Por Federico González Alfaro
Una de las más grandes dichas que Dios me dio, es el tener a un padre y un abuelo paterno cultos. Desde niño, mi padre y mi abuelo, me inculcaron el amor por las artes. Las visitas que con el he realizado a los principales museos del mundo, a través de mi vida, han sido unos verdaderos viajes en el tiempo, gracias a sus sabios consejos.
Mis hijos, afortunadamente, heredaron esa pasión por las artes.
Hace unos días, visite con mis hijos el museo de arte sacro de la Catedral de Guadalajara. En su segundo piso, van a encontrar algunas obras atribuidas a Cabrera y a Murillo, dos grandes exponentes de la pintura española en el periodo virreinal. Una obra que me llamo la atención en el museo de arte sacro, ya que tengo la fortuna de conocer bastantes originales de estos pintores en España, fue una copia de la pintura original de Murillo, cuyo fragmento que aparece en la fotografía de esta nota: "San Pedro Arrepentido":
La copia de esta obra de arte de Murillo del museo sacro de Guadalajara, tiene muchas fallas técnicas que delatan que se trata de solo eso, una muy mal lograda copia de la original. Está muy lejos del manejo de las sombras, la expresión del rostro y sobre todo, la famosa llave de San Pedro, en la copia, esta totalmente desproporcionada.
La original obra de Murillo, se encontraba en el Hospital de los Venerables de Sevilla , ya les hable de esta edificación la semana pasada, a la cual, tengo la fortuna de conocer personalmente.
Por dentro, el Hospital de los Venerables, tiene una capilla verdaderamente notable y una colección de arte que ya la quisiera más de algún museo. La obra de Murillo de este artículo, fue robada por las tropas francesas en el periodo de la lucha por la independencia española y años después, reaparece en el Prado en el verano del 2012. Siendo una gran sorpresa dado que se le consideraba como una obra perdida.
Toda esta historia, sirve amables lectores de Sayula, para hacerles una analogía entre Sayula y Sevilla respecto a la cultura y las artes
En Sayula, tenemos notables obras originales. Les llamo originales por que nacieron del intelecto del arquitecto, ingeniero, artesano o maestro de obra que las diseño. Por ejemplo, los portales del Parían: son una hermosa muestra del eclectisismo mexicano con influencias gótico castellanas isabelinas. El Jardín de Niños Celso Vizcaíno, las cruces atriales, la escultura de San Francisco de Paula, solo por mencionarles algunos ejemplos. Pero, también existe su contraparte, obras, construcciones y personajes tan falsos, tan fanos, tan corrientes, tan profanos, que es muy fácil de identificarlos y no vale la pena ni mencionarlos. Su vulgaridad es más que evidente. Su impostura resalta inmediatamente. La historia, el arte y la cultura no es para cualquier patán.
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