Por Federico González Alfaro
Esta antigua capilla se edifico en el siglo XVII donde antes era un cruce de caminos. En ese sitio se encontraba una cruz de madera. Era una costumbre española poner en los entronques de caminos, altas cruces de madera. Las cruces eran una importante referencia, desde lejos, se podían ubicar las salidas o los caminos de acceso al pueblo. Las cruces cumplían doble función, una religiosa y otra urbanística. Estas cruces en Sayula, fueron elaboradas por manos indígenas. Sayula, aún conserva varias de estas cruces (no siendo las propias, pero, su ubicación si puede ser la original) como la cruz blanca, la verde, la cruz del cuarto, etc. En algunos casos, a las cruces atriales y a las cruces de caminos, la población de Sayula les daba una interpretación insólita o milagrosa. Ya hablaremos de algunas de las más insólitas leyendas populares de dichas cruces, que van desde apariciones demoniacas, bandoleros colgados, hasta hechos milagrosos. En España, si la ubicación de la cruz, tenía éxito religioso o estratégico, en ella se edificaba un templo. Lo mismo se replico en América, como en el caso de la capilla de San Francisco de Paula. Estas altas cruces de madera, fueron sustituidas por cruces de piedra, ya que las primeras se convertían en poderosos pararrayos, terribles para las personas, que casi siempre se encontraban al pie. Esta "milagrosa" cruz, al ser de madera, fue sustituida por la razón arriba mencionada, por la cruz atrial de cantera que se encuentra en el atrio de la parroquia de la Inmaculada. Esta cruz, le dio nombre de Capilla de la Santa Cruz, antes de recibir el nombre de San Francisco de Paula.
La capilla sirvió de templo de culto cuando el temblor de 1818 había destruido, el entonces templo de San Roque.
En el inventario de 1838 del sacerdote Joaquín de Herrera manifiesta que tenía de largo 23 varas y 10 de ancho (una vara castellana son .8359 metros), así que medía 19.22 metros de largo y 8.359 de ancho. Sus paredes, narra: "Son de cal y piedra y sobre el frontispicio hay dos campanarios pequeños con dos esquilitas. Al costado, unida a la sacristía otra capilla mediana todo techado de viga con tres ventanas y tres puertas". Al altar lo narra de madera de cedro y sobredorado, al parecer era del templo de San Roque, ya que lo describe como el del templo arruinado. Desconociendo su servidor, cuando fue retirado del templo de San Francisco, ya que no encontré ninguna referencia. El archivo histórico de Sayula, está indebidamente en manos de un particular, de lo contrario, cualquier persona podría acceder a tan valiosa información, no solo el particular y sus amigos y parientes. Joaquín Herrera, también hace mención que la escultura de San Francisco de Paula ocupaba un puesto de privilegio en el altar.
La escultura de San Francisco de Paula, es por mucho, la más antigua de Sayula y sin dudas, una de las más antiguas del sur de Jalisco. Está elaborada bajo las directrices del concilio de Trento de 1545. Una característica única, que presentan estas obras de arte, es que sus vestiduras son de tela. Solo el rostro, manos, parte del tórax y las piernas son de pasta de maíz exquisitamente tallados, como en este caso o de madera u otros materiales, como las esculturas contemporáneas a esta, elaboradas en Europa. El resto del cuerpo, no está tallado, solo sirve de sustrato, es de paja, yeso y tela. Las esculturas de años posteriores u anteriores al periodo de 1545 a 1563, que no siguen las directrices de Trento, el ropaje, no es de tela, toda la escultura esta tallada, la vestimenta forma parte de la misma escultura y está elaborada por los mismos materiales del rostro, manos y piernas. Estas esculturas, se caracterizan por su muy detallado naturalismo, su elaboración estaba muy reglamentada, solo fue permitida a verdaderos maestros del oficio.
Desgraciadamente, del templo original, solo queda el santo, se cambio tanto, por tan variadas razones, que el actual templo nada tiene que ver con el original.
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