Política y golpe de estado
Por Rodrigo Sànchez Sosa
Un golpe de Estado es la toma del poder político de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado.
El reciente y contundente triunfo de Andrés Manuel López Obrador, trae al poder a un político de izquierda con una larga trayectoria en la lucha social del pueblo de México; pero sobre todo y por primera vez desde Lázaro Cárdenas, la presidencia de la República queda en manos de alguien ajeno a las elites que han gobernado la federación en complicidad con una camarilla patronal, un montón de oligarcas banqueros e intereses extranjeros. No es tan fácil sacudirse los intereses ilegítimos de este sector de la sociedad mexicana y sus cómplices que apenas representan al 1% de la totalidad de población o quizás menos. Se habla de 13 familias que controlan el país, lo cual es ya de por si patético. Estos intereses coludidos con otros trasnacionales que operan en una geopolítica financiera llamada globalización, un mantra para los oligarcas, opondrán por supuesto resistencia a los resultados del pasado domingo en las urnas mexicanas. Resistencia que comienza a dar la cara en televisión y redes sociales hoy. Se va, desde hacer énfasis en una supuesta desconfianza de los inversionistas nacionales y extranjeros en el nuevo gobierno, hasta la supuesta, también, afrente de López Obrador al ejército y la marina al criticar este a los líderes castrenses y el actuar de las fuerzas armadas, durante su campaña. Incluso se va al exceso en esta "notas chinga quedito" en los medios al criticar un gobierno que aún no toma posesión- Con todo lo que esto como análisis pueda parecer errado, las evidencias en las redes de esta campaña es manifiesto en redes sociales y medios convencionales controlados por la iniciativa privada; por otro lado, las fuerzas retrógradas, dentro de lo formal y de frente al nuevo presidente electo, parecen llamar a la reconciliación e incluso Obrador se reunió con lideres empresariales esta semana; pero, la campaña de descredito con tintes de amenaza continua en medios. Los intereses contrarios a los del pueblo de México, no sólo mueven sus influencias, cabildean y intentan pactar, detrás está un discurso más preocupante, el de un golpe de estado.
Puede que lo que describimos, como actitud de quienes acusamos aquí, sea bravuconada, pero puede que no. Uno de los sistemas de noticia más importante a nivel nacional, cuyos intereses están permeados por la visión de la clase empresarial mexicana y sus organismos, MVS noticias, que monitoreo; si, si la misma que despidió injustamente a Carmen Aristegui por denunciar la corrupción en el caso de la famosa ya "Casa Blanca" de Enrique Peña Nieto y que antes intentó lo mismo tras que la periodista citada pusiera en la discusión pública el alcoholismo de Felipe Calderón, entonces presidente de México; dicha empresa, fiel a su línea editorial respalda la campaña contra el nuevo gobierno de México antes de que este tome posesión de su encomienda. En un falso discurso democrático, el noticiero matutino de la empresa esgrime la obligación de vigilar al gobierno de Obrador como si este fuera producto de un proceso electoral ilegitimo, además de probadamente incompetente y digno de la mayor de las desconfianzas. Pero, lo más preocupante es que, un asesor en temas de fuerzas armadas de dicha empresa, al que no justifica más que su propia acreditación como tal, y por supuesto el aval del noticiero; salió el pasado 4 de julio a advertir que las fuerzas armadas de México Marina y Ejército, no necesariamente verán a Obrador como su jefe supremo, advirtiendo veladamente que podrían desconocerlo en un momento dado. Cita esta la descalificación de Obrador de las mismas en su discurso de campaña, y las señala como instituciones autónomas del estado mexicano y adheridas a este por una situación de lealtad, puramente ético. Dijo claramente este supuesto "especialista" que, para el ejército, primero era México, luego los mexicanos y al final el comandante supremo (el presidente de la República) por representar a los mexicanos. El discurso de este "especialista" ponía el acento en el carácter independiente del ejército y la marina mexicanos del poder político. Las lecturas que de aquí se desprenden, con respecto a la postura del sector de intereses más poderoso del país, los dueños del dinero, es que no están de acuerdo con la decisión del pueblo mexicano, que fue mayoritaria, e intentarán revertirla de ser necesario, para ello parecen decirnos con quién está el ejército y marina armada, la fuerza letal del estado mexicano que nos recalcan a los ciudadanos, no obedece a la política sino a sus propias reglas y ética. Preocupante.
Esta misma semana, en el número especial de Horizontes de las elecciones, en este mismo espacio, escribía un servidor, sobre el paralelismo histórico del contexto político en 1910 y 2018 en Sayula relacionado con la trasformación político y social que representó el movimiento maderista en México de ese tiempo y el movimiento Obradorista hoy. Recordemos que Madero triunfó en las elecciones de 1911 y que Huerta usurpó el poder mediante un golpe de estado, las fuerzas reaccionarias respondieron a la afrenta en las urnas del maderismo. No fue una sola persona la que transformó al país, ciertamente, fueron todos los mexicanos de entonces que tuvieron que enfrentar no sólo al estado corrupto de Díaz y Huerta, sino a los intereses coludidos con ellos. Hablar de que la agenda de las mayorías se impuso al triunfo de la revolución es ser inexactos, los intereses de los campesinos no sólo no fueron atendidos, sino que sus líderes fueron asesinados, Villa y Zapata, para dar prioridad a interese contrarios de pequeños propietarios a los que desfavorecía la política agrarista de Zapata y Villa.
Lo que líneas arriba describía, de lo que me parece hoy pasa, se compara a este análisis histórico, los intereses al triunfo de una revolución política y social que los desfavorezca, no se dan por vencidos y buscar revertir incluso con las armas el proceso de cambio que los deja al margen de lo que por derecho consideran suyo, los privilegios. El cinismo con que se esgrimían estos privilegios, el último en redes sociales del hijo de un alto mando de ejercito que vivía la vida ostentosa de un multimillonario, nos pone en perspectiva de lo que podría pasar, si este nuevo gobierno que consideran una amenaza estas clases sociales, se consolida en contra de sus privilegios e intereses. Eso es lo que leemos en las actitudes desafiantes, aunque veladas, de los voceros de los dueños del dinero y sus socios.
¿Profetizo un conflicto civil en México? no necesariamente, pero tampoco lo descarto a pesar del ejemplo de civilidad que dio el pueblo en las urnas el domingo pasado. Las posturas de los privilegiados en México, es la de no abandonar esos privilegios y eso es lo grave. Debemos ser conscientes los ciudadanos que en estas circunstancias, las revoluciones de terciopelo no existen y no debemos bajar la guardia con el triunfo de MORENA. La trasformación no depende de un sólo hombre es cierto, tarde o temprano los mexicanos tendremos que refrendar nuestra apuesta al cambio y los que se oponen lo harán con todo lo que tienen, con la ventaja, nosotros, de que somos más. Misma ventaja de las mayorías en 1911 que tuvieron que luchar por el ideal usurpado por los reaccionarios que también se negaban a abandonar sus privilegios.
La posibilidad de un golpe de estado en México luego de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, es una posibilidad no tan remota ni exagerada, aunque insertos en una geopolítica global los efectos podrían ser menos severos. Lo que podría pasar también es que esta revolución o cuarta trasformación se frustre como la primavera árabe o los proyectos en Brasil, Argentina y Ecuador en el sur del continente, que apuntaban a una alternativa al modelo impuesto. Desatendernos de la política gringa sería no ver el cuadro completo, y el espaldarazo de Trump a Obrador merece una lectura aparte.
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