El Ejército Libertador del Sur de Zapata en Sayula y la guerra de exterminio racista del carrancismo en 1915-1919
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula
“…cuando el campesino pueda gritar "soy hombre libre, no tengo amos, no dependo de nadie mas que de mi trabajo", entonces diremos los revolucionarios que nuestra misión ha concluido…"
El General en Jefe Emiliano Zapata
"El objeto de mi participación en la revolución fue expulsar a Huerta del Poder, no deseo seguir luchando por ninguna facción, prefiero regresar a trabajar mi hacienda…"
General Jacinto Cortina a Obregón en 1917.
El 7 de octubre de 1919 el presidente municipal de Sayula Urbano Gómez Arreola sorprendió y batió a balazos en Usmajac a tres individuos bien armados pertenecientes al Ejercito Libertador del Sur del General Emiliano Zapata, quedando herido el jefe del comando, el coronel zapatista, Simón Cortés apodado el Ciruelo, que falleció esa noche igual que su asistente, escapando un tercero y quedando muerto también un policía municipal. A los zapatistas se les recogieron armas y dinero, además de un documento firmado por el General zapatista Figueroa en el cual se les facultaba para reclutar gente en Sayula y promover el movimiento agrarista de del zapatismo en esta región. (véase: Munguía Cárdenas, La Provincia de Ávalos 2012. PP.270)
El presidente municipal Urbano Gómez fue enviado a Sayula para gobernar el municipio ese año por el gobierno carrancista o constitucionalista de Jalisco. Sayula era carrancista entre sus clases altas y terratenientes. A pesar de que Jacinto Cortina se negó a continuar luchando luego del derrocamiento de Huerta al lado de Carranza, algunos de sus jefes y lugar tenientes si lo hicieron, entre ellos personajes de Sayula que luego ocuparían puestos en el gobierno de Carranza incluso la presidencia municipal de Sayula. La visión del carrancismo de la lucha social de 1910, difería de las formas agraristas del reparto de tierras, esto acomodó a los intereses de los hacendados sayulenses que se protegieron del reparto de sus tierras a los campesino o indios como ellos los llamaban. Este relato, con el que iniciamos el texto, nos muestra lo anterior. Detrás de la postura carrancista estaba el clasismo y le racismo de quienes ganaron la revolución en un primer momento , asesinando a luego a Villa y Zapata a traición y tratando de desaparecer su movimiento de la misma forma cobarde y sanguinaria, para proteger sus intereses de clase, aquí encontré un relato del exterminio de los campesino que apoyaban a Zapata en Morelos, que es análoga al acribillamiento de los zapatistas en Sayula por le Gobierno Carrancista de este municipio en 1919:
"En marzo de 1916, el ejército carrancista inició la primera invasión al Estado de Morelos para tratar de acabar con la Revolución del Sur, encabezada por Emiliano Zapata. En julio de ese año, el Ejército Libertador lanzó una amplia contraofensiva que culminó con la expulsión del ejército invasor, en febrero de 1917. Este artículo presenta avances de investigación acerca de la guerra de exterminio y el racismo contra la revolución campesina de México. El 26 de septiembre de 1915, el general Pablo González anunció el objetivo de la campaña militar carrancista contra la Revolución del Sur: "el Cuerpo de Ejército de Oriente se ha propuesto exterminar esa rebelión". Además, manifestó la línea estratégica que seguiría: privar a los zapatistas de víveres, parque y municiones; reducirlos a pequeñas partidas de merodeadores y matarlos "como a fieras dañinas", "no en batallas formales, sino en expediciones de aniquilamiento". Aquella semana, el Mayor carrancista Francisco Beltri refrendó las oposiciones imaginarias de esa guerra de exterminio: "con la bien intencionada mira de hacer labor de humanitarismo", calificó a los zapatistas como "bandoleros de camino real que se limitan a desahogar su impotente rabia de salvaje ferocidad primitiva"; "ineptos para la lucha por un ideal político", "verdugos de la sociedad y asesinos de la patria". Esos discursos de Pablo González y Francisco Beltri anunciaron la guerra de exterminio contra la revolución campesina de México, bajo preceptos racistas. Por medio de múltiples relaciones de fuerza -explícitas e implícitas- construyeron, al mismo tiempo, la extrema inferioridad imaginaria y el enorme peligro de la revolución social, a fin de llevar a cabo la causa carrancista del exterminio.
