Por Arturo Fernàndez Ramìrez
El pasado 5 de febrero tuvo lugar la celebración del centenario de nuestra Carta Magna, por lo que bien vale la pena dedicar esta edición a tan significativo acontecimiento para la vida de los mexicanos.
Hablar de la Constitución de 1917 es hablar de la tercera que ha tenido México desde que se declaró su independencia; es hablar de un nuevo modelo político que emergió de la Revolución Mexicana.
En su momento, la Constitución de 1917 fue considerada una de las mejores del mundo, sobre todo porque fue pionera en el reconocimiento de los llamados derechos sociales, que hoy a 100 años pareciera que tienden a desaparecer por las supuestas reformas estructurales que los gobiernos neoliberales han impulsado y llevado a cabo.
Los artículos 3, 27 y 123 fueron de alguna manera los más representativos logros de la Revolución Mexicana que fueron plasmados en la Constitución de 1917. Educación pública, laica y gratuita, en el primero; propiedad comunal poniendo fin a los latifundios, en el segundo; y las bases del derecho laboral con enfoque social, en el último numeral citado.
Pareciera que con esta nueva Carta Magna nuestro país sería otro en el que el progreso y la calidad de vida sería para todos, que la Revolución sí haría llegar la justicia para todos.
Lamentablemente, a 100 años de distancia las cosas no han cambiado, por el contrario, hay quienes aseguran que han empeorado. Si antes de la Revolución Mexicana la riqueza nacional estaba concentrada en aproximadamente 800 familias, ahora lo está en cerca de 300 familias. Los millones de mexicanos que viven en la pobreza extrema han aumentado en lugar de disminuir.
Entonces, nuestra situación económica, política y social en realidad no ha mejorado, por el contrario, parece estar peor.
Y ante esto, muchos dicen que es necesaria una nueva Constitución para que las cosas mejoren.
En mi opinión, creo que la solución a nuestros problemas no estriba únicamente en una Constitución, sea la actual o una nueva, sino más bien en que se cumpla y se respete, ¿qué nos ganamos teniendo la mejor Constitución del mundo si nadie la respeta?
Entonces, la mejor manera de celebrar el centenario de la Constitución es luchar para que se respete y se ha cumplir. Si se cumpliera con todo lo que está plasmado en nuestra Carta Magna, tengamos la seguridad de que México sería una potencia en todos los sentidos y no un país tercermundista como lamentablemente nos tienen catalogados. Pongamos lo que esté de nuestra parte para que la Constitución se respete y se haga cumplir. Veremos los resultados muy pronto, de lo contrario, todo seguirá igual o peor con la actual Carta Magna o con una nueva. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com
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