Villa y Carranza en Sayula, la historia como interpretación subjetiva
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa
El viaje que, a lo largo de un año hemos estado haciendo con nuestros lectores, por la historia de Sayula, ha tenido sus bemoles. Desde lo restringido que fue al principio del mismo, con poco tiempo y magra información; eso sí, con una imaginación muy activa y un gran amor por Sayula, hasta las últimas entregas, más informadas y con un método histórico del cual echar mano, ha permitido que ustedes como un servidor conozcamos cosas insospechadas del municipio, su potencialidad que se proyecta en el futuro y un pasado glorioso. Si pensamos alguna vez que nuestro Sayula fue un siempre un pueblito de mediana importancia en Jalisco, perdido en la inmensidad de la geografía nacional, olvidado y peor aún, ignorado y menos preciado; felizmente, nos dimos cuenta que estábamos equivocados. O al menos esa fue mi intención, al comenzar con estas investigaciones. Ahora se ha desatado una polémica en los medios locales sobre mi competencia para un nombramiento honorífico en el actual Ayuntamiento, que a mí mismo me tomó por sorpresa, del cual no tengo más que agradecer la confianza, sin embargo, con o sin él, un servidor, siempre se ha interesado por la historia de Sayula, no por reconocimiento o dinero, sino por, como ya dije, amor a Sayula. Esto de hurgar en la historia, esto de hacer crónica, tiene que ver más, en este caso, con la historia como ciencia, que con la historia como la búsqueda de verdades últimas que justifiquen cierto orden social, económico o hasta político. Me interesa la antropología social, la filosofía, la historia, por su puesto, y de ninguna manera la trivialidad, lo frívolo, la política de segunda y la polémica con la necedad y la ignorancia, Si alguien cree que lo puede hacer mejor, adelante, aquí es cuestión de capacidad visión y cultivar una cultura amplia, para hacer juicios a la hora de enfrentar los problemas que plantea la interpretación histórica, la investigación y la opinión que la final de cuentas es la tarea última del historiador. El cronista se puede contentar con recabar datos y difundirlos (con una cultura media y una primeria bien terminada se puede llevar a cabo con éxito esta tarea) , el historiador es un poco más ambicioso.
"La historia tiene su estigma, no es posible saber la verdad sobre los hechos pasados, porque todo lo que se sabe está sujeto a la interpretación de quien escribe, y todo el saber en esta disciplina, a raíz de esto, es subjetivo y por lo tanto relativo. Sin embargo, siendo esto innegable, no imposibilita llegar a la verdad, solo la dificulta. Aquellos que nos tomamos el trabajo de desentrañar la historia, comprobamos al cotejar los escritos, quien deduce falsamente y quién no. Solo que nos tenemos que limitar a mostrar sin poder demostrarlo objetivamente, y sólo puede verificarlo aquel que se toma el trabajo de hacerlo por sus propios medios. Normalmente el saber humanístico, se basa en la confianza, ya que pocas cosas podemos comprobar por nosotros mismos,
(Cualquier investigación sobre la histórica de Sayula es así, una visión o versión más de su historia, tal cual el autor la entiende.)
Lo más importante, es nunca olvidar la prudencia que se necesita para juzgar los hechos históricos y las versiones de estos.
Es verdad que es muy difícil juzgar con justicia, dicho de otra manera, hacer un juicio justo sobre los hechos históricos, más sobre los que son de dominio público, y juzgar sin equivocarnos. Es muy difícil juzgar sabiamente porque la gran mayoría de nuestros conocimientos nos vienen de terceros, personas de las que no sabemos muchas veces absolutamente nada, ni las motivaciones que han tenido, ni las influencias o intereses. Incluso nuestros juicios se alteran también con mucha facilidad por nuestras particulares animosidades. No creemos en algo porque nos demos cuenta que es verdad, sino más bien porque nos gusta la versión recibida o por la simpatía que nos inspira aquel que lo dice. La sabiduría en el juzgar esta irremediablemente unida al sabio y la sabiduría tiene que ver con el conocimiento del bien verdadero, la mentira es hija de la maldad y hermana de la ignorancia.
Normalmente no tenemos muchos problemas para creer lo que dice la ciencia, pero en realidad nadie puede comprobar por sí mismo si son verdaderos los datos que esta nos brinda. Es sorprendente la cantidad de cosas que se ponen en duda utilizando éste argumento.
Quiero dejar compartir mi opinión con respecto al controvertido tema de si se deben tomar en cuenta o no los hechos históricos de causas inexplicables, como las sobrenaturales o supuestos sobrenaturales.
