sábado, 3 de septiembre de 2016

Especial para Horizontes...

      Los túneles de Sayula, ¿ignorancia, estupidez y fantasías o realidad histórica
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa 

“El túnel arranca de la necesidad de superar un obstáculo natural, generalmente un macizo montañoso. Pero además de la montaña existen otras barreras que se pueden salvar mediante túneles como los cursos de agua, fluviales o marinos, y las zonas urbanas densamente edificadas en las que a menudo se incorporan túneles.  Si bien el túnel en sentido estricto se caracteriza por su marcado carácter lineal, aquí se considerará, por extensión, el termino túnel en un sentido amplio, no sólo como obra lineal sino como espacio subterráneo que incluye desde la caverna, la cueva natural hasta amplios recintos subterráneos transitables dentro de lo que podría englobarse como urbanismo y espacio subterráneo; en suma, el túnel como obra de tránsito y también como hábitat. El arte de los túneles se funde en sus orígenes con el arte de la minería.
La mina más antigua que se conoce en el mundo se localiza en el cerro de Bomvu, en Swazilandia, y data del año 40.000 a.C.; en ella el hombre de Neandertal minaba hematites, piedra de sangre, muy apreciada para ritos mortuorios; las herramientas no eran otras que piedras afiladas y sus manos desnudas.  El primer método de perforación de galerías mineras y, con posterioridad, de túneles es la técnica del fuego, consistente en provocar un incendio en el frente de ataque para luego sofocarlo bruscamente con agua fría produciendo un brusco gradiente térmico que da lugar al resquebrajamiento de la roca; pero esta técnica también provoca, como no es difícil imaginar, una atmósfera viciada, irrespirable, generando gases a menudo venenosos, convirtiendo el trabajo del minero en una trampa mortal a la que sólo unos pocos afortunados sobreviven.
A lo largo de la historia y en el seno de distintas culturas se han proyectado y construido túneles con distintos motivos. Así, tanto en el antiguo Egipto, como en las culturas orientales, el túnel ha tenido un marcado carácter religioso. Mientras que en zonas como las Tierras de Canaan donde vivieron los judíos (siglo X a.C.) el propósito no era místico o religioso sino ingenieril, hidráulico. Tenían como fin el abastecimiento a las ciudades y la captación de aguas. ¿Por qué bajo tierra?. Por varios motivos. El más poderoso de ellos, sin duda, evitar que un bien tan preciado como el agua (muy escaso por aquellas regiones) se evaporara como consecuencia de las altas temperaturas que se alcanzaban.
De la historia de los túneles merece especial referencia el de la Isla de Samos, de un kilómetro de longitud y primero del que se tiene noticia del ingeniero que lo construyó, Eupalinos de Megara, hijo de Naustrofo. Esta obra construida hacia el 530 a.C., servía para el abastecimiento de agua a la capital de la isla. Estuvo en funcionamiento durante un milenio y fue considerada y fue considerada como una de las tres maravillas del Mundo Heleno.
En la época del Imperio Romano, origen de las técnicas españolas que llegaron a la Nueva España, de construcción de ciudades y túneles; los romanos construyeron túneles con muy diversos propósitos: galerías mineras, túneles para abastecimiento de agua, para alcantarillado, para el drenaje de lagos volcánicos (emisario de Fucino con 5500 m de longitud), en las calzadas romanas (como el túnel de Pausilippo, cerca de Nápoles, con sus 1500 m de longitud), sin olvidar los túneles de propósito militar y las catacumbas.
En la Edad Media, los túneles pierden esa potencia como obras vigorosas de ingeniería civil y derivan en galerías y pasadizos en castillos y fortalezas, obras menores. Durante este período, la minería se robustece y consolida, fundamentalmente en Centroeuropa, surgiendo al filo del Renacimiento la obra maestra de la minería, De Re Metallica de Georgius Agrícola publicada en el S. XVI (siglo en que se consolida la conquista de México, se fundan y trazan las ciudades coloniales como Sayula). Dicha obra recoge con minuciosidad en su texto y en sus grabados las prácticas y técnicas mineras, siendo un libro básico de consulta durante los dos siglos siguientes a su publicación (XVII y XVIII, siglos donde se consolida el poder político y económico del Sayula virreinal)."
