Por Arturo Fernàndez Ramìrez
De acuerdo a información del INEGI obtenida de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el llamado comercio informal creció a 57.2% en enero de este año 2017, el cual es un porcentaje superior al mes de diciembre de 2016, que fue de 56.7%. Es común hablar de empleos formales e informales, los primeros están relacionados con una fuente de empleo estable donde se perciben salarios y prestaciones fijas, mientras que los segundos se refieren normalmente a quienes se dedican a una actividad por su cuenta, no hay propiamente una estabilidad y sus ingresos son variables.
Y cuando hablamos del comercio, también se dice que puede ser formal e informal. Entendiendo por el primero aquel negocio establecido en un lugar fijo, permanente, mientras que los segundos son ambulantes, se supone que no son permanentes, más bien temporales o por época determinadas. Obviamente entre otras diferencias.
Teóricamente el Estado está obligado a generar los empleos necesarios para que la llamada Población Económicamente Activa pueda tener un trabajo estable, siendo lo deseable que lo tenga con todas las prestaciones legales, pero ¿qué pasa cuando no se cumple con esta obligación? Es claro que de una u otra forma tenemos que sobrevivir y aquí es en donde surge el comercio como una actividad en la que nos podemos auto emplear. Ciertamente no todos los que se dedican al comercio informal son personas que no encontraron una fuente de empleo, ya que muchos lo hacen porque les gusta, por tradición familiar y porque es una actividad que les pueden generar buenos ingresos.
Sin embargo, en muchos casos la falta de empleos formales trae como consecuencia el crecimiento del comercio informal ante la ineludible necesidad de obtener ingresos para el sostenimiento de la familia.
Y en estos casos es común escuchar "no encontré trabajo así que decidí poner un puesto de… para darle de comer a mi familia". Estamos hablando de desempleo que se combate a través del auto empleo. Por eso, aunque insisto, no en todos los casos es así, pero cuando se habla de un crecimiento del comercio informal, se debe analizar si la causa del mismo es una disminución de los empleos formales, si en realidad lo que está pasando es el crecimiento del desempleo, con el fin de que el Estado tome las precauciones necesarias.
Mientras haya trabajo, formal e informal, el Estado puede presumir de que está cumpliendo con su obligación de generar fuentes de empleo, pero lo ideal es que todos tengan prestaciones sociales. Es decir, no basta con limitarnos a obtener ingresos para comer y vestir, sino que también debemos considerar la seguridad social, tanto en el presente como en el futuro cuando nuestra condición física ya no nos permita trabajar y obtener ingresos por nosotros mismos. Bienvenidos todos los empleos, pero debemos cuidar que en todos los casos contemos con seguridad social, porque al final de cuentas, también esta es una obligación del Estado. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com
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