EDITORIAL: El último Búnker
El 23 de abril de 1945, Hitler envió un último telegrama a su mariscal de Campo Ferdinand Schorner informándole que no abandonaría nunca a Alemania, que persistiría en es lugar hasta la última batalla.
Según el reportaje que hace National Geographic, Hitler consultó con su médico de cabecera cuál sería la forma más recomendable para suicidarse; y el 29 de abril le pidió a su secretaria que tomase nota de su decisión. Así el 30 de abril y después de casarse con Eva Brown, reunió a su equipo médico, tomó una pastilla de cianuro y se disparó en la cabeza, Eva sólo tomo la pastilla.
Cuando alguien se aferra a una forma de vida, ostentación de poder, relevancia sin discusión, se genera una esquizofrenia radicada en egolatría, una vanidad y superioridad personal que no acepta discusión ni interpelación de nadie, se obnubila la mente, se pierde el piso de la realidad, se vive otra dimensión y eso, exactamente les sucede a los miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Están fuera de una realidad, no defienden un acto de justicia, luchan por su soberbia y poder, se acabó su majestuosidad omnipotente, no se ubican que las leyes son argumentos de paz y de justicia que emanan del pueblo; estas y estos señoras y señores interpretaban la ley a conveniencia ¿cómo es posible que éllos digan qué si es modificable en la Constitución y qué no? la soberanía radica en el pueblo; sí, para su conocimiento y entendimiento en el mecapalero, la tortilladora, el campesino, el que recoge la basura, la secretaria, el técnico, el ingeniero, el licenciado el doctorado y cualquier ser nacido y criado y que respire en esta bendita tierra.
Los jueces y magistrados sólo deben enjuiciar bajo lo escrito en las leyes emitidas por el poder legislativo, pero no, quieren que los hacedores de leyes las realicen como mandan los jueces y no como dice el pueblo.
Desde hace muchos años empezó la batalla por cambiar el proyecto de la nación, para que las cosas se hicieren diferentes, que al ciudadano común le fuera respetada su dignidad; el gasto sin despilfarro, el ejercicio de gobierno sin ostentación ni autoritarismo, las decisiones sin sumisión ni intromisiones ajenas. Empezar a ser una nación auténticamente soberana.
En la administración nunca sabíamos cómo se empleaba el dinero. Se trasluce ahora lo que desaparecía: cerca de un billón de pesos por año; que ahora se dan en las ayudas de los programas sociales de 65 y más, de becas, sembrando vidas y otros en los cuales se entrega. Pregunto: ¿ese dinero lo había antes? ¡Por supuesto que sí! Entonces ¿por qué solicitar préstamos internacionales? ¿por qué no alcanzaba el gasto del gobierno? ¿dónde se quedaba ese dinero?
El PRI se alió con el PAN y luego con otros que pensaban también sólo en el dinero: el partido ahora extinto PRD. Cuando empezó el cuestionamiento del pueblo y vieron la inconformidad de la gente, brincaron a su alianza con los "supuestos enemigos" que resultaron ser sus socios; pero como continuó el mismo tipo de proyecto nacional, la gente los rechazó y éllos se birlaron las elecciones.
Al último, la gente ya no los aceptó y los rechazó y rechaza; pero fieles a sus privilegios y complicidades, fueron dando batallas y a cada paso las perdían y así, perdieron las gobernaturas, las diputaciones y las senadurías; pero quedaba en pie el último bunker donde todos los neoliberales se refugiaron; el Poder Judicial, ahí se pertrecharon como Hitler lo hizo cuando todas las batallas estaban perdidas.
Sólo les queda el suicidio político si es que hay un poco de dignidad.
Moises Zepeda Gomez. / Para Horizontes
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