 Juncà Ubierna, J. A. Historia de los túneles y su evolución tecnológica. Manual de Túneles y Obras Subterráneas. Editor: Carlos López Jimeno et al. Madrid, 1997.
No se puede abordar la historia desde perspectivas subjetivas, creencias o prejuicios (aunque confieso, con mucha pena que yo lo he hecho en este mismos lugar.), careciendo de un mínimo de sustento documental, bibliográfico o historiográfico. Y no se puede porque simplemente a eso no se le puede llamar conocimiento. Aún abordándolo desde un leguaje técnico de una disciplina particular pero ajena a la historia, se debe conocer el método histórico, y aplicarlo para no perderse en la mera opinión. Como usted acaba de leer, en el anterior documento, los míticos túneles de Sayula podrían tener su antecedente (por su puesto sin el conocimiento directo de estas estructuras en Sayula, no lo puedo asegurar) en lo que el documento anterior nos muestra en cuanto a la técnica de construcción de túneles que heredó España de la tradición mediterránea y europea; y lógicamente aplicó en la construcción de las ciudades y pueblos coloniales de la Nueva España. La técnica indígena de construcción de túneles,  la dejaremos a un lado por ser Sayula un pueblo edificado por españoles, para españoles, durante la colonia (1546). Por su puesto que no por eso se descarta a priori la participación de la mano de obra indígena en estas obras. Lo primero que se denota en el anterior documento es que,  los túneles tienen un antecedente práctico en el génesis de su historia, comenzaron como galerías, cuevas artificiales, resultado de la minería primitiva; por otro lado, su asociación con el inframundo en aquellas épocas, los dotó de su carácter religioso, simbólico y mítico. Notará usted que se menciona la tierra de los judíos, el medio Oriente, al que se refiere el documento como la tierra de Canaan, lugar donde los túneles tenían un carácter meramente utilitario, obras de ingeniería hidráulica. Para los judíos, el concepto de inframundo no tenía mucho sentido, por lo que allí no se desarrolló el sentido simbólico-religioso que, por ejemplo, en Egipto o Grecia eran comunes. Los judíos, por ejemplo, no oraban en grutas, ni en cuevas, mucho menos túneles; oraban en Montañas (Moises recibió los diez mandamientos en un monte) y  templos (actualmente en lo que queda de su templo, un muro); por lo que, para un judío es cosa de locos asociar los túneles con fines no prácticos. Pero los europeos, no coinciden en esto con los judíos, las grutas, túneles y cuevas, fueron parte de su mística; aún los cristianos, estos aprovecharon las catacumbas romanas para vivir y orar, el cristianismo primitivo tiene una relación especial con los túneles. Durante el imperio romano, al cristianismo se le asociaba con las catacumbas y las alcantarillas. La iglesia de san Pedro en Roma está construida sobre una catacumba donde fue enterrado Pedro, el Apóstol de Jesucristo, Los Papas son enterrados en subterráneos bajo el Vaticano. El catolicismo ha practicado esta actividad de la construcción de túneles, no necesariamente con  fines de suministro de servicios de agua y drenaje, sobre todo durante la Edad Media, como menciona el documento, en conventos, templos, catedrales, capillas y parroquias ¿con qué fin? con el fin de proteger reliquias sagradas o tesoros de la misma iglesia, su patrimonio, cuando por su puesto los bancos no existían y las ciudades o pueblos eran inseguros y constantemente saqueados, como en el Sayula de la Colonia y hasta del siglo XIX.
