Los Arquetipos ancestrales en la conceptualización
simbólica del Centro Cultural el Páramo
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula
“Muchas veces los poetas crean imágenes en su mente que, al ser traspasadas al papel, forman figuras a veces monstruosas y a veces fantásticas, que reflejan una maravilla que sólo cabe en la expresión artística. Así ocurrió en la escritura pictográfica del México antiguo y un ejemplo de ello son las bestias de dos cabezas o bestias bicéfalas, que podemos encontrar ya desde la más antigua escritura escultórica de los zapotecas, pasando por la expresión maya, y luego visiblemente en los códices mexicas y mixtecos. Entre los monstruos bicéfalos se encuentran el cocodrilo, la tortuga, el jaguar y la serpiente. A grandes rasgos, el significado es el mismo, independientemente de la civilización a la que pertenezcan o a la época de la que provengan. Cada una de sus dos bocas es una puerta: una entrada y una salida al Inframundo. Veamos por qué.
El cocodrilo es uno de los protagonistas más importantes de la mitología de nuestro pueblo originario. Se han encontrado descripciones de este animal con una antigüedad de 2500 años aproximadamente, en la escritura escultórica de los zapotecas. En esas muestras ya es un animal gigantesco de dos cabezas. Cuenta el mito que la humanidad vive sobre un inmenso cocodrilo que flota en las aguas primigenias; adentro de aquella bestia habitan los muertos, en sus entrañas. En su lomo se elevan sus escamas, que son montañas para nosotros, y crecen sobre él las plantas de las que nos alimentamos. Este venerable dios es temible, puesto que al anochecer devora al sol produciendo una oscuridad de muerte. Su importancia es tan grande que es el primer símbolo sagrado del antiguo calendario de México, además de que lo encontramos en diversos códices.
La tortuga: Pero concebir la Tierra como una planicie, tal y como el cocodrilo que se extiende flotante sobre el agua, quedó como uno de los mitos más antiguos de los que tenemos noción; sin embargo, por su forma redondeada, a la Tierra también se le vinculó con la forma de una tortuga. Así lo encontramos en expresiones zapotecas y en los códices mexicas . Pero es en los mayas donde la tortuga, inmenso monstruo sobre el que habitamos, tiene dos cabezas (véase ilustración 8). A su derecha está el dios Anciano, deidad que es representada con el símbolo sagrado "cocodrilo" y que, como hemos visto, corresponde a la deificación de la Tierra. Nuestro planeta es un anciano porque ha estado presente en el Universo mucho antes que la humanidad misma; la Tierra es "el padre de nuestros padres", la Tierra es nuestro amado abuelo. Como segunda cabeza, a la izquierda, sale un jaguar, de cual conoceremos su significado en el siguiente punto. Adentro del caparazón de la tortuga-Tierra está la muerte, el Inframundo, el mundo de los muertos. Así, mientras el anciano representa el aspecto "benévolo" del monstruo, el jaguar es la bestia asesina que espera al sol para debatirse a muerte contra él.
El jaguar es la deificación del Inframundo, es una bestia que pelea noche tras noche contra el Sol convertido en águila (véase ilustración 9). El Sol, que es un pedernal sangriento, clava sus garras como filosas cuchillas que dan zarpazos sobre la piel manchada de aquel que trata de devorarlo. Y es que la Tierra abre sus cavernas como el jaguar extiende su hocico. Para los antiguos pueblos originarios, las cavernas eran entradas hacia el Inframundo; así, lo más profundo de aquellas oquedades, es el interior de la bestia jaguar que es el aspecto homicida del mundo en el que habitamos. Es conocida entre los mayas principalmente, la figura del jaguar bicéfalo. En un relieve de Palenque, Chiapas, se expresa la ascensión al poder de Pakal: su madre le coloca un penacho de plumas de quetzal, como símbolo de que él es el sol encarnado en hombre. El futuro soberano se encuentra sentado sobre un trono que es un jaguar de doble cabeza. Así se explica, poéticamente, que ese hombre está por sobre el Inframundo. No solo es el sol encarnado en una humanidad divinizada, sino el sol que transita por sobre el mundo de los vivos, el Supramundo. Por la posición central de Pakal podemos notar que, al colocársele el tocado, éste quedaría exactamente en el centro de las dos cabezas de jaguar, representándose así también que Pakal es el sol en su mayor altura, es el sol en el cénit.
La Serpiente: Existen muchos dioses que toman la forma serpentina, como la lluvia (serpiente de agua) y el viento (serpiente de aire), y hasta había una serpiente de tierra y una serpiente celeste, haciendo alusión a la fuerzas de la Tierra y del cielo, respectivamente. A pesar de ello, a grandes rasgos, dentro de los códices del México antiguo existen dos tipos de serpiente (véase ilustración 12): una representa el aspecto mortal de la existencia y la otra el aspecto vital. Por ejemplo, la serpiente coralillo es uno de los nahuales en que se representa a la muerte, se debe a su color sanguíneo y a su mordida letal que, como bien sabemos, la mordida de la serpiente coralillo provoca una muerte casi inevitable. Por otra parte, la lluvia es una serpiente benévola, que trae la fertilidad a la tierra y "riega" vida a su paso.
