miércoles, 22 de mayo de 2019

                  Política de izquierda y de derecha.

Por Rodrigo Sànchez Sosa
En México durante años hablar de izquierda y derecha, no tenía sentido, todo era derecha en el gobierno. Ahora entre los "Chairos" y "Fifis", la izquierda y derecha vuelven a tener sentido, y la misma izquierda se divide descalificándose entre sí: el EZLN, el EPR y otros movimientos de izquierda desconfían de la derecha institucional, el gobierno federal con mayoría en las dos cámaras legislativas. Para entender esto habrá que analizarlo desde los principios de la izquierda, el por qué, de este fenómeno:
"La crítica al 'izquierdismo' sobrevuela en las batallas contra los socialistas utópicos incluyendo los anarquistas (Saint-Simon, Fourier, Owen, Proudhon, Blanc, Bakunin,...). Marx y Engels, sin negar la contribución histórica de los utópicos al pensamiento socialista, critican la ausencia tanto de un análisis científico de la Historia como de un estudio riguroso de las bases materiales necesarias para construir esa sociedad sin clases. 
Paradigmáticos, en ese sentido, eran los comuneros blanquistas, quienes en un manifiesto argumentaban:
    ". . . Somos comunistas porque queremos alcanzar nuestro fin, sin detenernos en etapas intermedias y sin compromisos, que no hacen más que alejar el día de la victoria y prolongar el periodo de esclavitud'. 
Engels les contestó lo siguiente:
  "Los comunistas alemanes son comunistas porque, a través de todas las etapas intermedias y de todos los compromisos creados no por ellos, sino por la marcha del desarrollo histórico, ven claramente y persiguen constantemente su objetivo final: la supresión de las clases y la creación de un régimen social en el cual no habrá ya sitio para la propiedad privada de la tierra y de todos los medios de producción. Los blanquistas son comunistas por cuanto se figuran que basta su buen deseo de saltar las etapas intermedias y los compromisos para que la cosa quede ya arreglada, y que si -- ellos lo creen firmemente -- 'se arma' uno de estos días y el  Poder cae en sus manos, el 'comunismo estará implantado' al día siguiente. Por consiguiente, si no pueden hacer esto inmediatamente, no son comunistas. ¡Qué ingenua puerilidad la de presentar la propia impaciencia como argumento teórico!"
 Antes de desmenuzar el debate es necesaria una aclaración inmediata. No estará de más recordar que el razonamiento dialéctico se basa en la "ascensión de lo abstracto a lo concreto". Es decir, lo particular es lo abstracto, y la interrelación es lo concreto. Un concepto aislado no es nada sin el medio que lo relaciona. En el caso a tratar: "el izquierdismo", contiene una indefinición añadida por dos motivos: 1) porque establece una distancia entre una "desmesurada izquierda" y un centro (de referencia). Por tanto, necesitamos una 'brújula' con un 'norte' que, por otra parte, no está exento de polémica por las amplias dosis de subjetivismo que se cuelan en este tipo de orientaciones; y 2) El término "izquierdismo", está altamente contaminado por el molde burgués de izquierda-derecha. La primera indefinición la solucionaremos, usando el "norte" de Lenin, y con la segunda, no nos quedará más remedio que destruir ese esquema lógico burgués que nos han metido en la cabeza. Lo intentaremos.
Adelanto la tesis general para que nos situemos. La dualidad izquierda-derecha funciona actualmente como una pantalla ideológica que busca dar protagonismo a los partidos políticos, utilizándose de parapeto de su retaguardia dominante, su amo: la oligarquía; que a pesar de estar legitimada electoralmente, sigue siendo oligarquía. Me explico.
La dualidad izquierda-derecha implica una relación de necesidad entre esos dos polos. La izquierda sin la derecha no existe, ni viceversa. Si seguimos escarbando, nos encontraremos dos problemas: uno de forma, dos categorías son pocas para encasillar los intereses del bloque dominante reaccionario y del bloque revolucionario; y otro de contenido: ¿Qué políticas son de izquierda y cuáles de derecha? 
El lector inquieto se preguntará: ¿Estas políticas dependerán del desarrollo histórico?. Evidentemente, si. La relación izquierda-derecha proviene de la Revolución Francesa, y entonces, los situados más a la derecha, eran los más reaccionarios en la medida que portaban los intereses del Antiguo Régimen. Esa derecha fue liquidada por la burguesía revolucionaria y el campesinado popular. Se barrió de la Historia a los señores feudales en tanto que clase, y con ello, se llevó por delante a todos sus representantes políticos. Siguiendo esta lógica, el mismo lector inquieto podrá traspasar la línea de lo políticamente correcto si se para a comparar esa situación con la actual sociedad . Lo digo más claro: la eliminación de los capitalistas en tanto que clase. Ya hemos tocado el botón rojo: esta idea, no se puede explicar en términos de izquierda y derecha.   
