La pirámide del Sol en Teotihuacan referente del complejo arqueológico Santa Inés de Sayula
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula
Uno de los enigmas dentro de la arqueología en México, que se niegan a revelar sus secretos, es sin duda alguna es la pirámide del sol en Teotihuacán. Dado que de la cultura que construyó este complejo arquitectónico que data de hace 20 siglos, se conoce poco, pues incluso cuando los aztecas llegaron al valle central año 600 de nuestra era), este complejo ya había sido abandonado, fueron ellos los que llamaron a este La Ciudad de los Dioses, que es lo que significa en lengua mexica Teotihuacán. Fuera de su influencia cultural, que incluye la religión, se sabe poco del pueblo que desarrolló esta arquitectura monumental, como a continuación leerá. Habiéndose convertido en la cultura madre de Mesoamérica junto con la Olmeca, la cultura teotihuacana, influyó en la arquitectura del México prehispánico, sobre todo entre el pueblo azteca y los pueblos relacionados con estos, así como aquellos pueblos que sojuzgaban. Sus dioses, así como su estilo arquitectónico, tanto como su modelo de urbanización se replicaron en el imperio azteca y sus zonas de influencia. De allí que mi tesis sobre los montículos en Santa Inés aquí en Sayula, sostenga que el modelo replica Teotihuacán, pues la alineación de los tres montículos que quedan y los que desaparecieron, así como una calzada (desaparecida bajo las construcciones del actual Sayula) que supongo iba del montículo frente al CBTA en línea recta hacia al margen poniente de la playa a la altura de Carmelita, alineando con ello el templo de la Candelaria con el montículo, capilla esta construida por indígenas aproximadamente al fin del virreinato, podría bien tener algún sustento. El montículo de la cruz en Santa Inés a la entrada del parque, podría bien replicar la pirámide del sol. El siguiente texto narra los pormenores de los estudios arqueológicos de esta pirámide en Teotihuacán:
Casi 2,000 años después de ser construida, la pirámide del Sol sigue siendo un enigma. Nadie sabe con certeza para qué la edificaron. Ni siquiera se conoce cuál era su nombre original. Cien años después de los primeros trabajos arqueológicos en Teotihuacán, los descubrimientos continúan: encontraron en su cima una escultura de Huehuetéotl, dios del fuego. Este reciente hallazgo origina nuevas preguntas sobre la segunda construcción más grande del México prehispánico. Cuando los mexicas llegaron a Teotihuacán solo vieron un lugar abandonado. Creyeron que en esta ciudad se había creado el Quinto Sol, o el mundo como lo conocemos hoy, y que para conmemorar este hecho se habían erigido las pirámides que bautizaron como la del Sol y de la Luna. Durante mucho tiempo la pirámide del Sol estuvo oculta bajo un montón de tierra y árboles. Hace 108 años, cuando se llevaron a cabo las primeras excavaciones oficiales, parecía un cerro, según se narra en las crónicas de la época consultadas por Rubén Cabrera, uno de los arqueólogos que más ha estudiado Teotihuacán. En 1905, como parte de la celebración del centenario de la independencia de México, el presidente Porfirio Díaz encomendó al arqueólogo y exmilitar Leopoldo Batres dejar al descubierto la pirámide. Fue a partir de ese momento cuando dio inicio el estudio formal de una cultura que desapareció en el siglo VII. Actualmente, pese a que han transcurrido más de 100 años de investigación en la pirámide del Sol, los hallazgos continúan.
A finales de septiembre de 2012, un equipo de arqueólogos del INAH excavaba en la cúspide del monumento para recuperar materiales que permitieran tener más datos sobre el tiempo que duró su construcción; también buscaban fragmentos del suelo de un templo que, se cree, existió en la cima. El arqueólogo Alejandro Sarabia, quien coordinó las excavaciones, aún se sorprende cuando recuerda lo que hallaron: Ya habían excavado el edificio antes que nosotros". Los especialistas encontraron restos de una fosa de saqueo, la cual podría datar del siglo VII, cerca del final de la civilización teotihuacana. Dentro de ella había una escultura de la deidad del fuego (de 61 cm de altura), que conserva los pigmentos originales, dos monolitos de piedra verde y un fragmento de una pieza del mismo material. No es la primera vez que se encuentra una escultura del Huehuetéotl en la zona -como los mexicas llamaban al dios del fuego-, pero sí es la primera que conserva los pigmentos originales. En las excavaciones que hicieron en 1906 encontraron un brasero y varios símbolos escultóricos de la ceremonia sagrada del Fuego Nuevo sobre la plataforma adosada, por lo que estos nuevos hallazgos refuerzan la hipótesis de que la pirámide del Sol fue escenario de cultos dedicados al fuego. Sarabia explica que la fosa de saqueo -de unos cinco metros de profundidad y cuatro de anchura- pudo haber sido cavada para robar las ofrendas que se ponían al terminar de construir los monumentos; aunque eso es solo una teoría.
