lunes, 1 de noviembre de 2021

 Hundimiento de calles principales

 por toda la ciudad, todo un caos

*Ya urge esa gran obra que han desdeñado por 

años todas las administraciones municipales :

La reparación integral del drenaje de la ciudad


La serie de hundimientos que se han extendido en los últimos días por diversas calles de la ciudad, incluyendo algunas que son de las principales vialidades de Sayula como la calle Independencia, Daniel Larios, entre muchas otras, obligan a la reflexión, que ya se convierte en demanda ciudadana, de que urge que se realice esa gran obra para Sayula y que por muchos años, han desatendido todas las administraciones municipales, por lo menos desde hace veinte años, que son los años en que ha venido colapsando el drenaje de una gran cantidad de calles, Avila Camacho e Independencia, entre otras, que es la REPARACIÓN INTEGRAL DEL SISTEMA DEL DRENAJE, que incluya los colectores del tamaño ya de la demanda que requiere el crecimiento de la ciudad que en su mayor parte se mantiene bajo un sistema de drenaje y red de agua potable obsoleto cuya antigüedad en algunas partes se remonta al medio siglo o muchos años más. Se recuerda que en la administración del Capitan Miguel Anguiano algo se hizo con la colocación de un colector, pero es común ver pasar una administración tras otra al paso de los años y el problema de hundimientos por las calles no sólo no cesa, sino que se incrementa porque no se soluciona el problema de raiz, como lo sería la reparación ya en serio de todo el sistema del drenaje, en forma integral. La reflexión, hay que tomarla como un simple uso del sentido común, es como comparar una casa que sin drenaje, no sirve para nada. Si no le sirve al baño o la cocina, resulta del todo inservible el servicio de la casa o tendrá que vivir bajo limitaciones extremas. Recientemente el alcalde ha informado de que ha entrado al sistema de A Toda Máquina, un programa del Gobierno del Estado que se refiere al comodato de maquinaria pesada para el servicio de los municipios del Estado. Pues la buena noticia seria que aprovechando este programa se pudiera decidir por esa gran obra que Sayula necesita para acabar con los hundimientos que ya vemos como algo cotidiano un día sí y el otro también. Ciertamente se argumentará que hay muchas otras obras no sólo en ciudad sino en todo el municipio, esperando la acción de la maquinaria prestada por el Gobierno Estatal, pero también hay suficientes argumentos para asegurar que ninguna obra estará por encima y de mayor interés que la reparación del drenaje, que es una obra vital, si es que catalogamos a Sayula como nuestra casa. De sobra conocido el tema aquel que todo mundo comenta, de que los gobiernos de todos los niveles, omiten realizar las obras “que no se ven”, como es el caso como ejemplo más que claro del drenaje. Pero las actuales y las nuevas generaciones sabrán apreciar las obras que realmente trasciendan y que repercutan en el bienestar general de la población, más allá de las obras de relumbrón.

Recordando a los que se nos adelantaron....

 


 Tradición que no se pierde; los altares de muertos


La tradición de los altares de muertos en Sayula es algo que no se ha perdido con los años, por el contrario se ha incrementado en los últimos lustros, ahora con el Festival de las Animas es otra fiesta muy del pueblo. En las fotos el altar dedicado a Chayito Vázquez y su hija Lupita Rodríguez Vázquez. recientemente fallecidas. Con un agradecimiento a las maestras y maestros del Jardín de Niños “María Montessori, del barrio de la Cande a quienes se debe tan hermoso altar, recordando a nuestros seres queridos.

