Por Arturo Fernàndez Ramìrez
Tal y como se vaticinaba, a nivel nacional Andrés Manuel López Obrador se alzó con el triunfo para la presidencia de la República. Atrás quedaron los miedos de otro posible fraude como en 2006.
La gran diferencia entre aquella elección y la de hoy es que ahora López Obrador aglutinó un mayor respaldo popular, lo que impidió un posible fraude electoral.
Además, hay que decirlo, en esta elección pactó con sectores sociales y políticos que en 2006 rechazó por ser polémicos o cuestionados. Simplemente López Obrador aplicó la máxima consistente en que lo importante es ganar.
Hay quienes dicen que López Obrador asume posturas radicales y eso le dificultará gobernar.
Sin embargo, en mi opinión, debemos tomar como referencia su ejercicio de gobierno al frente de la Ciudad de México en donde no solo alcanzó los mayores rangos de calificación y aceptación entre sus gobernados (alrededor del 80%) sino que fue además, fue reconocido en varias ocasiones como el mejor gobernante a nivel internacional.
Y este reconocimiento internacional fue hecho por un organismo ajeno a la Ciudad de México y de nuestro propio país, por lo que fue un tercero imparcial quien hizo la evaluación a los gobernantes de las principales ciudades del mundo, habiendo otorgado el primer lugar a López Obrador.
Entonces, esto de alguna manera nos da una idea clara de que como gobernante Andrés Manuel López Obrador, es mesurado y lo hace bien.
Por eso, ante los rotundos fracasos de los gobiernos emanados del PAN y del PRI, López Obrador se convirtió en una gran esperanza de millones de mexicanos, sobre todo los de las clases sociales más marginadas y de quienes deseaban un cambio verdadero en México.
Además, tanto en la cámara de diputados como en la de senadores, logró una mayoría contundente, lo que le permitirá gobernar de una mejor manera sin estar sometido a chantajes ni presiones políticas de las otras fuerzas.
Consecuentemente, la esperanza sigue siendo que con López Obrador México saldrá adelante, pero aquí es importante precisar que para que esto suceda también nosotros debemos cambiar, no debemos esperar a que todo lo haga el gobierno, sino que como ciudadanos tenemos la obligación de cooperar y poner nuestro granito de arena.
En el caso de Jalisco, el triunfo de Alfaro fue similar al de López Obrador, además de que también contará con una cámara de diputados con una clara mayoría, por lo que dados los antecedentes de Enrique Alfaro en Tlajomulco y Guadalajara, se espera que a Jalisco le vaya bien.
Los fuertes liderazgos de López Obrador a nivel nacional y de Alfaro a nivel estatal, se impusieron.
Referente a la elección de los senadores, finalmente se alzó con el triunfo la fórmula encabezada por Clemente Castañeda y lo sorprendente fue que Kumamoto de haber iniciado en primer lugar, pasó al segundo y quedó hasta el tercer lugar, quedando fuera de alcanzar un escaño en el senado.
En el ámbito municipal por supuesto que también se definió la elección, habiendo optado una mayoría relativa por la planilla del candidato independiente.
Concluida la jornada electoral, llega el momento de esperar a que una vez que tomen posesión de su cargo, cumplan las promesas que en las campañas se hicieron.
No olvidemos que ya existe la figura de la revocación de mandato y que el pueblo la puede utilizar si un gobernante no cumple con lo que prometió. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com
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