Carmen Robles. Con el propósito de matar a los campesinos del sur, el ejército de Carranza asumió el ropaje del "humanitarismo". ¿Pero, cómo podría matar, el ejército "humanista", a los campesinos y sus familias, sin convertirlos imaginariamente en animales, colmados de ferocidad y rabia? ¿Cómo podría, ese ejército, presentarse como "salvador", sin inculpar a los zapatistas, como asesinos de la sociedad y de la patria? Finalmente, ¿cómo podrían, los carrancistas, enaltecer su propia fuerza imaginaria -honradez, civilización y capacidad- sin atribuir a los zapatistas el bandolerismo, salvajismo, ineptitud y la carencia de ideales políticos? A través de múltiples despojos, a través de la construcción imaginaria de la inferioridad del otro, el sujeto racista construye su propia superioridad, también imaginaria. En la práctica, este racismo carrancista (humanos contra fieras) buscó respaldar pero, sobre todo, dirigió la guerra de exterminio contra la revolución campesina de México. Asimismo, es posible observar el carácter contrarrevolucionario de esa estrategia en las palabras que expresó Pablo González a Carranza, en esos días: urge comenzar la campaña de Morelos... "Es preciso pensar en la desintervención general de todas las haciendas… Se debe permitir a todos los hacendados que siembren sus tierras". El 3 de enero de 1916, la prensa carrancista publicó un artículo para exaltar la guerra química de alemanes e ingleses; especialmente, el empleo militar de gases y vapores asfixiantes a base de ácido sulfúrico, bromo, cloro, peróxido de azoe y sosa cáustica.
El Demócrata, decreto de Pablo González
Al mes siguiente, en febrero, la prensa informó que en la Maestranza Nacional se fabricaban espoletas para granadas de gas asfixiante, ordenadas por Pablo González, con maquinaria que el coronel Alfredo Breceda trajo de Estados Unidos.[6] Hasta ahora no se ha encontrado otro documento acerca del empleo de gas asfixiante en la campaña carrancista contra los zapatistas. Considero que esto podría deberse a que, en ese año, las granadas asfixiantes ya se preparaban con fosgeno, un gas venenoso incoloro y con olor agradable, como heno recién cortado o como maíz verde. Los síntomas de asfixia no son inmediatos, aparecen en el transcurso de un día y solamente por medio de una radiografía de pecho se puede saber de manera rápida si una persona fue expuesta al gas de fosgeno. El Mayor Francisco Beltri anticipó también otro elemento de esa estrategia de guerra. Puesto que los sabotajes zapatistas a la red ferrocarrilera se habían multiplicado en Veracruz, Tlaxcala y Puebla, el ejército carrancista construiría "casetas blindadas, provistas de fosos y alambradas", con "sistema de señales" y contingentes de tropas móviles que apoyarían este sistema defensivo. Previamente, en las guerras de Cuba y Sudáfrica, esas fortificaciones se llamaron Blockhouses. En la guerra boer, escribió el coronel británico C. E. Callwell, las dificultades para transportar municiones obligaron al aseguramiento de los ferrocarriles con el sistema de blockhouses, que además sirvió como anillo para cercar a los rebeldes. Estas líneas fortificadas también fueron almacenes de municiones y víveres, así como bases operativas para las columnas expedicionarias de aniquilamiento. En 1916, el Ejército Constitucionalista iniciará la construcción de Blockhouses en el ferrocarril de México a Cuernavaca y de México a Toluca.