 El tacuache, una deidad prehispánica

de la región, olvidada y poco conocida

Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

El tacuache, un marsupial americano de la familia de los canguros, es una especie endémica del municipio de Sayula y ha estado en la región antes de que esta fuera habitada por el hombre. La tradición prehispánica le da una importancia mítica incluso le rinde culto asociándolo con la resurrección, la medicina y el fuego. Localmente el caldo de tacuache es una medicina tradicional para curar algunas enfermedades como las infecciones en la piel, aunque con el tiempo su importancia decayó con la perdida de la tradición y cultura indígena. Son animales apacibles e inofensivos, lo cual los hace presas fáciles de la actitud depredadora y sin sentido de las personas, pues su carne no es muy buena como alimento y su aspecto que recuerda al de una rata causa repugnancia aunque este animal no tenga nada que ver con las ratas y sus hábitos sucios. Controlan plagas y beneficias los cultivos, no contraen ni contagian la rabia y no atacan al hombre, incluso si son atacados por este se hacen los muertos, de ahí el mito indígena de que estos animales resucitan. Su capacidad de reproducción y su poca utilidad para consumo humano los ha salvado de la extinción, pero posiblemente la actividad agroindustrial termine por ponerlos en la lista de especies en peligro. Compartimos con ustedes este texto del recién fallecido maestro Alfredo López Austin, uno de los más importantes y para muchos el más importante historiador mexicano del mundo indígena, sobre el tacuache:


"Para amedrentar a sus adversarios, los tlacuaches o tacuaches como se les conoce en Sayula, abren desmesuradamente el hocico inmenso, mostrando largas filas de dientes. En períodos de frío, sequedad y hambruna, alcanzan un estado de letargo semejante a la hibernación… Por último, viven junto al hombre en condiciones ventajosas: éste los persigue para proveerse de alimento; pero la carne es gorda y no muy apetecible. En cambio los tlacuaches, hábiles, trepadores y burladores de obstáculos, aprovechan mejor la vecindad, pues roban al hombre el maíz de sementeras y trojes. También, cuando el campesino hace el cuenco en la parte central del maguey a fin de que ahí se junte el aguamiel, el tlacuache se adelanta al hombre, remueve el obstáculo que tapa el recipiente y bebe el jugo azucarado. Además de ladrón es sanguinario, porque degüella aves domésticas, convertido en el terror de los gallineros. Esto le ha valido el incorrecto nombre de comadreja, sin que lo una el menor vínculo con estas…  Muy prolíficas, las hembras tienen dos o tres camadas al año, y las crías de cada camada van de 8 a 18. Tras un brevísimo período de gestación de 13 o 14 días, las crías salen escalando a ciegas, con sus aún no completas extremidades, por un camino de saliva materna que las lleva hacia la bolsa parecida a la de los canguros. Firmemente pegadas a los pezones durante unos dos meses, terminan su desarrollo en un cálido y viciado ambiente, y salen después, poco a poco, a descubrir el mundo. Unos tres meses después del ir y venir de follajes a marsupio, los pequeños tlacuaches son abandonados por la madre. Así inician su vida crepuscular y nocturna, nómada, solitaria salvo en época  de brama, dotados para su subsistencia de una larga cola prensil, generalmente desnuda y escamosa, pulgar oponible en el pie y cuerpo macizo y fuerte. Éstos son los tlacuaches, tacuaches, churchas, opossums, filandros, zarigüeyas, cuicas, catitas, zorras mochileras, llacas, coyopollines o cayopollines, comadrejas overas, mucuras, carachupas, micures, mucamucas, picazas, runchos, paricatas, guaquis, cuchas ... que viven tan próximos al hombre. Con sus características y costumbres reales o imaginarias el hombre de todo el Continente Americano los ha incorporado vigorosamente a sus tradiciones…  

