EDITORIAL: La paradoja de la vida
Reza un refrán popular: Dios nos perdona siempre, los humanos en ocasiones perdonamos, pero la vida jamás perdona. Nunca te irás debiéndole, aquí pagarás antes de irte.
En los anales de la historia existe un relato que nos cuenta de un señor llamado Zaleuco de la ciudad de Locri en lo que ahora es Grecia; sucedió un caso que enseguida relato.
Este hombre pasó a formar parte de los sucesos del pueblo debido a que fue quien creó las primeras leyes y de él hacen referencia varios filósofos como Pitágoras y Carontas.
Escribió y propaló legislaciones que dieron pie a muchas normas entre los diferentes países de aquel tiempo; propuso penas duras e inconmutables ante las violaciones a la convivencia y respeto de los ciudadanos sus cosas y sus personas.
Una de éstas, decía que quién cometiese adulterio deberían serle extirpados ambos ojos.
Resultó que el hijo de este magistrado fue encontrado en flagrante delito con mujer no propia y detenido para ser presentado ante el juzgador mismo, Zaleuco.
Este señor tras examinar el caso fue riguroso ante la ley y dijo: la pena es que deberán serle extirpados los dos ojos y yo como juez y como padre tengo dos responsabilidades que debo acometer, corresponde sacarse dos ojos; pero será de la siguiente manera: uno se le retirará a mi hijo y el otro me lo quitarán a mí, porque yo no tuve la entereza de corregir y educar al niño que me fue confiado por la naturaleza. Por lo tanto, también soy culpable.
Este relato viene a ser una paradoja para el muchacho que bloqueó con autos de lujo el puente atirantado de Lázaro Cárdenas de Guadalajara y que al andar el tiempo se volvió a saber de él cuando golpeó inmisericorde e iracundo a una mujer mayor que él y sin posibilidades de defensa. Sólo por un incidente vial. La señora puso la denuncia, las redes sociales le dieron la publicidad suficiente y no quedó a los jugadores más opción que apegarse a lo establecido por los reglamentos y tratar el asunto como un intento de feminicidio.
Acaba de pasar el juicio y le endilgaron a "Fofo" 17 años y medio de cárcel; la madre lloró y el hermano imploró; pero la vida está cobrando.
Nos sirva esto para la reflexión: cuántos padres y/o madres estamos creando pequeños reyezuelos monstruosos haciéndoles creer que son dignos de tener todo a cambio de sólo caprichos ¿nos haría falta un juez como Zaleuco para que se asumiera la responsabilidad de los padres? ¿Cuántos ojos, manos, pies o cárcel seremos merecedores por la delincuencia desatada y la aspiración a sicario de nuestros hijos que no formamos como verdaderos hombres dignos y éticos?
Y cómo dicen los argentinos: "¡eh che, que tú también tenés tu historia!" así le decimos a las instancias de gobierno desde municipal, estatal y federal; los diferentes credos y religiones también tienen parte.
¿Cuántos secretarios de educación, de cultura, rectores de universidades, directores de escuelas, ministros de religión o sacerdotes deberían estar sin un ojo o mano? Los programas educativos están dedicados a la producción, a lo técnico, profesional, biológico y a ramas científicas, económicas y legales, pero se les olvida lo más importante: el hombre, el humano, su cuerpo, alma; soslayando la dignidad y formación del ser.
Moises Zepeda Gomez./ Para Horizontes de Sayula
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