martes, 11 de marzo de 2025

 El Día Internacional de la Mujer, símbolo de igualdad y equidad.

Por Arturo Fernández Ramírez


En México, de acuerdo al INEGI, el 51.2 % de nuestra población es del sexo femenino, mientras que el 48.8 % es del masculino. Es decir, la propia naturaleza favorece a las mujeres, nos da más allá de la igualdad y equidad entre ellas y los hombres. El problema es que el ser humano, históricamente, es quien ha propiciado la inequidad de género. Por eso, el 8 de marzo, conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, como símbolo de esa lucha por la discriminación y la violencia. Y, si bien hoy en día ha habido significativos avances en la reducción de la brecha entre unas y otros, todavía falta más. En el ámbito público se ha logrado alcanzar un equilibrio en los puestos relevantes, al grado que, por primera vez en la historia de nuestro país, una mujer es Presidenta de la República. Pero en el sector privado las cosas pintan diferente. Por eso, debemos continuar trabajando.

      Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), solo una de cada diez empresas en Latinoamérica cuenta con una mujer en la gerencia principal. En México, las cifras reflejan una problemática similar: de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las mujeres ocupan menos del 10% de los puestos directivos en empresas de gran escala. Lo que significa la existencia de una brecha salarial, baja representación en altos mandos y el sesgo de género en los procesos de selección y promoción laboral.

       Tal situación demuestra que persisten las barreras culturales, sociales y económicas que afectan el crecimiento profesional de las mujeres en los negocios. Limitan su acceso a cargos de liderazgo y oportunidades de actividades remuneradas. En pocas palabras, aunque, como dijimos, en el ámbito público se han logrado avances al grado que, por primera vez en la historia de nuestro país, una mujer es Presidenta de la República. Es necesario seguir trabajando en la igualdad y equidad, poniendo fin a la discriminación y a la violencia.

      Existen muchos instrumentos jurídicos internacionales que atacan de fondo la desigualdad y equidad. Como la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing adoptada por la Organización de las Naciones Unidas el 15 de septiembre de 1995. La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, mejor conocida como la "Convención de Belém do Pará", del 9 de junio de 1994. Entre otros documentos que han forzado a reformas constitucionales para el reconocimiento de los derechos humanos que buscan lograr una verdadera equidad de género.

        Con todo y ello, debemos reconocer que falta mucho por hacer para lograr que las mujeres, por el hecho de serlo, dejen de sufrir violencia y discriminación. Por eso, cobra vigencia el 8 de marzo como símbolo de la igualdad y equidad a favor de ellas y de la sociedad en general. Hasta que se materialicen sus derechos, que, de la letra muerta o de un discurso con tintes políticos, pasen a la vida cotidiana. Ojalá que nuestras autoridades implementen acciones de equidad de género, programas de capacitación y esquemas que fomenten una cultura más inclusiva en todos los ámbitos.


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