Por Federico González Alfaro
Algunos templos antiguos en Latinoamérica, especialmente los construidos entre los siglos XVI al XVIII, por su aspecto y por algunos elementos de filiación castrense, se puede deducir que fueron construidos con un doble propósito: religioso y militar.
Sin embargo, nada más falso que eso. Si bien, algunos templos tienen almenas y otros, como en el caso de Sayula, disponen de aspilleras, como las de la escalara del templo parroquial de Sayula. Vestigios del antiguo templo, son solo elementos decorativos, no son, ni por mucho, elementos de filiación militar. En Europa se les conoció, como elementos militares de utilería.
Una aspillera, es una abertura vertical, estrecha y profunda, construida en muros y torres para poder permitir disparar a través de ellas.
Las aspilleras de la torre parroquial, son simplemente ventanas. Los contrafuertes, limitarían completamente su utilidad táctica militar y su disposición dista mucho de ser estratégica.
Entonces ¿Por qué los frailes simulaban conventos o iglesias fortalezas?
La respuesta es muy sencilla, pero a la vez muy profunda. Si se empleaban elementos de filiación militar en las construcciones religiosas, era porque se quería dejar en claro un fuerte mensaje: "Estaban frente a unas fortalezas, no militares, sino frente a verdaderas FORTALEZAS ESPIRITUALES", fortalezas de la Fé cristiana o la "Fé verdadera" en tiempos coloniales. Los frailes constructores no eran nada bobos, sabían perfectamente como sacar el máximo provecho hasta de detalles aparentemente simples o insignificantes.
Las aspilleras, no son simplemente un simbolismo, llevan toda una carga psicológica detrás de ellas.
La conquista espiritual, dio a la arquitectura no solo en Sayula, en toda América Latina un ingenioso y bien calculado programa de funciones para desarrollar su actividad.
Nada, absolutamente nada, en un templo antiguo, esta puesto sin tener una razón de ser.
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