Adrián Castrejón
Otro elemento importante, en los preparativos para la invasión del Estado de Morelos, fue establecer un sistema de atrincheramiento en el Distrito Federal. Según informe del Comandante de Ingenieros, coronel carrancista Luciano Reyes Salinas, fechado el 11 de enero de 1916, en esas obras participaron oficiales del ejército huertista. Estas trincheras tuvieron reductos de artillería con cúpulas blindadas, reflectores importados para trincheras, con potencia de 6 y 4 millones de pies bujías, y torres de transmisión inalámbrica con alcance hasta Panamá. La línea principal del atrincheramiento tenía 100 km de largo y 180 km de línea extrema. Asimismo, los preparativos para la invasión incluyeron el acopio de información militar. Éste es el caso del interrogatorio forzado que realizó el general y médico carrancista Rafael Cepeda a un prisionero zapatista de 13 o 14 años de edad, detenido en Topilejo. En el informe del interrogatorio, Cepeda reportó: 1. Que en San Pablo Oztotepec, Distrito Federal, radicaba el general zapatista Juan Salazar, con tropa, un cañón de regulares dimensiones y dos cañones de montaña; 2. Que después del combate en Los Frailes, Puebla, Eufemio Zapata se dirigió hacia Atlixco; 3. Que "Emiliano Zapata se hallaba en Tlaltizapán con cerca de cinco mil hombres, con bastantes armas. Agregó que en Atlihuayán (Morelos) está establecida la fábrica (zapatista) de cartuchos y municiones, la cual está dirigida por el que se intitula Ing. Paniagua, sin poder precisar el interrogado qué cantidad de parque se fabrica diariamente". La policía secreta carrancista, que implantó Pablo González en la ciudad de México, también contribuyó con información militar para la campaña antizapatista. 21 de enero de 1916. "Se ha logrado localizar el domicilio del señor Pino, propietario de un taller mecánico, sito en la 4a. de Netzahualcóyotl núm. 120… dicho señor, (tiene responsabilidad) en la fabricación de bombas para los zapatistas". 10 de febrero de 1916. Virginia Barrios, agente especial de policía, comisionada para investigar a profesoras de Nativitas, Xochimilco, reportó más datos sobre el trabajo zapatista en el sur del DF: procedimientos, informantes, correos, parque y contactos en el mercado de La Merced. Dijo: "Que los zapatistas cuando quieren dar algún ataque, mandan a mucha gente disfrazada, para que emborrachen a las tropas constitucionalistas... que muchas mujeres iban y venían a los campos zapatistas... para estarles llevando todo lo que se les ofrece... como informes respecto a los movimientos constitucionalistas, sal, cigarros... que muchas mujeres vienen a México y a su regreso les llevan a los zapatistas barras de dinamita debajo de las enaguas"... que un señor de apellido Castillo y sus hijos apoyan a Zapata con dinero, armas y parque, "que estos señores Castillo viven frente al mercado de La Merced… cuyo edificio, para más señas, tiene un reloj frente a la fachada de la casa"... Finalmente, en cuanto a los preparativos de la invasión, es preciso considerar la implantación de un cerco militar sobre el Estado de Morelos; así como un boquete en la defensa zapatista de la zona de Tres Marías, que se logró mediante la cooptación del general Francisco Pacheco y parte de sus fuerzas.