...Existen en nuestro territorio cinco géneros de tlacuaches (Chironectes, Didelphis, Marmosa, Philandery Caluromys), y una de las especies es endémica (Marmosa canenscens)Y La variedad se expresa en términos vernáculos como los de tlacuachito flor, tlacuaches de cerro, de totoles, espinudos y ratones; su la importancia en la cultura idígena la debe a su papel en muchísimos mitos y cuentos que proceden de épocas remotas. El tlacuache es un personaje popular. Lo es y lo ha sido por siglos. Los restos arqueológicos del tlacuache son buen testimonio de la persistencia de su fama. Hay representaciones primitivas muy simples: en Tlapacoya apareció una pequeña figurilla de barro cuya factura se calcula hacia el año 1000 ac. Con el  tiempo la figura del tlacuache fue cargándose de símbolos muy variados.  Sus imágenes en códices tan importantes como el Fejérvdry Mayer Vindobonensis, Vaticano B, de Dresde y Nuttall, lo vinculan al juego de pelota, al cruce de caminos, a la decapitación, a las ceremonias de año nuevo, a la Luna, al pulque. Luce mantos multicolores, tocados ricos, bastones de sonajas, y se sienta en taburetes cubiertos con la piel del jaguar. Su morada se distingue en los documentos pictográficos: su emblema es una larga cola de pelos hirsutos colocada repetidas veces, como elemento arquitectónico, en la parte superior de edificios. Una orden de guerreros llevó su nombre entre los mayas septentrionales. Según el Chilam Balam de Tizimín, dos cuerpos militares sostuvieron en Mérida a un gobierno usurpador: los balam ochil ("jaguares-tlacuaches") y los balam ch'amacil ("jaguares-zorros"). En la antigua cerámica hay remotas representaciones que nos hacen entender la categoría del animal por la riqueza del simbolismo añejo: orejeras redondas, tocados complejos, pectorales con glifos, mazorcas atadas al cuello y lo que se ha descrito como "una especie de trenza sobre la nariz", que es una de las características más notables de los dioses mexicas de la lluvia. No falta el marsupial entre las joyas mixtecas de oro encontradas en la Tumba 7 de Monte Albán; entre ellas hay tres pequeñas piezas que representan al dios de la lluvia, al jaguar y al tlacuache. En los textos mayas, ya en el Popol vuh, ya en el Chilam Balam de Tizimín, aparece el tlacuache como señor del crepúsculo matutino o como representación de los dioses que sostienen el cielo en cada una de las cuatro esquinas del mundo. La complejidad de sus ligas con lo invisible remonta los siglos. Si bien no es posible saber cuándo empezó el hombre a asociar la figura del tlacuache con las proezas míticas, se ha hecho notar que ya para el Clásico hay en la región zapoteca representaciones suficientes para afirmar la divinización del marsupial. Asimismo aparecen en Teotihuacan, en un taller ubicado al norte de la Ciudadela, moldes para fabricar pequeñas figurillas de tlacuache que posiblemente eran adheridas a vasijas de culto y su importante presencia era continúa. Una de las 18 veintenas o "meses" que dividen el año de los tzotziles recibe su nombre. A principios de este siglo, los nahuas de San Pedro Jícora, Durango, consideraban que el tlacuache era el nahual (representante) de la diosa Tonantzi. Villa Rojas registró que los mayas creen que la basura algodonosa de las madrigueras de los tlacuaches puede mezclarse con la pólvora para matar un venado fabuloso: un venado que es de "puro aire" y que pertenece a San Jorge. Aquí y allá su efigie cuelga en templos y chozas, sus despojos usados como medicamentos, su presencia en los cuentos y en los mitos, hablan de una tradición en la que nuestro personaje ocupa un lugar prestigioso. Es el jefe del mundo, el resistente a los golpes, el despedazado que resucita, el astuto que se enfrenta al poder de los jaguares, el jefe de los ancianos consejeros, el civilizador y benefactor, el abuelo respetable y sabio, el arrojado, y en la moral popular no contradice estos atributos el que sea astuto, ladrón, borracho, fiestero, parrandero y lascivo. El mito más importante del tlacuache, sumamente extendido y rico en variantes, es el que relata las proezas del marsupial como un Prometeo americano. Una síntesis más o menos homogeneizante de las distintas versiones nos remite a los tiempos en los que la humanidad carecía de fuego, y éste era poseído por seres celestes en algunos casos, por habitantes del inframundo en otros. La vieja avara es uno de los dueños más mencionados; pero en una bella versión recogida entre los indios chatinos, son los demonios los que tienen el fuego, la fiesta, el mezcal y el tabaco. El tlacuache, comisionado u oficiosamente, va con engaños hasta la hoguera y roba el fuego, ya encendiendo su cola, que a partir de entonces quedará pelada, ya escondiendo la brasa en el marsupio (bolsa en la que carga a su crías). Gran benefactor, el tlacuache reparte su tesoro a los hombres. Sin embargo, el mito no siempre concluye con el don del fuego. Entre los coras, por ejemplo, el mundo se enciende cuando el animal recibe el fuego, y la Tierra lo apaga con su propia leche. Entre los huicholes el tlacuache, el héroe civilizador, es hecho pedazos; pero se recompone uniendo sus partes y resucita. El mito del robo del fuego ha confluido con la tradición cristiana, y algunas versiones lo ligan al nacimiento de Jesús. La Virgen y el Niño padecen frío, y el tlacuache roba el fuego para calentarlos. Llega a ser recompensado con la facultad de la resurrección o con el marsupio en el que cuida a sus hijos. Como manipulador -aunque torpe- del fuego, el tlacuache aparece en otros mitos. En el mito zoque-popoluca del Espíritu del Maíz, el tlacuache es el aliado del héroe que intenta rodear con lumbre la palma en la que se refugia su enemiga. Fracasado, se quema el rabo, que desde entonces queda pelón. Otras versiones del mito del fuego sustituyen al marsupial con otros animales: el zorrillo, la zorra, el mono, el perro, el ratón y el sapo. El mito del tlacuache (o sus sustitutos) es hoy, sin duda, el más importante de la donación del fuego a los hombres." (Alfredo López Austin, Los mitos del tlacuache. UNAM, México 2006. )


