Por Arturo Fernàndez Ramirez
MÈXICO, EL SEGUNDO PEOR EN IMPUNIDAD
A propósito de las campañas políticas y de las promesas que están a la orden del día, bien valdría la pena escuchar qué proponen o a qué se comprometen los candidatos en relación a la impunidad que impera en nuestro país.
Es indudable que la falta de castigo a las acciones que son contrarias a la ley y que además dañan a nuestra sociedad, provoca que se sigan los malos ejemplos y que crezcan.
La corrupción por ejemplo es un cáncer social que carcome a todas las instituciones y que en lugar de frenarse, prolifera por todas partes.
Si no hay castigos ejemplares para quienes infringen las leyes, el resultado es que continúan más personas violando el estado de derecho. Y esto, definitivamente a nadie conviene.
Hace días leía un reportaje acerca de la impunidad en donde se hacía referencia que México es el segundo peor en impunidad. Nada halagador ese segundo lugar.
De acuerdo al primer Índice de Impunidad Global (IGI), el parámetro global colocó a México en el lugar 58 de 59 países, casi el peor.
Según ese estudio, un arduo trabajo por reestructurar las instituciones y hacer más eficiente la inversión de recursos podría implicar hasta 20 años en revertir dicha tendencia, es decir, estamos mal y sin querer ser pesimistas, pero no se advierten visos de mejoría.
En este estudio se analizó la información de los 193 estados miembros de Naciones Unidas, aunque de esa cantidad sólo 59 países fueron incluidos por contar con la información estadística suficiente.
Nuestro país se ubicó dentro de las cinco naciones, sólo rebasado por Filipinas y seguido de Colombia, Turquía y la Federación Rusa, con el mayor grado de impunidad a nivel mundial.
En contraparte, Croacia, Eslovenia, República Checa, Montenegro y Bulgaria, resultaron los mejor calificados en la materia.
Este trabajo académico y de investigación detectó, entre otras complicaciones, que hacen que la impunidad se mantengan en indicadores elevados, las deficiencias en la funcionalidad del sistema de seguridad y la estructura del sistema de justicia, debido a que en promedio por cada 100 mil habitantes sólo se cuenta con cuatro jueces.
Aunado a eso, la carencia de una inversión efectiva sobre el destino de los recursos públicos en materia de seguridad también resulta contradictoria, pues en lugar de que en México se invierta en policías, deberían ser los procesos que garanticen la efectividad de las acciones de esos mismos cuerpos policiacos los que reciban una mayor asignación de recursos.
Otro punto importante dado a conocer fue la funcionalidad del sistema de justicia mexicano, como muestra de ello, el análisis que tuvo como editores a Juan Antonio Le Clercq Ortega y Gerardo Rodríguez Sánchez de Lara, demostró una deficiencia donde casi la mitad de la población detenida se encuentra recluida sin sentencia, es decir 46% de todos los casos.
Para la realización del índice se recopiló la información de los reportes especializados de la Oficina de las Naciones Unidas contra el Delito, la Droga y el Delito; del Banco Mundial, y del Banco Interamericano de Desarrollo, además de información pública recabada por universidades alrededor del mundo.
Y como se dijo con antelación, para que México tome en cuenta la conformación de políticas públicas en la materia, podría implicar un proceso de hasta 20 años, una vez que las estructuras institucionales sean lo suficientemente capaces de hacer frente a un fenómeno tan complejo como lo que es la impunidad.
Lo que pasó en países como Croacia o Bulgaria es que tardaron casi 20 años en crear estructuras institucionales, si usara ese parámetro de comparación, México tiene adelante una tarea de 15 a 20 años.
Hasta aquí llega el análisis del reportaje antes precisado. Bastante interesante por supuesto.
Como podemos apreciar, si México se empeña y se esfuerza en combatir la impunidad, lo podrá lograr en un lapso de 20 años. La pregunta entonces que surge un tanto obligada es ¿en cuánto tiempo logrará combatir la impunidad si no existe voluntad mucho menos esfuerzo e interés para hacerlo? Usted estimado lector tiene la respuesta. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com
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