Por lo menos del todo inadecuadas son catalogadas las reparaciones que se llevan a cabo en al Santuario de Guadalupe en el sentido de que se hacen labores sobre un cabezal de una puerta ricamente ornamentada apoyando el andamio, -oiga usted- ¡Sobre la duela de madera!, es decir, ni siquiera un plástico para recoger el polvo que caiga, lo que se denuncia, es una labor del todo inapropiada de acuerdo a la riqueza arquitectónica a la que le están metiendo mano. Es sin duda, una labor que debería estar supervisando el INAH o en su defecto la propia dirección de Obras Públicas del Ayuntamiento. El INAH sobre todo, indudablemente tendría que intervenir como mínimo, emitiendo un diagnóstico técnico sobre las reparaciones y todo tipo de recomendaciones de cómo deberían realizarse. Nos preguntamos, ¿está enterado el INAH?. Preguntando por aquí y por allá nos hemos enterado, (por si les interesa a los hoy restauradores) que hay una escuela en Guadalajara que se llama ECRO, que significa Escuela de Conservación y Restauración de Occidente. EXPERTOS de a de veras, que bien podrían efectuar una labor calificada de restauración tratándose de joyas arquitectónicas como bien lo es el altar del Santuario de Guadalupe. https://semanariohorizontes.con
miércoles, 15 de mayo de 2019
Se realizan reparaciones por lo menos “inadecuadas” en el Santuario Guadalupano
Por lo menos del todo inadecuadas son catalogadas las reparaciones que se llevan a cabo en al Santuario de Guadalupe en el sentido de que se hacen labores sobre un cabezal de una puerta ricamente ornamentada apoyando el andamio, -oiga usted- ¡Sobre la duela de madera!, es decir, ni siquiera un plástico para recoger el polvo que caiga, lo que se denuncia, es una labor del todo inapropiada de acuerdo a la riqueza arquitectónica a la que le están metiendo mano. Es sin duda, una labor que debería estar supervisando el INAH o en su defecto la propia dirección de Obras Públicas del Ayuntamiento. El INAH sobre todo, indudablemente tendría que intervenir como mínimo, emitiendo un diagnóstico técnico sobre las reparaciones y todo tipo de recomendaciones de cómo deberían realizarse. Nos preguntamos, ¿está enterado el INAH?. Preguntando por aquí y por allá nos hemos enterado, (por si les interesa a los hoy restauradores) que hay una escuela en Guadalajara que se llama ECRO, que significa Escuela de Conservación y Restauración de Occidente. EXPERTOS de a de veras, que bien podrían efectuar una labor calificada de restauración tratándose de joyas arquitectónicas como bien lo es el altar del Santuario de Guadalupe. https://semanariohorizontes.con
Por lo menos del todo inadecuadas son catalogadas las reparaciones que se llevan a cabo en al Santuario de Guadalupe en el sentido de que se hacen labores sobre un cabezal de una puerta ricamente ornamentada apoyando el andamio, -oiga usted- ¡Sobre la duela de madera!, es decir, ni siquiera un plástico para recoger el polvo que caiga, lo que se denuncia, es una labor del todo inapropiada de acuerdo a la riqueza arquitectónica a la que le están metiendo mano. Es sin duda, una labor que debería estar supervisando el INAH o en su defecto la propia dirección de Obras Públicas del Ayuntamiento. El INAH sobre todo, indudablemente tendría que intervenir como mínimo, emitiendo un diagnóstico técnico sobre las reparaciones y todo tipo de recomendaciones de cómo deberían realizarse. Nos preguntamos, ¿está enterado el INAH?. Preguntando por aquí y por allá nos hemos enterado, (por si les interesa a los hoy restauradores) que hay una escuela en Guadalajara que se llama ECRO, que significa Escuela de Conservación y Restauración de Occidente. EXPERTOS de a de veras, que bien podrían efectuar una labor calificada de restauración tratándose de joyas arquitectónicas como bien lo es el altar del Santuario de Guadalupe. https://semanariohorizontes.con
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