 Mortal volcadura en autopista deja 6 muertos

**Regresaba una familia de vacacionar en Manzanillo


Trágico accidente se registró en la autopista Acatlán de Juárez-Colima, en donde seis personas perdieron la vida y tres  más resultaron lesionadas. Fue sobre el kilómetro 23 de la vía de cuota, en los carriles con dirección a Guadalajara, por donde transitaba la camioneta Chevrolet, Astro, modelo 2000, con placas de Jalisco, en la que viajaban nueve tripulantes. Al parecer estalló el neumático posterior izquierdo por lo que el vehículo se quedó sin control y se proyectó a la cuneta central con una profundidad de cuatro metros, con lecho rocoso. La unidad terminó con las llantas hacia arriba. Al sitio arribaron oficiales de Protección Civil de Zacoalco de Torres, sumándose Cruz Roja Mexicana Ciudad Guzmán, la delegación sur de la Unidad Estatal de PC, Guardia Nacional y Auxilio Vial de la autopista. Al exterior del automotor accidentado quedaron algunos de los cuerpos de los pasajeros y otros más estaban atrapados; lamentablemente, en el lugar se registró el deceso de seis, entre ellos una niña, dos mujeres más y tres masculinos. Los lesionados fueron Alberto, Norma Q., de 39 años de edad; y la niña Camila Q., de 11 años. Se identificó a los occisos como Alejandro Q., Yuridia G., Manuel Q., Luis Q., Guadalupe Q. y Guadalupe G., todos con domicilio en Guadalajara, a donde regresaban procedentes de Manzanillo.


 Política y trabajo. 

"Vivir la angustia del tiempo y el dinero que no alcanza"

Por Rodrigo Sánchez Sosa

Una de los prejuicios (porque eso es, por más políticamente correcto que parezca en nuestro entorno inmediato) que manejemos como valor: el trabajo arduo, está teniendo un alto costo social y personal. El trabajo arduo se exige como una característica deseable de toda sociedad e individuo: la producción eficiente y expedita de bienes y servicios para un mercado insaciable y demandante en extremo. 