Estos descubrimientos sumaron nuevas preguntas a la gran lista que ya tienen los especialistas acerca de la pirámide del Sol: ¿por qué la construyeron? ¿Cómo la llamaron los teotihuacanos? ¿Guarda en su interior la tumba de algún gobernante? ¿Qué técnicas utilizaron los teotihuacanos para transportar piedras verdes tan grandes (una de ellas mide 2.56 m y pesa 955 kg)? ¿Cómo las llevaron hasta Teotihuacán, si esas piedras solo se han encontrado en la frontera entre Guerrero, Puebla y Oaxaca? Averiguar las respuestas no es nada fácil. Sobre todo porque, a diferencia de los mayas, los teotihuacanos -al parecer- no tenían un sistema de escritura; lo poco que se sabe de ellos ha sido gracias a los monumentos, murales, estatuas, figurillas y restos de cerámicas encontrados en las excavaciones. Son varias las hipótesis que se han puesto sobre la mesa para explicar por qué se levantó esta pirámide de 65 m de altura, la segunda más alta de México, después de la de Cholula. Una de ellas, según el arqueólogo Sarabia, plantea que el monumento se edificó en honor del dios del agua, conocido por los aztecas como Tláloc. Otras teorías apuntan a que la construcción podría resguardar los restos de algún gobernante de la ciudad.
Los arqueólogos también estiman que la construcción de la pirámide pudo haber iniciado en el siglo I d.C. y que tomó alrededor de 139 años concluirla. Para tratar de responder algunas de las dudas existentes acerca de una de las más importantes construcciones mesoamericanas, desde hace más de una década un grupo de científicos mexicanos -de los institutos de Física e Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)- trabaja en un proyecto que busca conocer qué hay en el interior de la pirámide. Para lograrlo tienen como aliados a unas partículas elementales del universo llamadas muones.
…En el transcurso del último siglo, se han elaborado varios proyectos de investigación para conocer si la pirámide del Sol resguarda alguna tumba dentro. En 1922, como parte de sus trabajos en la zona, Manuel Gamio abrió un túnel en la pirámide. En 1933, Eduardo Noguera y José R. Pérez construyeron otro que se conectó con el de Gamio. Estos dos túneles están arriba del túnel prehispánico hallado en los setenta. En las excavaciones de los túneles se hallaron restos de figuras de cerámica; incluso, en la base de la pirámide se encontraron algunos restos humanos y de animales, pero nada que indicara que el monumento fuera una tumba. En 1962, Robert Smith, que trabajaba en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), excavó otro túnel en la parte superior de la pirámide; pero no se conocen los informes públicos sobre lo que descubrió. El arquitecto y arqueólogo mexicano Ignacio Marquina registró que todos los cuerpos de la pirámide del Sol conservaban restos de un grueso aplanado, que seguramente cubría en su totalidad al monumento. Y planteó la posibilidad de que ese aplanado fuera de algún color o que estuviera ornamentado con murales. Los arqueólogos que han trabajado en la zona coinciden en que la pirámide del Sol se edificó en el siglo I d.C. También sostienen que se construyó en una sola etapa; aunque en otro momento se hicieron más anchos sus dos primeros cuerpos. La pirámide del Sol, de la Luna y de la Serpiente Emplumada no son similares como estructuras piramidales. La del Sol es la excepción porque es un amontonamiento de tierra orgánica, tierra de los campos de cultivo del formativo, de las épocas precedentes a Teotihuacán", detalla la especialista en esta cultura,Linda Manzanilla.”(https://tuul.tv/articulo/cultura/secretos-guarda-misteriosa-teotihuacan)
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