martes, 13 de octubre de 2020

 Reporte botánico de plantas medicinales del sur de Jalisco y norte de Colima del Siglo XVII

Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

Respuesta de don Juan José Morales, cura párroco de Ixtlahuacan y del obispado de Valladolid de Michoacán, a la real orden al virrey de Nueva España de 20 de octubre de 1776:


Una actividad más del gran ministro de Marina e Indias, don José de Gálvez, tiene como finalidad, al decir del doctor Hernández Palomo, recoger noticias y objetos con destino al Gabinete de Historia Natural de Madrid, de reciente creación y de gran actualidad en aquel momento, por el auge y desarrollo que esta ciencia alcanzó en la centuria ilustrada. Don Juan José Morales, en su "Descripción de Ixtlahuacán", curiosa e interesante como pocas, la inicia hablando con lenguaje llano, pero gráfico y expresivo, de los límites y  distancias de los pueblos y parajes de aquella alcaldía…(cuándo esta descripción) alcanza un valor realmente excepcional es al llegar al apartado correspondiente a la historia natural. Arboles, plantas medicinales, simientes de cultivo, animales y aves de todas las especies, reptiles y sabandijas ponzoñosas, ocupan una serie de folios con noticias de interés capital. Al referirse a los árboles encarece su valor, altura, volumen, la dureza de sus maderas, sus frutos y las calidades de éstos, así como sus más adecuados usos y aplicaciones. Comienza por el cedro y la parota. El valor curativo que señala en dichos árboles, así como en las plantas y yerbas que menciona, es realmente interesante y digno de estudio por especialistas en ciencia médica y farmacológica. Podemos ver en un análisis somero que para las fiebres sirven el Pitahallo y el Mamey, este último por tener "por dentro una masa de la que hacen unas peladillas muy eficaces para ablandar a los que adolecen de fiebre". Para las picaduras de alacrán el Agengibre, la corteza del Quajiote, mascar "una leche coagulada" del Copale y el Malhojo, conocido también por la tiña de los palos. Para las del escorpión y víboras el jugo del Bejuco y el Bejuco del mar. Y para las de araña la hoja cocida del Sauce Amargo. Para lavar las heridas la Yerba de sosa. Y pra curarlas el Tostoncillo "del porte y hechura de un tostón", el Palo María, del que se saca el "bálsamo de María"; el Horgano, que es un "ungüento eficaz" para heridas y llagas, sirviendo también para esa misma finalidad la "leche o resina" y la corteza del Paqueco. Para lavar las llagas la llamada Sarna de perro, porque las enjuta, y para las "partes ocultas" es "eficaz el conocimiento de agua de Chilillo del espino". El Otate "lo cuecen en agua y lo toman seis mañanas continuadas por pocima los apostemados", y el Pimientilla que servía también para "abrir bocas a los apostemas". Para los pasmos la Salbia, el Diego López, que es un sacate que "cocido en agua se dan baños en la cabeza", y el Sihuapatle, yerba "muy olorosa y eficaz para dolores de cabeza provenidos de pasmo y jaquecas". Para las frialdades de estómago el Agengibre y el Estafíate, y el Itamo real o Yerba del venado "es eficaz cocida en agua, para quitar el dolor de estómago, y muchas veces no la beben sino que la mascan cruda pasando su saliva para dicho fin". Para los que padecen fríos beber la Verbema cocida, y el Sempoalxuchil, "cuyas hojitas untadas en las coyunturas" los mejoran. Para los dolores de costado el Colomo, la Sabila que es "Un magueyito hediondo muy baboso"; el Quatecomate, que es una "flor hedionda que aplican cocida", y finalmente el Mangle Caballero, del que "brota una goma muy apreciable por ser muy medicinal", que "solicitan en las boticas para algunos medicamentos" y que se toma "desecha, puesta a hervir", y "aplicada a la muela que adolece destierra su dolor". Para los tabardillos había varias yerbas que cocidas los curaban, y eran la Verdolaga, el Cocolomecal, la Siempreviva y las Malvas. Entre los árboles, el Tamarindo, con cuya fruta agria "se hace muy buena agua Loja, muy saludable aun a los tabardillentos, principalmente en tiempos de calores, que se hace muy apreciable el tomarla por ser muy fresca". Para el mal de orina y la ictericia se bebían los comimientos del Sacate grama y el Palo Dulce; y asimismo cocidos los "atiriciados" tomaban los baños de la Catalina y el Carrizo, este último empleado también en la confección de esteras. Para distintos aspectos de la hidropesía se usaban: el Cardo Santo, del que "conocen muchas virtudes los médicos, aquí solamente los beben para mitigar las grandes ansias" de dicha enfermedad. Para las piernas, "cuando se hinchan por hidropesía, después de resalada en la ceniza, con tanta eficacia que sudan y se afloja la hinchazón de ellas". Finalmente, la Teposa, considerada "eficacísima para evacuaciones e hidropesías, tomada su agua cocida por espacio de nueve días; pero dicen ser muy celosa, porque no admite en todo este tiempo mezcla alguna de frutas, ni agrios en la comida". Las enfermedades del bazo se curaban aplicándole "la raíz frita con sebo" del Sacate zorrillo, y "Cocido en agua" el Taraí, que es "muy corrioso". El Mastranto "la beben cocida las mujeres para reconciliar su regla, es aromática ... la usan esparcida en las iglesias cuando se ofrecen algunas funciones clásicas". También el Culantrillo, que es "Un culantro cimarrón ... suelen valerse las mujeres para cuando se le alza su menstruo, y para faxopearse antes de la purga". Para las enfermedades de los ojos se empleaba el