Las personas en Sayula, con el trabajo, apenas tienen tiempo de otra cosa, las familias medias en el municipio requieren la actividad laboral remunerada de varios miembros de esta para mantener un nivel de vida básico; aún así, no alcanza. Paradójicamente el incremento de las fuentes de empleo en la localidad elevó el costo de la vida en esta ciudad media del. estado. Pongo por ejemplo la cuestión de el arrendamiento de casas habitación: mientras hasta hace apenas muy poco las rentas en Sayula eran relativamente baratas, había rentas hasta de mil u ochocientos pesos mensuales por una casa pequeña en las colonias periféricas; hoy la renta promedio está en casi los tres mil pesos y es imposible conseguir un arrendamiento, por más alejada y rustica que sea la vivienda, por debajo de ese precio. Si bien el salario en el campo está en los 1500 pesos semanales, sin perder de vista que la cantidad mínima de personas por familia que deben trabajar para mantener un hogar en el municipio es de dos, hace falta el pago de dos semanas o el sueldo semanal de dos personas de la familia para pagar la renta. Tal situación deja, en el caso de dos salarios para una familia, nueve mil pesos para otros gastos de la casa: pagos de comida, servicios, trasporte, deudas, esparcimiento, educación de los hijos, guarderías…le hacen falta horas al día de un jornalero trabajador en el municipio para llevar una vida austeramente básica.


No sólo la renta, la demanda de casas para los jornaleros foráneos explica esto, esta gente también come y demanda servicios en el municipio (los oxxos en cada esquina de Sayula no son de gratis), la demanda encarece todo. 

Se trabaja más y se disfruta menos la vida. Tanto el trabajador como el dueño de un negocio en Sayula, y sus empleados, viven la angustia del tiempo que no alcanza, el primero debe producir más para sobrevivir, el segundo debe invertir más para mantener su nivel de vida y un negocio rentable. La pregunta es ¿Y a dónde va el beneficio de esa producción? A la ganancia, el esfuerzo y sacrificio de todos no se reditúa en mejores condiciones vida, entendidas estas como el disfrute de esta para sus actores, la ganancia se la llevan los oxxos, las empresas trasnacionales de distribución y producción de alimentos y hortalizas que representan localmente la producción agroindustrial. El resultado: estrés, angustia, frustración, vacío existencial y contaminación del entorno. Que a su vez se traduce socialmente en un incremento en el consumo de drogas y alcohol, la adicción; disfuncionalidad en los hogares locales, problemas de pareja y violencia; deserción escolar e inadaptación de los más jóvenes que a su vez engrosan las filas de la delincuencia. Finalmente, avaricia, corrupción y colisión criminal de la autoridad y el capital local. Todo ello no es sino, buscar la satisfacción que nos niega el trabajo obsesivo a cualquier precio generando más caos social y sufrimiento psíquico propio y de los nuestros.  

No exigimos trabajar más rápido y eficientemente al grado de dejar de lado lo más preciado que tenemos porque creemos que esos nos hace valer como personas, pero no tomamos en cuenta ni el contexto ni los resultados de no detenernos a reflexionar si vale la pena invertir nuestra familia, nuestra pareja y tranquilidad en algo que reditúa migajas al municipio a cambio de infelicidad y deterioro de los recursos de este; y en el caso individual una vida apenas por arriba de la pobreza o lujos cuyo disfrute impide un vacío existencial que pide más cosas para ser llenado inútilmente y que ingenuamente llamamos progreso.  

" El trabajo es una de las categorías más importantes lo mismo de nuestra época que, en buena medida, de la vida en sí. El trabajo puede ser, al mismo tiempo, fuente de preocupación o de satisfacción, causa de angustia o un medio para transformar paulatina y positivamente la existencia propia e incluso la convivencia social. Por todo el tiempo que dedicamos a trabajar, por toda la energía y recursos que ponemos en ello, parece necesario y acaso incluso urgente hacer una pausa para reflexionar qué lugar tiene el trabajo en nuestra vida, qué efectos, qué fines perseguimos al trabajar y cómo esto se encuentra en relación con los demás aspectos de nuestra vida.

