lunes, 3 de abril de 2017

Especial para Horizontes...
Sayula y Colima de la Nueva España, territorio de Hernán Cortes en el siglo XVI
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

Al analizar la historia de Sayula en el siglo XVI, nos damos cuenta que la idea de pertenencia territorial era muy distinta a la actual, tanto que nuestra actual idea en este sentido no tiene nada que ver con la de aquel tiempo. Al revisar los nombres de los primeros españoles que llegaron a Sayula, fundaron la encomienda de Los pueblos de Ávalos con Alcaldía Mayor en Sayula, nos daremos cuenta que son distintos a los nombres asociados con la fundación de Guadalajara o la conquista de los Altos de Jalisco. Esto se debe a que la conquista de estas tierras, asociadas con el Señorío de Colima, y por lo tanto con la región de Occidente que incluye la costa del Pacifico, fue anterior a la conquista del Valle de Atemajac y la región de los altos. Los primeros españoles llegarían a Sayula en 1522, mientras que a la región que comprende hoy la capital del estado de Jalisco y la zona de los altos lo harían años después, en 1525, cuando Nuño de Guzmán iniciará una avanzada sobre estas tierras, por lo tanto, la gente de Nuño de Guzmán, antagónico políticamente a Hernán Cortes, fundaría Villas y poblados, incluida la ciudad de Guadalajara, de hecho, se llamó Guadalajara por ser la ciudad natal de Ñuño de Guzmán en España.
Los Pueblos de Ávalos y La Villa de Colima, junto con un territorio costero que iba de Acapulco a Santiago Izcuintla en el hoy Tepic, era territorio de Cortes, controlado por su gente, parientes algunos como los Ávalos Saavedra, Francisco Cortés y los hermanos Alonso y Hernando, primos del conquistador, gobernador de colima y encomenderos de Los Pueblos de Ávalos, respectivamente.
Estos territorios, eran gobernados y controlados administrativamente en el siglo XVI, por la audiencia de México. No pertenecía Sayula a Jalisco, porque no existía aún esta demarcación política, ni a la Nueva Galicia, pues esta fue fundada por instancias de Nuño de Guzmán, que nunca pudo arrebatarle estos territorios a Cortes y sus familiares. Sayula fue entonces, Sayula de la Nueva España, al igual que Colima.
Contrario a lo que hoy pudiese parecer, nuestra historia e identidad profundas, lejanas, tienen más que ver con Colima que con Guadalajara. Las primeras expediciones a Asía desde América, partirían de esta región. Ya para 1524 se había descubierto el Puerto de Navidad, hoy Barra de Navidad, donde se fundó un astillero; el comercio del Pacífico con Asia y Perú, favoreció la región, benefició económicamente a Sayula y construyó una relación importante con la entonces Villa de Colima y su puerto de Salahua. Las mercaderías de China, Japón y Filipinas, llegaban a Sayula para ser distribuidas, así como técnicas artesanales, costumbres y migrantes asiáticos. Esto dio cabida a un intercambio comercial en todo este corredor costero de Acapulco a Tepic, en el que Sayula jugó un papel importante por ser el paso obligado hacia Guadalajara y con ello parte de la ruta hacia los centros mineros de Zacatecas, desde las costas del pacífico. Esto dio como resultado una zona distinta de la región alteña y el hoy centro metropolitano, capital del estado de Jalisco. Las personas entonces, que habitaban Sayula, se sentían muy ajenas a Guadalajara y su consciencia territorial estaba más ligada al México capital política de la Nueva España.
La zona comercial, militar y política a la que pertenecía Sayula en el siglo XVI, reporta la siguiente génesis:
Si bien ya se había descubierto la Mar del Sur (el Pacífico) y venía trabajándose en el puerto de Zacatula, en la desembocadura del hoy nombrado río Balsas, fue Gonzalo de Sandoval quien, en 1523, llegó por primera vez a lo que hoy conocemos por Manzanillo.  Es muy posible que el mismo Gonzalo de Sandoval recorriera la costa y descubriera las ensenadas de Salahua y Santiago e, incluso, llegara a Cihuatlán.   De todo ello informó a Hernán Cortés, como éste relata en su IV Carta de Relación (15 de octubre de 1524):
"Trajo [Sandoval] nueva de un muy buen puerto que en aquella costa se había hallado, de que holgué mucho, porque hay pocos."
