lunes, 16 de noviembre de 2020

 Crónica de una pandemia en Sayula e historia de éstas de la antigüedad a la actualidad

Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

En diciembre de 2019 China anunció al mundo el brote en su territorio de una enfermedad infecciosa desconocida. Era un patógeno de la familia de los coronavirus (al que pertenece la gripe común), identificados desde 1960, esta era una cepa variante proveniente al parecer del murciélago, que logró infectar al ser humano. Apareció en un mercado de productos del mar en la ciudad china de Wuhan. En Sayula no fue siquiera una noticia trascendente y pasó desapercibida hasta marzo de 2020, cuando la infección se extendió por el sur de Europa, Italia y España alcanzando luego todo el continente europeo. La ONU dio la alerta global y declaró una pandemia. Poco se conocía de este virus y por lo mismo su letalidad fue en aumento junto al pánico en todo el mundo. Se especuló mucho sobre este virus, desde su origen hasta sus formas de trasmisión, síntomas y letalidad. Los hospitales y morgues comenzaron a saturarse en Europa y EU. México ante los primeros casos en la Cd de México, anunció medidas de continencia como el cierre de espacios públicos, escuelas y eventualmente el comercio y la industria; para el 23 de marzo. El estado de Jalisco, en un oportunismo político de su gobernador Enrique Alfaro, desconociendo completamente el virus y la forma de enfrentarlo, adelantó dos semas las medidas de seguridad en la agenda local, los cierres de escuelas y comercios fueron antes que en la ciudad de