Chicalote, "eficaz para recuperar la vista que está nublada", y la Golondrina, cuya leche "es excelente para destruir nubes engendradas en los ojos". El Tomatillo "lo aplican asado al oído para mitigar su dolor"; y para el mismo fin era conocida la eficacia del Hueso del Aguacate "frito en pella de Lechón". Finalmente existían otra serie de árboles, yerbas y plantas, para otros males frecuentes, y entre ellos, los Cominos rústicos, que es una "yerba frita en sebo y untada es buena para tullidos"; la Amapola cimarrona, que "la dan a beber en cocimiento ... a los virulientos, para que les acabe de brotar afuera el accidente"; la Yerba Mora, que "es eficaz para la erisipela incorporada con unto"; la Yerba del Sapo, que "cocida en agua y tomada, es eficaz para expeler mucha flema"; la "Habilla", cuya "fruta es muy purgante"; la Yerba del Coyote, que "cocida se le echan unas piedras muy calientes para dar vapores a los gálicos, y para que no se les recoja el calor en la cabeza, me dicen que toman una poquilla de agua y retienen en la boca hasta que pasa el vapor". El ardor en las espaldas se curaba con la cubierta del Plátano que llaman "guineo"; y el Tescalama, "que despide una leche muy apreciable en las boticas, y dicen es buena para lastimaduras de cintura". El Guayabo, cuya "flor o el cogollo es bueno para quitar el mal olfato, y las escoriaduras de las encías"; y Ja Higuerilla Saposacal, que "caliente es excelente para las almorranas, haciendo unos tamalillos de ella, poniéndolos al rescoldo, y después de muy calientes, abiertos y aplicados a ellas, de suerte que se reciba su vapor, quedando enjutas por antiguas que sean". Por el contrario la Cabeza de Negro, de cuya "corteza se saca una sicuita (sic) de que hacen lazos los indios", tenía una masa amarilla-dentro de su corteza que "exhala un olor muy fragante que agrada" pero que "Se experimenta ser dañoso para los coléricos". También había árboles que producían enconaduras y yerbas venenosas, algunas en alto grado. Entre los primeros el Quaetemale, que "es un palo color nácar, y muy enconoso al tocarlo". El Coaguayote, con una "corteza muy lechosa ... y asimismo muy fuerte .... pues cayéndoles una poca hasta a los animales silvestres, al punto mueren cuasi rabiosos". La Higuerilla que "es un palo venenoso, ... tiene una leche muy enconosa al tocarla, e infiere un ardor, aún a las bestias, que excita a rascarse, de adonde se origina que se pudra aquella parte e insensiblemente se caiga, originando u ocasionando las más veces la muerte". El Guajiote, que era un "palo colorado muy enconoso a los cristianos que lo tocan" La Habilla que tiene una deche muy enconosa para los que la tocan", ... y "SU fruta es muy purgante". El Chichicastle que "tiene una hoja muy enconosa, pues causa en la parte con que se toca un fuerte ardor, el que dura sin mitigarse algún tiempo". De los segundos el lxquinpazle que "es una yerba que quiere decir de perro, ... con lo que se enyerba a este animal, aunque también es veneno para otros"; la Yerba de cucaracha "es a modo de escoba, crece como vara y media, y la raíz molida se mezcla con maíz, y enyerban con ella a las cucarachas y piojos"; y el Colomo "muy nociva, de suerte que el animal que la come babea, como si fuera de rabia, aunque suele no morir si tienen agua que beber cerca". Más adelante viene la mención y característica de árboles frutales como el Naranjo que "es un árbol frutal. .. su madera no la ocupan por dar una fruta que llaman naranjas, de calidad cálidas y gusto agrio, las que usan para tomar el caldo de carne y también en ensalada"; el Mojo, "SU fruta son una bolitas a manera de los tejocotes ... se come cocida entre los indios, y sabe a pan de maíz cocido. aunque es un poco amarga"; el Guicilacate, con una "frutilla del porte de la uva con un gusto algo dulce)>; el Granadillo "da una frutitas del porte de la pimienta, muy dulces)>; el Melon sapote que tiene "color y tamaño de melón y el gusto del sapote)>. También el Sapote Prieto que tiene "la comida prieta, aunque por de fuera son verdes, estos son de calidad templada y de un gusto congeniable, y se hace de ellas un género de ante con azucar y canela que es muy adaptable aún a los enfermos, por ser corno puchero para ellos)>, También describe muy gráficamente otras plantas como el Plátano "es una especia de palma que no tiene semilla... da un racimo que sazonado se corta, para quitarle la fruta... y de ella puede decirse bocado sin hueso, y hay tres calidades, mayor, que es poco menos de media vara de largo, y se llama gordo, es dulce y mucho más, pasado; el menor es de una cuarta, del mismo dulce, y de este hay menos; el último de una sexma (sic), que le llaman guineo, y este se tiene por fresco; la Uva cimarrona, que "con ser agria y escaladora, mejor gana tendría, en que se cesara el vino sacado de ella por menos malo juzgarlo que el que acostumbran en estos territorios que llaman vino de mezcal por ser tan nocivo a la salud"; los "Gitomates, chaltomates y ojos de venado, son especies de verdura de calidad fría, que usan en los guisados y salsas,. .. son plantas de riego"; y las Sandías, "del tamaño de una botija, muy dulces y muy deleitosas, tienen el corazón muy encarnado, la masa muy aguanosa, tienen figura de calabaza, y aún en la pepita se parece, la cual es muy fresca y se hace horchata de ella". (fuente: José Antonio Calderón Quijano, "Noticias sobre Colima en los siglos XVII y XVIII".)


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