En sus Diarios, Henry David Thoreau (escritor, poeta y filósofo estadounidense) dedicó algunas páginas lúcidas y memorables a la cuestión. Thoreau adquirió relevancia por retirarse en cierto momento de su vida a los bosques de Walden Pond, Massachusetts, en un retiro que eligió siguiendo una consigna clara:

´Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar sólo los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida, para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido.'

En este sentido, Thoreau fue siempre un hombre proclive a la reflexión y el cuestionamiento, especialmente de aquello que se nos impone socialmente y ante lo cual, en ocasiones, parece que el individuo se encuentra inerme, indefenso, con ninguna otra opción más que resignarse a aceptarlo -como la obligación de trabajar. En un apunte de marzo de 1842, Thoreau escribió:

´El trabajador realmente eficiente se da cuenta de que no tiene que colmar su día de trabajo, sino más bien acometer sus labores diarias con un aura de tranquilidad y placer. De esta manera, tiene un amplio margen para relajarse durante el día. Del tiempo, guarda con celo el grano y procura no exagerar el valor de la cáscara. ¿O es que una gallina se sienta a poner el día entero? Puede poner solamente un huevo y, paralelamente, no colecta lo necesario para poner otro. Quien trabaja mucho no trabaja arduamente.´

Las palabras de Thoreau -en especial las finales- tocan uno de los rasgos más característicos del trabajo en su forma contemporánea: la productividad, sin duda uno de los supuestos propósitos más perseguidos tanto por empleadores como por empleados, quienes participan -a veces inconsciente o involuntariamente- en una carrera frenética en donde parece que el único objetivo es producir más, siempre más, aunque nadie sepa por qué ni para qué o para quién se produce eso que resulta del trabajo cotidiano. Es esta una competencia ciega que, entre otros efectos, por sus condiciones mismas no conduce a otro fin más que al cansancio perpetuo, al agotamiento y la decadencia en sentido literal y figurado, real y simbólico: en todo el mundo, miles o millones de personas viven perpetuamente fatigadas, sometidas a una exigencia de producción que no cesa, ni de día ni de noche; o, en otro caso, podemos considerar lo que sucede con los recursos y la vida de nuestro planeta, afectados al punto del colapso debido a la producción sin fin de un sistema económico incapaz de frenar sus procesos.

Ante este panorama, el mensaje de Thoreau se inscribe como una suerte de llamado a la pausa y la reflexión. Dicho con un término significativo dentro del psicoanálisis lacaniano, podríamos pensar mejor aún en una interrupción. Es necesario interrumpir el trabajo, su agotante cadena de producción, su exigencia de ser siempre eficiente y acaso, por encima de todo, el vaciamiento constante de sentido al que nos lleva y que además contagia a otros aspectos de nuestra vida. Como una especie de flujo hiperactivo, el trabajo en su forma contemporánea parece más estar erosionando la vida subjetiva y social del ser humano que, como quería Marx, contribuir a transformarla.

También en Walden encontramos esta breve reflexión, que nos ofrece otro motivo para pensar la manera en que trabajamos actualmente:

´La mayor parte de los hombres, incluso en este país relativamente libre, se afanan tanto en artificios innecesarios y labores absurdamente mediocres, que no les queda tiempo para recoger los mejores frutos de la vida.´

¿Para qué queremos la libertad?, parece preguntarnos entre líneas Thoreau. ¿Para desgastarnos y desperdiciar nuestro tiempo? ¿Para trabajar agotadoramente? ¿O para ´recoger los mejores frutos de la vida´?"  @juanpablocahz  

 


 ¿Qué es el edadismo?

Lic. y M.C. en Gerontología Juan Ramón Almejo Vargas

almejovargas5@gmail.com


El edadismo se refiere a la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad. 