Todos sabemos que la ciencia histórica es empírica y especulativa, por lo tanto, me parece correcto basar las investigaciones sólo en hechos demostrables, en datos comprobados, o sea, que hay que dejar afuera todo aquello que excede la materia de estudio. Pero, hay también que tener en cuenta que esos hechos "sobre naturales", (por no tener explicación lógica) no se pueden dejar de lado como si no hubiesen existido, si bien exceden la materia de alguna manera, están implicados ella.
La Biblia, es una profunda reflexión religiosa de los orígenes del mundo y del hombre, para mostrar a la humanidad de todos los tiempos un mensaje religioso.
Sus variados autores religiosos, no la fueron elaborando a lo largo de siglos procurando dar explicaciones científicas de los hechos (no existe la ciencia como la conocemos) y la escribieron de un modo adecuado e inteligible a la mentalidad de sus contemporáneos. No hay que olvidar que todos somos hijos de nuestro tiempo y no podemos evitar los rasgos comunes de nuestra época…En la historia de la humanidad hay ciertos hechos que no se pueden demostrar porque no tienen -como dije antes- lógica humana, porque no son naturales o mejor dicho superan el orden natural. Los historiadores creyentes pueden ver en esos hechos una intervención divina, que el historiador escéptico no puede aceptar.
Ahora bien, un error en el historiador creyente sería el dar como verdad -aunque lo sea- algo que no puede demostrar, pero también es un error opuesto del historiador escéptico, negar hasta los hechos mismos, como ocurre por ejemplo con algunos datos Bíblicos, porque no entran dentro de la lógica, dicho de otra manera, es correcto científicamente no tomar en cuenta lo que no entra dentro del área de investigación empírica, pero no lo es negar también los hechos como si nunca hubieran existido." Guillermo Peña.
Un ejemplo de lo anterior: lo siguiente es un extracto de una investigación histórica que hago para el Municipio de Sayula:
"Sayula durante la Revolución de 1910.
Las crónicas recogidas por Federico Munguía Cárdenas, de las vistas a Sayula de Carranza y Villa, aunque en circunstancias diferentes, uno en campaña a la presidencia de la república y el otro en campaña militar; permiten inferir que el Sayula de la segunda década del siglo XX, era carrancista. Cuando Villa llega a Sayula, varias personas deben huir temiendo las represarías por ser conocidos carrancistas, como los hermanos Larios, hijos de Leonardo Larios, una familia que apoyaba al gobernador Diéguez. Pese a que algunos fueron aprendidos, nada les pasó, fuera del susto, de la amenaza del general fierro de fusilarlos al ser llevados a Ciudad Guzmán. No hubo discurso que recibieran al General Francisco Villa en Sayula, y el encargado de la autoridad municipal, Daniel Aguilar, se escondió por ser autoridad carrancista. Villa al preguntar a la gente del pueblo sobre cómo los trataba su gobierno, y respondiendo estos que bien, mando traer a Aguilar y al coronel José María Contreras quien se identificó ante Villa como coronel carrancista, el primero en alzarse en armas en Sayula contra el gobierno de Porfirio Díaz. Después de hablar con ellos y pese a su filiación política, cuenta Munguía Cárdenas, Villa no tomó represaría alguna. La gente del pueblo fue curiosa a conocer al general Villa, y éste los recibió sentado en un equipal fuera de donde se hospedaba, en el portal Allende, frente a la Plaza de Armas. Las crónicas no mencionan interacción alguna con la gente acaudalada o los terratenientes de Sayula. El caso de la visita de Venustiano Carranza, es muy diferente, según la crónica citada, Carranza es recibido con discursos y una comida en el rancho propiedad de una de las familias más acaudaladas de Sayula, la de Paula Gutiérrez, haciendo alegoría del triunfo constitucionalistas, rodeado de un selecto número de sayulenses que suponemos tuvo acceso al candidato a presidente de la República en febrero de 1916. No se menciona personas que huyeran o se escondieran, aunque el reducto villista en la serranía existía, con Pedro Zamora.
Sayula, no sólo era un sitio con más garantías para los ricos terratenientes de la región, sino que era la plaza natural de estos. Los interese entre tejidos, por parentesco familiar y negocios, control local y regional, de larga tradición, tenían su origen en la antigua Capital de la Provincia de Ávalos. Las acciones más violentas de la revolución, no se dieron en Sayula no porque no existieran contrastes sociales tan extremos como en otras partes del territorio nacional, sino porque la tradición de control de los terratenientes pesaba mucho en la identidad local, y todo funcionaba entorno a ella. El carrancismo fue la cara de la revolución que más se adaptó a Sayula, lógicamente. Mientras que el villismo, se comparó con bandolerismo y pillaje (aun cuando entre la gente del pueblo carranciar, era sinónimo de robar, aludiendo con ello a la costumbre cleptómana de los soldados de Carranza), tal cual se identificó a Pedro Zamora, quien amenazaba el orden oligarca de la región, y era tenido como un bandido cuya leyenda negra, lo hacía temible."
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