Por Arturo Fernàndez Ramìrez
Hace unos días el presidente de la República Enrique Peña Nieto aseguró que la población podrá consultar el destino de los recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) en la página de Transparencia, donde se podrá conocer cómo se destina ese dinero a las entidades federales y los mecanismos de apoyo.
De acuerdo al mismo gobierno, el Fonden "es un instrumento financiero mediante el cual dentro del Sistema Nacional de Protección Civil, a través de las Reglas de Operación del propio Fondo y de los procedimientos derivados de las mismas, integra un proceso respetuoso de las competencias, responsabilidades y necesidades de los diversos órdenes de gobierno, que tiene como finalidad, bajo los principios de corresponsabilidad, complementariedad, oportunidad y transparencia, apoyar a las entidades federativas de la República Mexicana, así como a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, en la atención y recuperación de los efectos que produzca un fenómeno natural, de conformidad con los parámetros y condiciones previstos en sus Reglas de Operación".
Y su objetivo es "Atender los efectos de Desastres Naturales, imprevisibles, cuya magnitud supere la capacidad financiera de respuesta de la dependencias y entidades paraestatales, así como de las entidades federativas."
Estamos hablando de recursos públicos, pero ¿y los apoyos privados?
Como nos hemos dado cuenta a través de los medios de información, afortunadamente se ha recibido mucho apoyo para los damnificados, no solo proveniente de nuestro país sino de otras naciones que se han solidarizado con nuestra desgracia.
Entonces, aquí lo importante es que todo ese apoyo, tanto público como privado, llegue a los damnificados para que se les pueda resarcir aunque sea en parte el daño sufrido.
Y digo en parte porque muchas veces los daños sufridos son irreparables como en la muerte o lesiones que dejan secuelas de por vida.
¿Por qué se debe garantizar que toda esa ayuda llegue a los damnificados? Sencillo, porque muchas veces no llega, porque hay quienes lucran con las desgracias humanas y buscan la manera de perjudicar más.
Es por eso que es importante que la ciudadanía continúe participando de manera activa como hasta ahora lo ha hecho, para que supervise que el apoyo, en efectivo o en especie, realmente llegue a los damnificados, evitando así todo acto de rapiña o de corrupción.
Y la mejor manera es no solo participando activamente, sino también de manera organizada.
La ciudadanía debe convertirse en el principal fiscalizador de todos los apoyos que sean enviados a los que sufrieron de manera directa los efectos de los sismos del mes pasado de septiembre.
Ojala entonces que así suceda y que la transparencia de los recursos para los damnificados sea en el ámbito público y privado. Comentarios y sugerencias al correo electrónico artuferam@hotmail.com
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