El dispositivo militar carrancista de "Yunque y Martillo", aplicado en Morelos, consistió en concentrar los golpes sobre las zonas de Cuernavaca y Cuautla. Mientras que la función del "Yunque" fue realizada en el norte del Estado de Guerrero por tropas de los generales Silvestre Mariscal y Joaquín Amaro, con el propósito de impedir el repliegue zapatista hacia las montañas del sur. La invasión comenzó el 12 de marzo de 1916 y para el mes de mayo se completó el control territorial de Morelos. Tierra Arrasada fue la estrategia carrancista en Morelos: implantar el terror por medio de incendio de pueblos, ejecuciones sumarias de ciudadanos pacíficos, concentración de la población y destrucción de siembras. Según manuales de la época, la estrategia militar de Tierra Arrasada buscaba que los insurgentes tuvieran grandes dificultades para conseguir alimentos, a fin de que se ocuparan más por sobrevivir que por combatir. Esto facilitaría las labores de exterminio, que llevarían a cabo contingentes de columnas expedicionarias. Hace cien años, un zapatista de la ciudad de México que operaba en Morelos relató un aspecto de aquella tragedia del pueblo, la migración masiva: El 4 de mayo de 1916 recibimos órdenes de pasar al Estado de Guerrero… En la tarde de ese día, salimos de Jojutla para pernoctar en Tehuixtla, cuyo camino, así como todos los que conducen al Estado de Guerrero, se encontraba congestionado por una emigración en masa de los pueblos que huían de la presencia de las fuerzas constitucionalistas. Casi todos los emigrantes eran vecinos pacíficos de los pueblos… Daba tristeza ver niños pequeños caminando descalzos, bajo el sol ardiente de aquellos días; mujeres llevando pesados fardos, tal vez todo su patrimonio, sobre sus espaldas; hombres materialmente agobiados bajo el peso de sus cereales, la ropa de los suyos y los más indispensables utensilios de la casa; enfermos que caminaban por sus pies, ora apoyados y aún sobre las espaldas de algunos viajeros compadecidos que, naturalmente, no les podían prestar ayuda continua... Pero a la vez que conmovedor, aquel espectáculo era edificante. A todos los animaba un mismo deseo; nadie quería estar bajo el dominio del enemigo y todos preferían la emigración, el destierro voluntario, el sufrimiento lejos del hogar... los constitucionalistas estaban combatiendo a las huestes del sur en forma más dura aún que la utilizada por la misma usurpación (huertista)... Tehuixtla presentaba un aspecto de feria; pero una feria de dolor y de ira...En efecto, si consideramos la guerra económica y su estrategia de Tierra Arrasada, el terror carrancista contra la población civil superó al terror que implantó, previamente, la dictadura de Victoriano Huerta. Otro zapatista, el teniente de caballería Macedonio García Ocampo, entrevistado en 1977 por la joven historiadora Laura Espejel, expuso: ¿Sabe usted?, había una magueyera en mi pueblo y ahí íbamos a recoger el agua miel. La hervíamos y se hacía como miel… Con eso se endulzaba el agüita aquella de hierbas, con eso nos sosteníamos ¿Y no les hacía falta maíz? Sí, cómo no. Por eso mucha gente se murió de hambre. Mucha gente, mucha, mucha gente se moría de hambre. ¿En el campamento las familias no podían sembrar? No se podía. Mire usted, una vez sembramos allá en el monte, así; sembramos y llegaron los constitucionalistas que nos iban persiguiendo y, mire usted, los elotes del maíz que iban a jilotear, los alzaban así y los tiraban. Ahora el lema que llevaban ellos era de matarnos de hambre. Si no de balas, de hambre nos habían de matar. Además, durante la ocupación carrancista hubo masacres de civiles indefensos, en varios poblados de Morelos, como Jiutepec y Tlaltizapán. Pablo González decretó: "todo individuo que, sin pertenecer al Ejército Constitucionalista, camine en un perímetro menor de 60 metros sobre la vía del ferrocarril, en la línea de operaciones de Morelos, será pasado por las armas sin más requisito". En mayo, la prensa carrancista anunció, con orgullo, la llegada de 1,000 prisioneros zapatistas a la Cd. de México. El general Benjamín Hill, Comandante Militar de la plaza, declaró a la prensa que estaba dispuesto a deportarlos a Yucatán, "en cuya entidad y bajo la vigilancia de las autoridades civiles y militares, tendrán oportunidad de trabajar". Tierra arrasada, familias devastadas. Racismo, esclavitud y muerte. Tal fue el núcleo de la estrategia carrancista, en su guerra de exterminio contra la revolución campesina de México."
Una parte de esta nota (pretenciosamente denominada "reportaje de investigación") ha sido copiada textualmente, sin crédito alguno ni al autor, ni a la revista electrónica "En el volcán insurgente", de la cual se extrajo. El plagio no favorece en nada la imagen de su blog ni la del supuesto "cronista de Sayula", quien presenta como propio un trabajo que no realizó.
ResponderEliminarPor ello es recomendable que Sayula se busque el cronista que merece y no ésto. ¿Quién y cómo se nombra a los cronistas? ¿se define en una rifa, es una ocurrencia, una broma o de dónde salen? De seguro existen pobladores de Sayula con mejor nivel para esa encomienda.