La Constitución de 1917, de las mejores del mundo
Por Arturo Fernández Ramírez
Aun con los cientos de reformas y adiciones, consideramos que, en teoría, nuestra Carta Magna sigue siendo una de las mejores del mundo. Solo falta que se respeten y se cumplan en su totalidad los derechos ahí consagrados, para que también lo sea en la realidad. En el periodo neoliberal hubo modificaciones sustanciales que pretendieron cambiar la esencia que en su momento tuvo en 1917. Como en materia agraria, en la rectoría del Estado sobre los hidrocarburos, entre otros rubros. Con todo y ello, debemos reconocer que, a 108 años de su promulgación, su contenido continúa siendo de corte social, buscando favorecer a las y los más desprotegidos. Corresponde a cada uno de nosotros cuidar esas prerrogativas, pero, sobre todo, que se materialicen.
Los antecedentes de la Constitución de 1917 se remontan a la Revolución Mexicana que estalló en 1910 y al Plan de Guadalupe decretado el 26 de marzo de 1913. Con el que se desconoció al gobierno de Victoriano Huerta, a los poderes federales y a los gobiernos estatales que lo reconocieron. Nombrándose como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista a Venustiano Carranza. Quien, el 12 de diciembre de 1914, realizó las Adiciones a dicho Plan de Guadalupe, que, contempló elecciones al Congreso de la Unión.
El 14 de septiembre de 1916 Carranza expidió el Decreto que estableció las Modificaciones a las Adiciones al Plan de Guadalupe. Destacando que: "el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, convocará a elecciones para un Congreso Constituyente".
Proponiéndose las reformas indispensables a la obra de los Constituyentes de 1856-1857. Es decir, el proyecto original era reformar la Constitución de 1857, que siguiera vigente, pero adecuándola a la realidad social del momento.
A la postre se creó una nueva Carta Magna, misma que en la sesión solemne de Clausura del Congreso Constituyente, el 31 de enero de 1917, se llevó a cabo su juramento. Promulgándose el 05 de febrero de ese mismo año.
Debemos reconocer que, a 108 años de su promulgación, se le han hechos cientos de reformas que pudieran haber dado como resultado que hoy en día tengamos una Constitución distinta. Sin embargo, como instrumento jurídico que debe adecuarse a los tiempos que se vivan, lo más importante es que se mantenga la esencia social, buscando favorecer a las y los más desprotegidos.
Si leemos los 136 artículos que la componen, veremos que, si se respetaran los derechos humanos ahí consagrados, México debería un país de primer mundo. Por eso, corresponde a cada uno de nosotros cuidar esas prerrogativas, pero, sobre todo, que se materialicen, que se lleven a la práctica y que dejen de ser letra muerta.
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