“Corrupción del gobierno y crimen organizado es lo mismo”
Por Rodrigo Sànchez Sosa
México en este momento de su historia, tiene dos problemas apremiantes que no sabe exactamente cómo resolver. No es para menos, ambos implican una unidad y organización que no se ha logrado. El asombro del mundo por nuestro país, más por sus bellezas naturales, su diversidad cultural o riqueza en recursos, es su capacidad de soportar las condiciones que imponen estos problemas y sus consecuencias. Muchos otros países en el mundo, incluidos países pequeños y económicamente más humildes, han aguantado la mitad de lo que nuestro país ha soportado por estas causas. Es todo un reto para sociólogos, economistas, politólogos e historiadores explicar esta actitud del pueblo mexicano. El enigma no es sencillo de resolver, las explicaciones resultan parciales en el mejor de los casos y lejos, muy lejos estamos los mexicanos de explicarnos a nosotros mismos en un lenguaje directo y accesible al grueso de la población. No es ningún avance reconocer nuestra educación deficiente y adoctrinamiento mediático como masa. Nuestro rezago histórico y múltiples estadios contemporáneos de etapas históricas a lo largo del territorio de la República, es sólo parte de lo que se podría argumentar como una razón subyacente a nuestro letargo y división. Es una pena que en México convivan como válidas ideologías de izquierda con discursos autoritarios de derecha y un neoliberalismo económico visto como la única explicación posible de la realidad del mundo. Mucho más patético que este eclecticismo caricaturesco forme coaliciones, frentes políticos y pretende ser representado por un candidato.
Pero volvamos a nuestro postulado inicial ¿Cuáles son estos problemas no resueltos que representan el lastre mayor de nuestro país? Pocos estarían en desacuerdo conmigo en que es la corrupción y el crimen organizado los problemas postergados que nos mantienen de rodillas como nación. También pocos podrían platear una solución real y eficaz a corto plazo a los mismos y menos podrían asegurarnos que un conflicto civil aseguraría un futuro mejor para el país. No es para menos la parálisis que enfrentamos. Somos un país diverso y aunque no se ha querido reconocer en el discursos nacionalista de los años cuarenta, cuyo antecedente fue el liberalismo decimonónico, la unidad es forzada en esos términos: el que la realidad económica social y cultural de los estados en la frontera sur y norte de nuestro territorio nacional, no sólo sea un contraste entre ellos sino que se diferencie del centro de la República, no se puede sino deducir que, quienes controlan el país imponen una hegemonía no histórica sino en base a los intereses de un pequeño grupo que, como se sabe. sólo representa el 1% de los habitantes de este país. El otro 99% vivimos una realidad económica, política y social impuesta que nos somete. En palabras sencillas esto no es técnicamente una democracia, dado lo diverso del país. Los interese de las mayorías no están representados en el poder político, mucho menos en el corporativo.
De lo anterior se deduce algo muy sencillo: corrupción y crimen organizado, es lo mismo. La corrupción es el crimen organizado en el gobierno y las corporaciones nacionales y extrajeras que controlan la economía nacional. De ahí la complicidad, la impunidad, el encubrimiento, el lavado de dinero y la manipulación mediática de las masas. Las instituciones nacionales se han corrompido, están en manos del crimen ¿Se ha preguntado por qué el combate al narcotráfico no se da en el ámbito financiero? ¿Será posible que los grandes bancos y las grandes empresas nacionales como extrajeras no participen de un negocio que genera miles de millones de dólares al año en este país? ¿Cómo es posible que sobre vivan negocios ilícitos sin los bancos en México? ¿Cómo es posible que hacienda no se percate de actividades ilícitas de sus "contribuyentes" que mueven tanto dinero sucio?
Se escucha injustamente la acusación de que somos un pueblo corrupto los mexicanos, que somos criminales y por lo menos las políticas de un país en el mundo, Estados Unidos, parten de esto para justificar sus posturas anti migrantes. Pero ¿Cómo podemos responder todos los mexicanos por el 1% de la población? Porque es ese porcentaje de la población, como arriba mencionábamos, la que impone esta realidad de crimen corrupción y sus consecuencias: empobrecimiento, violencia y muerte que padecemos.