Si nos damos un baño de lucidez a través del materialismo histórico, éste nos dirá que los intereses de los capitalistas tienen una caducidad histórica, en contraste con la categoría de derecha que permanece en el esquema lógico. Es en ese terreno, cuando las categorías manipulan a la lógica dialéctica, donde la confusión alimenta la idea revisionista de convivencia pacífica, sobre bases capitalistas, entre izquierda y derecha.
Para el marxismo las ideologías no son un enorme abanico de opciones con sus correspondientes tonalidades (del rojo al azul), donde el espectro comienza en la extrema izquierda, y gradualmente, se va acercando a la extrema derecha, su final. Este razonamiento, aparentemente tan simplón, es un producto sofisticado de la superestructura de la democracia burguesa para romper la conciencia de clase. Debemos ser conscientes de que las ideologías se sostienen por intereses materiales de clase, y lo que no sea eso: es un cascarón políticamente hueco.
Nos apoyaremos en dos ejemplos muy gráficos para romper con los esquemas mecanicistas burgueses: una metáfora y un análisis espacial.
a) El interés de clase es un río que atraviesa la historia; en algunos momentos el río estará en emergencia (sujetos históricos de progreso), con mayor o menor caudal (situación revolucionaria), con mejor o peor canalización (organización de clase), pero de nada sirve estar parado en la orilla izquierda del río (izquierdismo), si no estás montado en el torrente del mismo.
b) La distancia entre ideologías (que no de opciones políticas) no son medibles en metros; su distancia no es geográfica, ya que están en planos totalmente distintos. Nada explica, pues, que una formación política esté un poco más a la izquierda o un poco menos a la derecha. ¿Dónde está la clave? Está en que todo análisis riguroso nunca puede soslayar el posicionamiento con respecto a las clases sociales. En definitiva, el marxismo tiene su propio 'plano' ideológico independiente de cualquier opción política que haya dentro del estrecho marco ('plano') de la ideología burguesa; son dos 'planos' que se enfrentan cuando se produce un choque entre los intereses de clase ('vectores'), en este caso antagónicos. Estos 'planos' conviven en un mismo mundo donde opera la lucha de clases, pero funcionan con diferentes lógicas internas. 
Para no alarmar al lector, dejaré claro que no se trata de renunciar a la autodenominación "de izquierdas" ni a sus tradiciones, sino de destruir el esquema lógico burgués de los parámetros izquierda-derecha. Es cierto que formalmente se utiliza para señalar hacia donde apunta la discusión, si hacia la derecha (revisionismo, reformismo) o hace la izquierda (dogmatismo, sectarismo), pero debe quedar claro que esos parámetros no son suficientes para describir una realidad política.
 Existen varias versiones burguesas que desarrollan esta idea en el sentido de promocionar el interclasismo. La versión socialdemócrata-liberal ("los extremos se tocan"), o la versión extremista-sentimental de izquierdas o derechas: "la izquierda es el gin, y la derecha el gan, o viceversa"), en los dos casos obvian el curso de los intereses de clase y  establecen implícitamente una relación de necesidad entre derecha e izquierda, reproduciendo el esquema lógico burgués al uso "éste es menos malo que aquel de allá". Ideas que llevan, por ejemplo, al nefasto razonamiento del "voto útil" en condiciones de un régimen burgués desarrollado, o a la idea de ir "todos contra la derecha" que tanto 'le pone' a 'El Militante' de izquierda. Asimismo también existe otra versión, la de Julio Anguita, donde se diferencia 'izquierda' con realizar 'políticas de izquierda', donde ésta última estaría definida por los intereses de la clase trabajadora. Razonamiento correcto, pero de poca utilidad si no se desmarca del plano ideológico burgués. Durante un tiempo se pensó que el keynesianismo pudiera ser una opción ideológica diferenciada, basándose en la suposición de que éste pudiese ser un contrapeso a los intereses del capital, pero esto se ha demostrado que es falso. El keynesianismo fue útil para la burguesía en una determinada época de desarrollo del capitalismo, hoy, los mismos que lo defendieron, lo desechan, pero por una mera cuestión técnica. En consecuencia, sólo es problema de vanguardia intelectual en la alimentación del programa económico de la burguesía; el programa que sea más eficiente para el conjunto del régimen burgués en función de sus necesidades históricas, ese triunfará.
Una primera conclusión marxista sería la siguiente: el revolucionario no eleva su nivel de conciencia por ser el más crítico con el régimen imperante, por tener la retórica más utópica o por ser el más 'purista' en los medios a utilizar para derrocar a la clase dominante. " (Pablo G. V. (Militante de Corriente Roja; Madrid, 24 de Octubre de 2006)

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