El edadismo afecta a todos. A partir de los cuatro años, los niños empiezan a ser conscientes de los estereotipos de edad de su cultura. Desde entonces, interiorizan y utilizan esos estereotipos para encauzar sus sentimientos y comportamiento hacia personas de distintas edades. También recurren a los estereotipos de edad de su cultura para percibir y comprender su propia persona, de manera que puede producirse un edadismo autodirigido a cualquier edad. El edadismo se entremezcla con otras formas de desventaja, como las relacionadas con el sexo, la raza y la discapacidad, y las exacerba.

El edadismo está en todas partes: en nuestras instituciones, en nuestras relaciones, en nosotros mismos. Por ejemplo, el edadismo se manifiesta en las políticas que apoyan el racionamiento de la atención sanitaria en función de la edad, en las prácticas que limitan las oportunidades de los más jóvenes para contribuir a la toma de decisiones en el lugar de trabajo, en las actitudes paternalistas que se adoptan al tratar con personas mayores o más jóvenes, y en comportamientos auto limitantes, que pueden derivarse de estereotipos interiorizados sobre lo que puede ser o hacer una persona de una edad determinada (OMS, 2021).

El edadismo puede cambiar la forma de vernos a nosotros mismos, puede menoscabar la solidaridad entre generaciones, puede limitar o subestimar nuestra capacidad de beneficiarnos de lo que pueden aportar las poblaciones más jóvenes y más mayores, y puede afectar a nuestra salud, longevidad y bienestar, además de tener consecuencias económicas de gran alcance. Por ejemplo, el edadismo se asocia a una muerte prematura (en 7,5 años), a una salud física y mental más precaria y a una recuperación más lenta de la discapacidad en la vejez.

El edadismo también aumenta las conductas de riesgo para la salud, como llevar una dieta poco saludable, beber en exceso o fumar, y reduce la calidad de vida. En los Estados Unidos de América, uno de cada siete dólares que se gastan cada año en la atención sanitaria de las ocho enfermedades más gravosas se debe al edadismo.

Hay tres estrategias que funcionan para reducir o eliminar el edadismo: las políticas y la legislación, las actividades educativas y las intervenciones intergeneracionales.

Las medidas políticas y legislativas pueden hacer frente a la discriminación y la desigualdad por motivos de edad y proteger los derechos humanos de todos, en cualquier lugar. Las actividades educativas pueden fomentar la empatía, disipar las ideas erróneas sobre los diferentes grupos de edad y reducir los prejuicios al proporcionar información precisa y ejemplos contrarios a los estereotipos. Las intervenciones intergeneracionales, por las que se reúnen personas de distintas generaciones, pueden contribuir a reducir los prejuicios y estereotipos entre distintos grupos de edad (OMS, 2021).

    También es tarea de todos empezar a eliminar esos estereotipos o ideas tan arraigadas que traemos desde pequeños, debemos ser conscientes que los tiempos han cambiado y que la vejez no la debemos ver como una etapa de enfermedades, pérdidas o discapacidad. Dependen de cada uno en lo individual trabajar por su propia salud, optando por estilos de vidas saludables y esto nos conducirá a tener una mejor manera de envejecer y disfrutar plenamente de cada una de las etapas de la vida.


 SADER Jalisco renueva acuerdos de

A Toda Máquina con los municipios

* Al momento se tiene el 75% de avance en la firma de los convenios


Con motivo de los cambios de gobiernos municipales, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER Jalisco) tiene en proceso la renovación de convenios con los municipios para la operación del Programa A Toda Máquina.

Al respecto, el encargado del despacho de la dependencia estatal, Salvador Álvarez García, refirió que al momento ya se concretaron acuerdos con 75% de los  121 municipios que se integraron al citado programa, por lo que se espera tener plena cobertura a la brevedad.