 Según "los señores de la provincia de Ciguatán", en las inmediaciones de este "muy buen puerto",
"..había  una isla toda poblada de mujeres, sin varón ninguno, y que en ciertos tiempos van de la tierra firme hombres, con los cuales han acceso; y las que quedan preñadas, si paren mujeres, las guardan, y si hombres, los echan de su compañía; y que esta isla está [a] diez jornadas de esta provincia, y que muchos de ellos han ido allá y la han visto."  
   A partir de este momento, Cortés incluyó este paisaje y estas posibilidades a su gran proyecto marítimo. Por tal motivo, dio a su pariente Francisco Cortés, a la sazón teniente de gobernador en la Villa de Colima, para que encabezara una expedición descubridora. Aquella avanzada, salida de la Villa de Colima a fines de 1524, descubrió el puerto de la Navidad,  por primera vez tierras de lo que hoy son de los estados de Jalisco y Nayarit, llegando poco más arriba de Tepic, de donde regresó por la costa, hasta la Villa de Colima (pascua de 1525).  Así, este territorio dependiente de la Nueva España fue ampliado de manera considerable, por cuanto se extendía desde el río Santiago Izcuintla, al norte de Tepic, hasta Acapulco, por cierto, puerto que recomendaba Francisco Cortés.
 Sin embargo, los planes cortesianos se demoraron.  Una circunstancia -dolorosa y extraordinaria- provocaría el arranque de numerosas expediciones y aventuras marineras en 1526, en las que Colima tuvo un papel indiscutible en las tareas de exploración y descubrimiento a lo largo de la costa de la Mar del Sur y, llegado el momento, hacia las islas del Poniente y, lo mismo, tan pronto se pudo, estableció interesantes vínculos humanos y comerciales con los dos principales mercados de la época: Perú y Filipinas. Aquella circunstancia -dolorosa y extraordinaria- fue el fracaso de una armada de ocho naves enviada por el rey Carlos a la Especiería, al mando de frey García Jofre de Loaisa, en 1525. Con él navegaban Sebastián Elcano, quien había logrado dar la primera vuelta al orbe un año antes, y Andrés de Urdaneta, que vivió algunos años en tierras de Colima antes de ingresar a la orden religiosa de los agustinos. Un par de naos de aquella armada hallaron refugio en tierras mexicanas y de ello dio parte Hernán Cortés al Emperador.  Los informes cortesianos y una carta de Carlos V al conquistador se cruzaron en el camino, donde, a propósito de "las cuatro carabelas o bergantines" que tenía "para el propósito de descubrimiento de la Especiería", decía:
"Por la gran confianza que yo tengo de vuestra voluntad [...], yo os encargo y mando que luego que ésta recibáis [...], deis orden como dos de las dichas carabelas, o una de ellas con el bergantín, o como mejor os pareciere que puede haber mejor recaudo, enviando en ellas una persona cuerda [...] y bastecidas e marinadas de la gente y todo lo demás necesario, vayan en demanda de las dichas islas de Maluco hasta hallar nuestras gentes." (Cédula de Carlos V a Hernán Cortés en que le encarga prepare una armada para buscar las de García de Loaisa y Sebastián Caboto. Granada, 20 de junio, 1526.)
