LA POLITICA DESDE GAYOLA
Por Rodrigo Sànchez Sosa
La infantilización de lo público es algo sobre lo que se debe reflexionar en nuestra sociedad contemporánea y nuestro entorno inmediato, como lo es el municipio. Desde hace años sufrimos de una condición muy mediocre en los medios impresos locales, como son los casos de colaboradores y directores de seminarios del municipio, no todos, no generalizo, aclarando; hay gente que hace su trabajo de forma cuidadosa y ética. De por si nuestra prensa doméstica es vista con sorpresa por personas que nos visitan, por la cantidad de semanarios impresos y el formato clásico que no se ve ya en las grandes urbes; la sorpresa es doble cuando se leen estos medios, por si ya fuera poco la pésima redacción y la falta de edición (aclaro, de algunos como lloviznando), al interpretar y poner en contexto las opiniones, notas y crónicas que ofertan los medios locales en relación con lo público del municipio; queda al descubierto, no lo que yo creía y comenté muchas veces, la falta de preparación y cultura de quienes escriben con todo el derecho, no se los trato de coartar; sino lo infantil de los razonamientos. Lo público en Sayula tiene una cara inmadura, infantil, por esta causa.
A ver, me explico: Se espera que un líder de opinión, un reportero o un editorialista, sea una persona madura, pues lo público es una responsabilidad social muy seria, y aunque caben la sátira y el humor, con más razón se deben hacer con responsabilidad. Un hombre a los 25 años ha entendido ciertas cosas de la vida que lo alejan de las actitudes infantiles, ha adquirido cierta experiencia en relación a sus limitantes y potenciales, se ha dado cuenta como lo perciben otros y ha aceptado las consecuencias de esto. No quiere decir que alguien más joven, por este siemple hecho esté limitado al respeto; no, de ninguna manera. Habrá gente de 20 o 18 años muy madura, pero entre más descendemos en la escala de la adolescencia, más nos acercamos al niño, a lo infantil, a la inmadurez, el conflicto entre el niño que no quiere dejar de ser y el adulto que emerge en un adolescente, exigiendo relacionarse de forma diferente con la realidad.
Algunos articulistas, editorialistas y reporteros locales, no todos, aclaro, parecen llevar este conflicto personal a la arena de lo público, la opinión. La tendencia de opinión que se pretende crear con una nota, así sea una objetiva noticia la que se pretenda, infantiliza lo público cuando es hecha desde una personalidad infantil. Los intentos por cambiar ciertas actitudes, desplantes y costumbres toxicas en el periodismo local, a través de la auto crítica del gremio o la opinión de expertos, no sólo nunca ha trascendido, sino que se ha tomado como ofensa por estas personalidades infantiles, y no estamos hablando que a quienes referimos, sean personas muy jóvenes.
Por supuesto que las notas, por más amarillistas, falsas, subjetivas e infantiles que sean, influyen en la política local; más cuando tenemos políticos inmaduros discutiendo los importantes asuntos del municipio en cabildo. Entonces tenemos también política infantilizada y como somos apáticos a la política y preferimos pretender que es un asunto no solo sucio y despreciable, sino totalmente ajeno a nosotros, nadie cuestiona lo ridículo e ilógico de las posturas en asuntos serios que nos afectan, a todos. Habrá que ver las reuniones gravadas de cabildo y subidas a youtube, para entenderlo. Desplates, berrinches, chismes, provocaciones, burlas e insinuaciones hasta vulgares se pueden presenciar de nuestros representantes inmaduros. Que entienden oposición como oponerse a todo sólo porque sí. Luego se pasa al ámbito personal y se vuelve una cruzada de egos. Eso no es política, al menos política madura, podrá ser política nivel guardería, párvulo, kínder o primaria, donde el bullying es la moneda de cambio en la diplomacia de la inmadurez ¿Pero en la tribuna más importante del municipio?...
Nadie puede quedar bien con todos, sino no existiera la política. La política nos permite conciliar intereses, entender puntos de vista opuestos desde la razón y los argumentos válidos. Un buen político defiende su punto de vista hasta que el mismo es refutado por consenso y argumentos sólidos que demuestren la conveniencia de adoptar otro y no ese punto de vista, por la mayoría; y aun así, tendrá que negociar los puntos de su postura que crea podrían servir en la propuesta alterna. Eso y no robar, mentir y defraudar con habilidad demagógica, como se le ha hecho pensar a la gente y hasta a los mismos políticos, es la política, una herramienta que evita que por no coincidir las personas terminen matándose unas a otras en guerras.
Las acusaciones, juicios y condenas a diestra y siniestra de algunos tabloides locales, que han hecho de ello su modo de vida, trasformando sus páginas en un reality show de cada semana, como ya decíamos la vez pasada, no puede ser el fundamento de la política local porque nos estanca como sociedad, nos vuelve un chiste como comunidad. Como entretenimiento, está bien, todos tenemos derecho de expresarnos y expresar hasta los más ridículo y sin sentido, pero es un barbarismo llevarlo a la parte sería de la administración pública, que es la política, sólo porque la esfera de lo público admite eso subniveles de realidad.
Esto se vuelve complejo cuando nos damos cuenta que no solamente es cuestión de educación, sino que es un problema de la personalidad, me atrevería a decir una patología personal vuelta social: la infantilización de lo público.
¿Cómo es una personalidad infantilizada en el adulto? A groso modo, y sin ser un perito déjeme proponerlo, cheque usted y compare con periodistas y políticos locales, incluyéndome:
1.- Falta de autocontrol: se dicen o escriben cosas más por impulso del momento que por una razón fundamentada.
2.- Incapacidad de concentración: No hay continuidad en la propusestas ni en los temas que se proponen social o políticamente, es más importante la novedad que impacte, la sorpresa que la responsabilidad con lo que uno mismo propone.
3.- Necesidad exagerada de ser reconocido, tomado en cuenta, llamar la atención: Se inventan, nombres o seudónimos rimbombantes, habilidades, capacidades y se exageran logros personales haciendo fabula de uno mismo.
4.- Inconciencia de la propia incompetencia: No se considera ni por un momento estar equivocado, desinformado o actuando subjetivamente basado en prejuicios personales; se da por hecho la infalibilidad, la propia competencia en todo tiempo y en todo momento.
5.- Incapacidad de empatía: No es posible conectarse emocionalmente con los otros a los que se considera totalmente ajenos e indignos de cualquier consideración, los enemigos, los adversarios; por lo que todo se vale al atacarlos, cuestionarlos o desacreditarlo.
6.- Falta de carácter: No hay convicción propia de nada, simplemente se actúa o no se actúa por berrinche, convencido de la propia verdad que lo justifica todo.
7.- Simplicidad primara, nihilismo ingenuo: No es posible entender a estas personas, son infantiles, no tiene explicación posible su actuar, en última instancia, aunque ellos actúan como si no fuera así. Hacen las cosas por nada, "porque sí", porque pueden. Entenderlas no tiene ningún sentido, simplemente en sus cabezas no hay nada, están vacías, su juego es hacernos creer que hay algo en la nada ¿Para qué? Para nada.
¿Identificó a alguien? Bueno pues ese es el nivel local que tenemos: la infantilización de lo público. En gran parte no son tontos, ni burros, ni malvados, son infantiles.
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