¿Cuál es el significado de las bestias bicéfalas? Como hemos podido notar, cada uno de los monstruos de dos cabezas se relaciona con la Tierra y el Inframundo. De ahí que sean temibles, puesto que pelean contra el sol, la luna y las estrellas, amenazando constantemente con una mortandad rotunda si logran su cometido. Aunque todo queda en una pelea diaria, la monstruosidad de las bestias bicéfalas pone en riesgo la existencia y eso es lo temible que nos ofrecen. Pero las dos cabezas de los monstruos terrestres surgieron de una metáfora muy importante. Cada una de sus dos bocas es una puerta: una entrada y una salida al Inframundo. Una cabeza corresponde al poniente, la cabeza que devorará al sol cuando este se adentre al Inframundo. La otra cabeza corresponde al oriente solar y es la cabeza que lo escupe al amanecer. Por ello, para los mayas, el segundo hocico del cocodrilo tierra es un ano, puesto que la tierra defeca al Sol después de que la ha recorrido en su interior. Y también por eso mismo Cuatlicue, la serpiente de dos cabezas, es la madre del astro, puesto que lo pare en el alba. En los cuatro casos que hemos visto la correspondencia es la misma: Oriente y poniente son las dos cabezas de este mundo que nos devora y nos escupe." Artículo publicado originalmente en: dosvientodelluvia.blogspot.com.ar
En el Centro Cultural el Páramo, en construcción actualmente y que se pretende será inaugurado en los primeros meses del año entrante, existe un elemento simbólico relacionado con esta conceptualización ancestral que acaba de leer líneas arriba. En una metáfora arquitectónica se recrea el universo Rulfiano en esta construcción del centro de Sayula que, por su calidad, fue aprobada y financiada por la secretaria de Cultura Federal y del Estado luego de las gestiones del actual ayuntamiento de Sayula. El autor es un joven arquitecto sayulense, Francisco Orozco. El proyecto pasa de lo interesante a lo artístico e icónico, al analizar su propuesta simbólica en el trabajo consciente e inconsciente de este arquitecto: Podemos ver que, lejos de que la conservación del edificio del antiguo jardín de niños, se convirtiera en un obstáculo insalvable para la propuesta arquitectónica de Orozco López, este como buen artista, integra el antiguo edificio del kínder, de tal suerte que sorprende el resultado por su calidad estética y simbólica. Lo que aquí queremos destacar son las rampas de acceso y el salón subterráneo del proyecto. Las Rampas de acceso que tienen una orientación poniente oriente, bajan al inframundo, el mundo de los muertos rulfiano; y permiten emerger de este por un espacio enmarcado por dos muros que, corriendo en la orientación mencionada, se incrustan en el edificio del Kínder. Para el arquitecto esta incrustación del edificio simboliza la herida con que es asesinado en la novela de Rulfo, Pedro Páramo. Pero también, tiene un significado en el inconsciente colectivo y del propio arquitecto, relacionado con las bestias míticas del mundo indígena, bestias bicéfalas que representan la entrada y salida al mundo de los muertos. Tal como lo planeó el arquitecto, la sala subterránea simboliza el mundo de los muertos, pero también es la entraña de la tierra misma, del jaguar que devora al sol, el vientre primigenio de la tierra, al que se accede por fauces de las dos serpientes que simbolizan la vida y la muerte en la cosmovisión antigua. El simbolismo de esta conceptualización ancestral está representada en esta intervención arquitectónica conceptual en el Centro Cultural el Páramo de Sayula. Más simbólico e impactante se vuelve cuando nos enteramos que el sitio donde se escaba actualmente la sala subterránea y se levanta este proyecto fue parte del atrio de la parroquia y luego de san Roque, y que por ello el lugar desde el siglo XVI y hasta el siglo XIX, fue un panteón. La historia en el simbolismo del Páramo y su calidad arquitectónica, seguramente proyectarán al municipio turísticamente por este trabajo estético de altos vuelos. Digno homenaje en su tierra a Rulfo. Sayula será rulfiana.
Foto 1 Entrada al inframundo de CCP (Centro Cultural el Páramo) desde la esquina de A Camacho y Juárez. Foto 2 Imagen aérea del CCP, donde se pueden apreciar los muros que enmarcan el acceso a la sala subterránea (centro de la construcción) y su orientación oriente poniente, la serpiente bicéfala de Orozco López. Fotos del arquitecto Francisco I Orozco L. Foto 3 Representación en códice del la serpiente bicéfala y el inframundo. Foto 4 ilustración basada en una escultura zapoteca del año 300 o 400 AC; entrada y salida al inframundo.
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