Al respecto, el director de Maquinaria y Bienes Públicos de la Secretaría, Oscar Monroy Ayala, indicó que se tienen contactos precisos con las autoridades de los municipios, dado que hay un ritmo diferente en cada ayuntamiento en lo que toca a la administración y operación de los módulos de maquinaria.

Añadió que hay buenos reportes de los avances en los municipios, de modo que se prevé concretar el esquema de A Toda Máquina donde todavía se tiene pendiente la renovación de los convenios.

Ruta de huracán Rick fue benévola para Jalisco

En otro asunto, Monroy Ayala comentó que la ruta del huracán Rick, al haber tocado tierra en territorio de Michoacán, tuvo un entorno favorable en su impacto en el suelo jalisciense, dado que con ello se generó una situación mínima de apremio, en comparación con otros meteros de la presente temporada ciclónica.

Adujo que por instrucciones de la Secretaría General de Gobierno y las autoridades de la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos, el pasado fin de semana se mantuvo contacto con 49 municipios que posiblemente fueran afectables por el paso del huracán, lo que finalmente se dio en una forma muy leve.

Resaltó que la SADER Jalisco estuvo preparada para el desplazamiento de maquinara propia para el reforzamiento de los módulos de los municipios que demandaran apoyo adicional, sobre todo en las regiones Costa, Sur y Sureste, algo que afortunadamente no ocurrió con la ruta tomada por el meteoro.


Sentidos fallecimientos

 


        Día de Muertos, tradición ancestral

Por Arturo Fernández Ramírez

La historia, las tradiciones y costumbres, nos dan identidad y sentido de pertenencia a un lugar determinado. Desde el punto de vista cultural, nuestro país es reconocido a nivel internacional como uno de los más importantes líderes culturales de América. El Día de Muertos es, sin lugar a dudas, una de las principales festividades que han contribuido a dicho posicionamiento. Con sobrada razón, es una fiesta en la que se ha logrado compaginar el México antiguo, el de la Colonia y el Independiente. Una celebración que fusionó prácticas paganas y religiosas, respetando la tradición y creencia de cada persona y sector social. Conservemos, cuidemos e impulsemos la riqueza intangible que poseemos.

    Con todo y que el fallecimiento de un ser querido es causa de dolor, el Día de Muertos ha hecho que en México la muerte sea motivo de risa y fiesta. Los mitos, leyendas y procesos rituales propios de nuestra cultura, hacen de esta celebración algo grande que supera el sufrimiento por la partida y ausencia definitiva de un familiar. Altares, ofrendas, calaveras (versos críticos con humor), catrinas, celebraciones eucarísticas, dulces, visitas al panteón. Son parte de lo que hacen única esta fiesta orgullosamente de nuestro país.


    Tal y como lo expresamos con antelación, esta fiesta es producto de dos tradiciones culturales: la hispana y la prehispánica. Por ello, para los pueblos indígenas de México, celebrar a los muertos o antepasados es una de las costumbres más profundas y dinámicas que actualmente realizan. Y desde luego, los demás sectores de la población también participan en forma masiva en el Día de Muertos.

    Sobre la religiosidad, esta fiesta se integra de rituales católicos y de otros que antes eran considerados paganos. Como dijimos, celebrar a los muertos es una práctica prehispánica, es decir, instituida en nuestro país desde antes de la llegada de la Iglesia Católica. Ahora, el calendario católico establece que el 1 de noviembre está dedicado a todos los Santos y el 2 a los Fieles Difuntos. Se logró conjuntar y fortalecer esta fiesta, sin chocar, ni excluir o extinguir una tradición del México antiguo.

    Como mexicanos, aparte de sentir el orgullo de serlo, debemos cuidar todo lo que nos da identidad, lo que constituye nuestro patrimonio cultural. Y el Día de Muertos es, sin lugar a dudas, sino la principal, sí una de las costumbres más importantes y trascendentales de México. Cuidémosla de prácticas extranjeras que nada tienen que ver con nosotros.