Por Federico González Alfaro
La historia es preciosa, el conocer el origen de ciertas palabras es fundamental para entender a la guerra cristera.
El término cristero, proviene de su principal grito de batalla: "Viva Cristo rey". ¿Por qué no le llamaron guerra católica en lugar de cristera?
Para que el término cristero, tuviera éxito, fue necesario, relacionarlo con dos "problemas" cruciales. La palabra, tenía que tener la necesaria relación entre religión y nación. Entre el gobierno "celestial: Cristo" y el gobierno "terrenal: Rey". Entre catolicismo y muerte. Para lograrlo, se tenía que lograr que el término "cristero" se le relacionara "naturalmente" con una forma coherente y a la vez, convincente de justificar su "guerra santa mexicana". Las armas, fue su única vía para regresar a México a su "verdadera" y "natural" forma de gobierno, es decir, a un gobierno católico. No a juicio doctrinal, sino pleno. En México, la formación de la juventud y las relaciones sociales y políticas deberían de regresar a como eran éstas, antes de la Reforma y debían seguir fielmente a las directrices de Pío XI.
Para lograrlo primero se intento, sin éxito, realizar una defensa político-católica. El Partido Católico Nacional en México, fracaso. Entonces, se recurrió a grupos de "laicos" de formación católica radical: Acción Católica a la mexicana (Asociación Católica de la Juventud Mexicana, la Unión Popular, entre otras). Aprovechando el escaso conocimiento del movimiento fascista italiano y nazista alemán, se importaron de Europa, tanto lemas, como acciones y sobre todo, la formación de grupos de choque radicales. Pero, siempre cuidando que el pueblo lo interpretara como un nacionalismo puramente mexicano, íntimamente relacionado con la religión. Recuerden los gritos de batalla: "Viva Cristo rey" (de origen 100% español, utilizado en las múltiples guerras entre liberales y conservadores y retomado con fervor, por las falanges fascistas de Franco); "Viva la virgen de Guadalupe" (de origen español, extremeño 100%); "Muera el supremo gobierno" (grito de guerra de la revolución y de la independencia de México, se trato de replicar ambos movimientos armados, pero, ahora, en "defensa" de la "religión"). Que mejor propaganda de guerra pudieron encontrar con tres simples, pero a la vez profundos lemas, cuidadosamente escogidos y manipulados. Estos tres lemas, tocaban las fibras más intimas del "nacionalismo" mexicano.
Esta política, no era nueva, desde hacía siglos, se le conocía en Europa como la doctrina de las "dos espadas" o de los "dos gobiernos en uno". Es decir, la completa sumisión de lo político a lo religioso. Estado confesional.
Todo estaba, perfectamente calculado. La acción católica mexicana necesitaba la "santa violencia de una muchedumbre poco orientada y radical". En sociedades mejor informadas y sobre todo mejor preparadas, ni con los sociólogos más competentes, ni con la mejor y más cuidada estrategia propagandística, pudieron obtener los resultados que alcanzaron solamente en el bajío y occidente de México.
En el resto del país, solo se dieron pequeñas escaramuzas sin importancia y en otras partes, paso, totalmente desapercibida su "guerra santa".
En la Ciudad de México, Monterrey, Saltillo, Puebla, incluso Guadalajara. La mayor batalla cristera en Guadalajara, la dieron "las cristeras": Tato, Cony, Chayito y Lupita Preciado, la Tica de la Fuente, las hermanitas Díaz y otras tantas jóvenes mujeres "tapatías" pertenecientes a las brigadas femeninas de Santa Juana de Arco. Su aventura cristera termino en una corretiza del Santuario hasta las oficinas de correos; las mayores pérdidas fueron: salvo el susto, muchas lágrimas, pocas risas, medias rotas y uno que otro tacón chueco. A Tato y a Cony, les puso unas nalgadas su señor padre, por andar de "guerrilleras", que no pudieron sentarse en varios días. En estas ciudades más cultas, con jóvenes mejor preparados, fue imposible arrastrarlos e inocularles la violencia como única vía para "salvar a México". Los jóvenes de esas y otras ciudades mexicanas, entraron en una especie de pacifismo elegante. Fue imposible abrir "su corazón para despertar en ellos el fuego de sus entrañas".
(Fotografía, brigadas femeninas haciendo labor de costura de uniformes)
La guerra propagandística fue intensa, se intento, por todos los medios, despertar el fuego en las entrañas del país entero, pero… se fracaso en el intento.
Los Estados Unidos no simpatizo nunca con el alzamiento, por más intentos que hizo el clero mexicano y vaticano, por tratar de relacionar a su guerra santa con una la lucha contra el comunismo soviético. La inteligencia norteamericana, conocía muy bien de donde venían los hilos que movían la cuna. En vista que el triunfo era imposible de alcanzar, tuvieron que ceder. Ya se presentaría otra oportunidad. Sin embargo, esta también fracaso, Lázaro Cardenas, los venció con una dureza y rapidez que jamás calcularon, mucho menos imaginaron.
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