La única manera que se me ocurre para entender un poco nuestra actitud de parálisis frente a la realidad, es que nos creemos el discurso de que ese México que nos han vendido como suvenir de partido de futbol de la selección nacional, es el real, que realmente el crimen y la corrupción es parte de la identidad de un pueblo. Es decir, el control de este 1% de la población sobre el restante 99% se basa no en la fuerza, sino en la simulación de esta. Entre más se refuerce la imagen falsa del México televisa, más se afianza el control, que implica la intimidación y el sometimiento del país. La música popular en todo el territorio nacional, en su mayoría, no habla de una realidad actual sino de este mismo discurso, implícita o explícitamente, haciendo apología del crimen y volviendo a los criminales héroes populares A quién beneficia esto sino a los dueños del poder, a los corruptos y criminales de este país y sus socios extranjeros. Si controlas la cultura popular a este nivel, controlas el país. Cosa sencilla en México cuando por años un partido hegemónico y un monopolio mediático construyeron una infraestructura de adoctrinamiento de masas eficiente y compleja, cosa de apoderarse de esta, tal como sucede. Cosas mínimas para ejemplificar y digo "mínimas" porque mediáticamente se minimizaron: En los últimos años está el ejemplo de las camionetas de televisa trasportando dinero para el narco sud americano que fueron detenidas en Nicaragua por la policía de aquel país ¿Fue investigada la empresa? ¿Fue llamado a declarar su dueño o altos ejecutivos de la misma? ¿Se explicó a la opinión pública alguna vez qué fue lo que exactamente pasó? Otro más: el caso Carmen Aristegui y MVS que implicaba el escándalo de la casa blanca de Peña Nieto, donde corporaciones y gobierno se coludieron para intimidar al periodismo de investigación y la denuncia de corrupción de la presidencia de la República. Más recientemente las implicaciones de Julión Álvarez y Rafa Márquez con el crimen organizado que hizo la autoridad gringa , sin olvidar las ejecuciones de famosos cantantes del género popular desde Valentín Elizalde hasta el cantante de la Banda Cuisillos. Nada esclarecido, ni nadie enjuiciado, ya no digamos el actual escándalo de Odebrecht. Es más que claro lo que está pasando en el país, pero preferimos seguir soñando con el falso México que nos venden estos criminales. Televisa sigue siendo una empresa importante en México, Carmen Aristegui sigue vetada de los medios corporativos nacionales, los conciertos de Julión Álvarez se siguen llenando y Rafa Márquez fue exonerado por la televisión y la autoridad, así sin más, sin detalles ni explicación. El control es impresionante.
La educación es otro coto de poder de los corruptos y criminales. Desde la educación se podría generar no sólo una resistencia, sino un cambio importante para el país; pero, los tentáculos de este poder de ninguna manera dejarían este frente desprotegido. La ortodoxia neoliberal dicta un discurso educativo (las competencias) que se impone en la mayoría de universidades en México y en el sistema público de educación; la necesidad de control sobre los sindicatos de maestros como la CENTE y algunas secciones del SNTE, que produjeron muertos y violencia en los estados pobres del país como Chiapas y Oaxaca, son parte del plan de control del sector; así como los conflictos con las normales rurales que generaron la desaparición y muerte de 43 normalistas en Ayotzinapa Guerrero. El poder que somete al país controla también la educación desde el kínder hasta la universidad y con ello asegura su reproducción y futuro.
El control político en México está también en manos de la corrupción y el crimen. Los partidos políticos todos, están infiltrados, sería ociosos enumerar los ejemplos que lo implican: Baste decir aquí que en todos los partidos políticos se podrían encontrar ejemplos de coalición del crimen con estos: diputados, senadores, gobernadores, secretarios de estado con nexos criminales. De la corrupción no es necesario, por obvio, mencionarlos.
Los frentes están cubiertos, pero la resistencia también es una realidad, una realidad que no se concreta debido al enorme control de las masas que tiene el poder de los corruptos y criminales; aun así, la resistencia, dentro y fuera de las instituciones, persiste y se manifiesta de una u otra forma. En las calles la conciencia de esta tragedia crece, junto con el descontento de las condiciones en que somos obligados a vivir por este 1% de la población, Sin embargo, apenas si son ingenuas las reacciones. Es necesario un acontecimiento que siembre este letargo y ponga en evidencia ese México caricaturesco que sustenta el México corrompido y criminalizado, para que se transforme el país, cosa difícil tanto de prever como de explicar la forma que habrá tomar para manifestarse. Definitivamente no son estas protomanifestaciones de protesta tibia de últimas fechas las que lograran esta sacudida que tendría que ser mayor que un terremoto de 8 grados para despertar al México real, como tristemente vimos. Esperemos el 2018 y no perdamos de vista dos factores importantes en la política: AMLO y Marichuy. Tal vez seamos testigos de un parteaguas en la historia de México.
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