Parecería necio negar que en una ciudad de casi 500 años como Sayula, con el pasado colonial que tiene, no existieren túneles del tipo medieval y del renacimiento tardío. Las casas del siglo XVI de Sayula no existen ya, la mayoría de fincas antiguas con excepción del  convento y templos, fueron construidas o reconstruidas en el siglo XIX (no lo digo yo lo dice el INAH, de acuerdo aun catálogo de cien casas en Sayula por esa institución elaborado); tan sólo en el siglo XIX en un periodo de 20 años, Sayula fue saqueada dos veces, las casas de los vecinos más ricos robadas e incendiadas junto con la casa consistorial y sus archivos la última ocasión (La Provincia de Avalos. Munguía Cárdenas F.). Si embargo, los túneles, por su característica obvia, es my probable que no hayan sido tocados. Incluso gracias a esto algunos olvidados y perdidos. Claro que afirmar rotundamente que existan es una necedad tan grande como negarlos. La ciencia habla de evidencias, emite juicios, no eternos, ni definitivos, sino no fuera ciencia; estas son las evidencias y juicios derivados que encuentro, pero no lo aseguro. Por ejemplo, la teoría general de la relatividad predecía los agujeros negros, pero no se descubrieron hasta más de 40 años después. Las evidencias apuntan hacia los túneles de tipo medieval en Sayula, lo más probable es que si se buscan se encuentren.
Los testimonios de vecinos desde siempre, hablan de túneles, no de obras hidráulicas con tubos de barro, sino de galerías que  comunicaban casas, por ejemplo. Testimonios de primera mano. Son muchos relatos que coinciden sin relacionarse: sótanos que contenían la entrada a galerías oscuras; entradas ocultas con escalinatas, disimuladas en jardines o cuartos traseros de las casas antiguas; desde una a un costado de San Lucas, hasta un túnel encontrado al pie de la torre del campanario de la Parroquia, durante los trabajo de remodelación de esta en 1950, que cuentan los que fueron testigos de primera mano, comunicaba San José con el  templo de la Inmaculada Concepción.
No se niegan las obras hidráulicas, los documentos de la época las mencionan. Definitivamente estas no eran cosa oculta, ni mucho meno misteriosa; pero, si existieron los túneles de tipo medieval, relacionados con la tradición católico cristiana, estos no eran más que del conocimiento de los interesados, pues no eran obra pública y resguardaban intereses simbólicos o económicos de gente, particulares, que los podían pagar y construir y que provenía de una cultura europea en la cual eran comunes ¿Cuántos Túneles quedan en pie? no se puede saber, pero, depende del tipo de construcción ¿Contienen tesoros? existe una probabilidad, como ya lo he escrito, de que algunos de los españoles que salieron huyendo de Sayula a la llegada de los Insurgentes en 1810, dejase su dinero y posesiones valiosas, tal vez, ocultas en alguno; como el acaudalado español Isidoro de la Fuente o su hermano Bartolomé, quien murió en el trayecto de huida a España, o su sobrino José Isidoro de la Fuente quien peleó contra los Insurgentes en Zacoalco y murió con otros españoles en el campo de batalla; y tantos otros ricos españoles avecindados entonces en Sayula, cuyas casas y negocios fueron saqueados e incendiados. No podríamos suponer que antes de huir pusieron todo su dinero en el banco y pidieron Visa o Mastercard.
La revuelta de 1810 se veía, si peligrosa, pero imposible de consumarse en victoria, y los españoles que salieron de Sayula, se fueron pensando, muchos,  que volverían una vez tomado el control de la región de nuevo por las tropas del imperio; incluso varios de ellos como José Isidoro de la Fuente (como ya señalamos), Agustín Pérez de la Lastra, Fernando Fernández, Toribio de la Torre, Ángel Morales, Agustín Caballero, Dionisio Sáenz, Francisco Antonio Telleche, Ramón Viaña, Pablo Carrera y Melchor de la Fuente huyeron a Guadalajara y regresaron cinco días después, para enfrentar con apenas 600 hombres al mando del teniente Ignacio Villaseñor a José Antonio Torres y cinco mil alzados (dicen las crónicas); razón para creer que no estaban dispuestos a perder lo que dejaron, tal vez oculto, en Sayula. 259 españoles murieron en la batalla de Zacoalco contra las tropas de José Antonio Torres, por sólo seis de los Insurgentes (Munguía Cárdenas F. La Provincia de Ávalos).





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