de esta, pecaminoso o impía, con una visión del demonio. Algunos de los testigos de estas apariciones no se dan cuenta sino hasta el final de la manifestación sobre natural, de que son víctimas de un acoso demoniaco, de acuerdo a los relatos, Por ejemplo: El tío de un amigo contaba que él solía viajar a caballo del Rancho punta de Agua al sur a Sayula. Como bajaba borracho, se dormía sobre el caballo, el animal acostumbrado, lo llevaba hasta su casa en Sayula. El camino bajaba por El Melchor y salía al Cerrito de Santa Inés. Precisamente al llegar a este último sitio, se topó con un charro, su caballo lo despertó, el animal estaba nervioso y le costaba controlarlo. A lado del camino estaba ese hombre vestido como charro, pero con la cara llena de polvo de carbón, él creyó que era carbonero, anochecía y apenas se veía. Aquel hombre que ponía nervioso al caballo, le pidió agua. Él tomo su bule y se lo dio, el hombre lo tomó y bebió, luego agitó el bule y este se oyó como si trajera monedas dentro, se lo pasó a su dueño y este intrigado quito el olote que servía de tapadera y lo revisó, puso la palma de su mano y del interior del bule salieron dos monedas relucientes de oro. Sorprendido las devolvió al bule dando se cuenta de lo que pasaba, era el maligno, cuando miro al sitio donde estaba el hombre, este había desparecido. Trato de sacar de nuevo las monedas del bule, sólo obtuvo un chorro de estiércol, suficiente para salir a todo galope de aquel lugar. La siguiente es la historia de don Juan, él contaba que su novia vivía en la orilla de Sayula, frente a lo que fue el panteón de Belén, por donde hoy está el rastro municipal. Después de noviar le gustaba ir a la cantina de Amador, donde había muchachas de la "vida alegre", que estaba en la segunda cuadra de Escobedo en la mera, en la esquina, desde la casa de su novia se alcanzaba a ver la entrada de la cantina. Cuando la mamá llamaba a la novia mientras platicaba con él aprovechaba para asomarse a ver si ya se veían las muchachas. Dice que vio a un hombre parado a media cuadra donde él estaba mirando también para le mismo rumbo, era un hombre bien vestido, catrín. Cuando dejó a su novia en su caca y se dirigió a la cantina. Pasó cerca del hombre. Él le dijo: "Ey Amigo ¿me regala un cigarro?" don Juan le iba a decir que él no fumaba, pero cuando volteó a verlo, entre la oscuridad del callejón, vio como aquel ser tenia ya un cigarro en la boca y con el dedo en llamas de una de sus manos, se encendía el cigarro. Suficiente para salir corriendo y no volver a la Cantina.
El origen de los pueblos es también referente de mitos y leyendas. Existen dos leyendas sobre le origen de Sayula que sintetizan la necesidad de reconocer este origen y explicarlo.
Sayula iba a ser Tenochtitlan:
Medio en broma, medio en serió, se dice, a manera de leyenda, con una pizca de desdén por la conducta de la gente de Sayula, que a su paso por estas tierras del valle de la playa seca de Sayula, los aztecas, que buscaban la señal de su dios, un águila devorando una serpiente, casi se topan con dicha señal. Un águila devorando una serpiente fue vista por los indígenas locales, justo en el lecho de la playa seca de Sayula, a poco de la llegada de los aztecas, más estos espantaron al águila a pedradas. Terminando con la oportunidad de que la región fuera la sede del gran imperio mexica.
Es verdad que por el siglo XIII, pasarían por esta región el peregrinaje de los nahuas en busca de su tierra prometida, de hecho, el tzayulteco es un derivado del protonahua y algunos de aquellos peregrinos colonizaron la región uniéndose a otras tribus y asentándose en ella, dando origen al señorío Tzayuteco conformado por pimes, tecos, nahuas y otomíes, con influencias marcadas de la religión y cultura teotihuacana, Ese puede ser el origen de esta leyenda. ¡Asombroso! Acontecimientos que preceden al dominio español, guardados por el mito hasta el día de hoy.
La leyenda del Sayula encantada.
Se dice en esta leyenda y con justa razón, que el Sayula de hoy, no es el Sayula original. Que el verdadero Sayula quedó encantado, aunque no cuenta por quien o por qué. Se dice que el pueblo original sigue en le mismo lugar, pero en otra dimensión y que un portal se habré cada año en Semana Santa, concretamente el viernes santo, y aquellos que están cerca del sitio exacto, han visto a través de este portal dimensional, las calles de oro del otro Sayula y hasta sus habitantes. Si alguien cruza el portal queda encantado y no puede regresar a esta dimensión, cosa que cuenta la leyenda, le ha pasado a personas que deslumbrados por la visión, han cruzado el limite para no volver a ser vistos de nuevo. La leyenda varia y dan dos sitios aproximados, uno cerca del Ixcapítl, cerro al sur del actual Sayula y otro por el rumbo del Quemado al norponiente del municipio. Se cuenta que en el futuro, este Sayula encantado podrá liberarse para venir a tomar su lugar como el verdadero Sayula.
Es emocionante ver cómo este tipo de leyendas coinciden con la investigación histórica y la historiografía de Sayula. Efectivamente como dice la leyenda, el Sayula actual no es el original. El sitio donde hoy se levanta Sayula fue escogido por los españoles y era un lugar plano, dicen los documentos de la época, y despoblado llamado altepetlsoyometl. En ese lugar por orden de la corona española, en 1546 se fundaría Sayula. Los historiadores no se ponen de acuerdo en el lugar donde se encontraba el Sayula indígena, aunque el primer Sayula, aseguran los documentos, estuvo en lo que hoy es Santa Inés. Los historiadores coinciden con el mito en los posibles lugares del Sayula indígena original: al norponiente o al sur del actual Sayula. Lugares donde se han encontrado huellas arqueológicas de asentamientos humanos importantes antes de la llegada de los españoles. Otra cosa que llama la atención del mito, es cómo este coincide con otro mito español: el "Dorado", un pueblo de calles y casas de oro que los españoles buscaban en sus expediciones y que al llegar a Tzaulan en 1522 0 1523, esperaban encontrar o tener noticias de su ubicación. El encantamiento del Sayula del mito, que lo esconde en una dimensión alterna, parase ser una forma de salvaguardar tal tesoro de la avaricia de los españoles. La profecía que encierra también este mito, sobre el desencantamiento de Sayula, parece ser una esperanza del regreso de los naturales de estas tierras y el restablecimiento del orden original, tal como fue antes de la conquista española. (Investigación y difusión Cultural H Ayuntamiento 2015-2018)
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