  En respuesta a la cédula real, los afanes marineros de Hernán Cortés se iniciaron con un simulacro realizado entre Zacatula y la provincia de Colima. Al mando del capitán Pedro de Fuentes, el bergantín Espíritu Santo, zarpó de Zacatula el 14 de julio de 1527. Reconoció el "Cabo Motín que es la tierra de guerra", el 19, y pasó por el puerto de la Magdalena (hoy Maruata Michoacán), que nombraron así "porque surgimos en él su víspera". Continuó su travesía y avistó el puerto de Colima que "es muy hondable", al que pusieron por nombre puerto de Santiago, "porque entramos en él víspera de Santiago".
La relación escrita en aquella ocasión informaba:
"Toda esta costa está poblada de Indios, y nos daban agua y gallinas, y de lo que tenían, y es muy buena gente.  
 Los vínculos entre esta armada y la Villa de Colima, ya venían de antes, por cuanto Palacios Rubios, primo y camarero mayor de Cortés, libró el 9 de abril de 1527 cierta cantidad de pesos de oro a "Diego Rodríguez el cual está en Colima".  También, el 5 de octubre de 1526, Hernán Cortés mandó al propio Palacios Rubios librar a Francisco de Orduña, en el tiempo que fungió el cargo de alcalde mayor de Colima, Michoacán y Zacatula, 1,000 pesos de oro de minas para pagar "los sueldos a la gente e marineros que van a servir a la armada e navíos que yo envío a descubrir en la Mar del Sur [...] e para otras cosas cumplideras al despacho de la dicha arma de lo cual Orduña extendió relación para comprobar sus gastos".  Todavía, el 19 de mayo de 1527, se halló presente en Zacatula, junto con Juan Rodríguez de Villafuerte, cuando Alonso del Castillo entregó "los navíos nombrados San Juan y La Florida y el Galeón [...], surtos, amarrados e anclados con sus áncoras e amarras e aparejos e cables", al parecer, listos para zarpar. Tras el simulacro, el bergantín Espíritu Santo regresó a Zacatula y, de ahí, enfiló la proa hacia Zihuatanejo, puerto aledaño, de donde, el 31 de octubre siguiente, víspera de la fiesta de Todos los Santos, zarpó Álvaro Saavedra Cerón al mando de la armada compuesta por "dos navíos y un bergantín", con 30 "piezas de artillería, mucha vitualla y cosas de rescate, como convenía para tan nuevo viaje". A partir de entonces y en los planes cortesianos, además de Tehuantepec, formaron Zacatula y Colima una mancuerna muy importante para el desarrollo de exploraciones y viajes.  
Con este objeto, don Hernando dividió en dos jurisdicciones las tierras de la costa del Pacífico, situando por cabeceras administrativas Tehuantepec, bajo el mando de Francisco Maldonado, y Colima, donde estaba su lugarteniente Francisco Cortés. (Colima de la Nueva España en la cartografía del siglo XVI. José Miguel Romero de Solís)
 La riqueza que representaban estas jurisdicciones, hizo que durante todo el siglo XVI y parte del siglo XVII, Sayula siguiese siendo parte de la Nueva España y sus autoridades fueran nombradas desde México. Esto entonces era motivo de orgullo que resintiera a los intentos por ser anexada a la Nueva Galicia en la Audiencia de Guadalajara. La gente en la Sayula Colonial se sentía orgullosa de pertenecer a la primera Audiencia de México y estar relacionada con el capitán Cortes. Tal cuestión, era parte del prestigio que durante la colonia tuvo Sayula como ciudad señorial, proyectada como ciudad de gran importancia en el Occidente antes que la misma capital del hoy estado de Jalisco. Si se le preguntara a un sayulense de ese tiempo, cómo se imaginaría a Sayula dentro de 500 años, seguramente diría que como una ciudad enorme, relacionada con Colima y de primordial importancia comercial en el Occidente del territorio nacional. La realidad es que hoy en Guadalajara y Colima mucha gente no sabe dónde queda Sayula. Tal vez nuestra importancia comercial y política mermo en relación a la colonia y los primeros años del siglo XIX; pero, nuestra historia nos devuelve el sentido señorial como ciudad, perdido en los últimos 150 años, el de la antigua Sayula de la Nueva España.

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