Por Federico González Alfaro
El pasado 12 de Diciembre, se celebro en nuestra ciudad una sesión solemne del congreso de Jalisco para conmemorar el 470 aniversario de su fundación. Nunca he sido muy afecto de presentarme a eventos organizados por las autoridades municipales, menos ante las estales. Siempre lo he considerado una enorme pérdida de tiempo. Pero, sin duda, en lo que todos coincidiremos, es en lo complicado, que a un simple mortal, nos resulta el tener acceso a una audiencia con cualquier autoridad en México. Entre más alto sea su puesto, más difícil será el camino. Todo este protocolo, "toda esta faramalla", para poder ser recibidos por nuestras autoridades tiene su historia: Bajo el reinado de Carlos I de España (Carlos V de Alemania), el reino español, alcanzó su clímax. Carlos I fue un Rey muy ordenado, al grado, que reglamento hasta el servicio de las comidas, imaginen lo complicado que era tener una audiencia con su majestad.
Para tener tanto orden, implemento la etiqueta al estilo Borgoña en 1548. Este estilo, era muy particular y altamente burocrático para acceder al Rey, se fue pasando de territorio en territorio, hasta llegar México y de ahí, a Sayula.
El protocolo que se debía de seguir para tener un minuto con el Rey, era tan severo, siempre sujeto a reglas, que tener acceso a el, se fue considerando un tabú. Los reyes prehispánicos eran iguales o peores de soberbios, así ni a cual irle. Esta cerrazón, favoreció siempre a los que tenían una relación cercana con el poder. El influyentísimo, hoy elegantemente llamado "cabildeo" se hizo casi una profesión.
En México, gracias a este protocolo, nuestros gobernantes se convirtieron en los dioses ocultos, nadie, por grande que fuese, los puede ver sin primero solicitarlo. Estos, creen que entre más lejos estén de sus vasallos, más admirable será su grandeza. ¿Quién no recuerda a aquel alcalde de Sayula que sufre un radical cambio de carácter cada vez que se transforma en mortal y resurge su arrogancia, su prepotencia al regresar al "trono"?
Este protocolo, lo único que genero en México fue una verdadera jauría de lobos. Para acceder al poder, el camino más corto fue la "negociación". Poco valen los merecimientos, los títulos universitarios, la probidad, el decoro, la honestidad del individuo. Lo importante es la "negociación".
Todo, absolutamente todo, al interior de las "instituciones" en México, se rige con la simulación, con la mentira, con la hipocresía, con la sumisión descarada.
No saben, lo nefasto que resultan para su servidor estos sinvergüenzas. En fin, ya saben de donde les viene lo arrogante. Con estos bueyes nos toco arar.
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