México. La medida se anunció para 15 días, en el desconocimiento total de la gravedad del asunto; pero se prolongo hasta la segunda semana de mayo. El daño económico de esta medida se comenzó a sentir a poco tiempo en Jalisco y la gente  protestó ante la incertidumbre y crisis económica que provocaba. En Sayula se cerró el centro histórico, el jardín principal, negocios y lugares públicos, sin un sólo caso de la enfermedad. En las primeras semanas de mayo se anunció una relajación de las medidas para dar oportunidad a la reactivación económica en el país. Justamente a dos días de la apertura, la región que hasta ese momento se había mantenido libre de casos, anuncia su primer caso en Zapotlán el Grande, una persona trabajadora del sistema de salud público. La reapertura de negocios y empresas no se detiene, pero el gobierno no se atreve a abrir las escuelas. La población, en todo el mundo, más afectada,  se sitúa entre los 40 y 72 años de edad. Los jóvenes menores de treinta años y los niños, tienen una tasa muy baja de muertes por el virus que cobra la vida de ancianos y personas con un sistema inmune deprimido como enfermos de diabetes, cáncer, enfermedades cardio basculares, EPOC y VIH en todo el planeta, situándose estadísticamente sus complicaciones que ameritan hospitalización el  20% y u letalidad en el 1.6%; pero en el caso de México, por la epidemia de diabetes en el país, sube hasta  el 10%. Pese a la baja incidencia y letalidad entre los adolecentes y niños, las escuelas no se abren. Las clases son  vía internet, redes sociales, en una improvisada estrategia de educación a distancia de los sistemas públicos y privados. El primer caso en Sayula se da el 24 de mayo de 2020, una persona de la delegación en Usmajac. El 26 de marzo hubo un caso sospechoso de la delegación del Reparo que alarmó al municipio quedando, luego de los estudios clínicos y pruebas, descartado como Covid-19, al tercer día. La reapertura del municipio, luego del primer caso confirmado, no se echa para atrás y los casos comienzan a crecer de manera exponencial. Actualmente Sayula tiene, desde el 24 de mayo, 200 casos acumulados confirmados de Covid-19 y 11 defunciones por la enfermedad. Aunque una vacuna china se aplica ya en territorio mexicano, concretamente en Oaxaca y se inscriben para una prueba de otra inglesa, voluntarios, la vacunación masiva en el país podría darse hasta muy entrado el 2021. Actualmente Sayula está en botón rojo, luego del cierre parcial de comercios desde hace 15 días, a partir de que repuntaran los contagios en todo el estado y el gobernador anunciara un plan de contingencia de 15 días que termina este fin de semana con una posible extensión a 20 días. “Después del hambre, (en la antigüedad) el segundo enemigo de la humanidad fueron las pestes y las enfermedades infecciosas. Las ciudades, bulliciosas y conectadas con un torrente incesante de mercaderes, funcionarios (de gobierno) y peregrinos (llegados de otras latitudes por motivos religiosos), constituyeron a su vez los cimientos de la civilización humana y un caldo de cultivo para los patógenos. En consecuencia, la gente vivía en la antigua Atenas o en la Florencia de la edad media, sabiendo que podían enfermar y morir a la semana siguiente, o que en cualquier momento podía desatarse una epidemia que acabara con toda su familia en un abrir y cerrar de ojos. El más famoso de estos brotes epidémicos, la llamada Peste Negra, se inició en la década de 1330 en algún lugar de Asia oriental o central, cuando la bacteria yersinia pestis, que habitaba en las pulgas, empezó a infectar a los humanos a los que esta picaba. Desde allí montada en un ejército de ratas y pulgas, la peste se extendió rápidamente por todo Asía, Europa y el norte de África, y tardó menos de 20 años en alcanzar las costas del océano Atlántico. Murieron entre 75 y 200 millones de personas. Las autoridades (medievales) se vieron impotentes ante la calamidad. Excepto por la organización de oraciones masivas y procesiones, no tenían idea de cómo detener la expansión de la epidemia, y mucho menos de cómo curarla. Hasta la era moderna los humanos atribuían las enfermedades al mal aire, a demonios malévolos y a dioses enfurecidos, y no sospechaban de la existencia de bacterias y virus…  El 5 de marzo de 1520, una pequeña flota española partió de la isla de Cuba con dirección (a lo que luego sería) México. Los barcos llevaban a bordo 600 soldados españoles, junto con caballos, armas de fuego y cuatro esclavos africanos. Uno de ellos, Francisco de Eguía, trasportaba en su persona un cargamento mucho más letal. Francisco no lo sabía, pero entre sus billones de células había una bomba de tiempo biológica, el virus de la viruela. En cuanto francisco llegó a México el virus comenzó a multiplicarse exponencialmente en el interior de su cuerpo, y acabó por brotar sobre toda su piel en un terrible sarpullido. Llevaron al febril Francisco a la casa de una familia de nativos en la ciudad (indígena) de Cempoallan, contagió a los miembros de la familia, que después contagiaron a sus vecinos…diez días después Cempoallan se convirtió en un cementerio…en septiembre de 1520 la peste había llegado a la ciudad de México, y en octubre cruzó la puerta de la capital mexica, Tenochtitlán, una magnifica metrópoli en la que habitaban 250 mil personas. En dos meses al menos un tercio de la población murió (de esta enfermedad) incluido el emperador Cuitlahuac.  Mientras que en marzo de 1520 cuando llegaron los españoles, el total del hoy territorio mexicano albergaba a cerca de 22 millones de personas, en diciembre del mismo año únicamente 14 millones seguían vivas. La viruela fue a sólo el primer golpe. Mientras los españoles estaban atareados en enriquecerse y explotar a los nativos, oleadas mortíferas de gripe, sarampión y otras enfermedades infecciosas (para las que los nativos no tenían defensas) azotaron sin respiro a  los pueblos que habitaban lo que hoy es el territorio de México, hasta que para 1580 su población se había reducido a tan sólo dos millones de personas…Las epidemias continuaron matando a decenas de millones de personas hasta bien entrado el siglo XX. En enero de 1918, los soldados que había en las trincheras del norte de Francia empezaron a morir por millares debido a una cepa particularmente virulenta de la gripe, que recibió el nombre de "Gripe española". La línea del frente (de guerra, de la primera guerra mundial) era el punto final de una red aprovisionamiento global más eficaz que el mundo había conocido hasta entonces.  Hombre y municiones fluía a raudales desde Gran Bretaña, Estados Unidos, la India y Australia (al frente europeo). Llegaba petróleo desde Oriente Medio, cereales y carne de res desde Argentina, caucho desde Malaya y cobre del Congo. A cambio, todos contrajeron la "Gripe española". En poco tiempo 500 millones de personas (diez veces más que los hasta hora infectados con el Covid-19 en todo el mundo), estaban afectados por el virus. En India, este mató a 5 por ciento de la población (15 millones); en Tahití murieron el 14% de sus habitantes; en Samoa el 20%; en las minas de cobre del Congo murieron uno de cada cinco trabajadores. En total la pandemia mató entre 50 y 100 millones de personas en un año (cien veces más que las muertes por covid hoy en todo el mundo). La Primera Guerra Mundial mató a 40 millones entre 1914 y 1918.

Junto a estos tsunamies epidémicos que la golpearon cada  pocas décadas, la humanidad también se enfrentó a oleadas menores pero más regulares de enfermedad infecciosas, que todos los años mataban a millones de personas. Los niños pequeños que carecían de inmunidad eran particularmente susceptibles, razón por la cual se les denominó entonces, "enfermedades de la infancia". Hasta principios del siglo XX, alrededor de un tercio de la población mundial infantil moría antes de llegar a la edad adulta debido a su combinación de desnutrición y enfermedad.

Durante el último siglo, la humanidad se hizo más vulnerable todavía a las epidemias debido a la coincidencia en el tiempo de un crecimiento demográfico y la mejora de los medios de trasporte. Una metrópoli moderna, como Tokio o la ciudad de México, ofrecen a los organismos patógenos un terreno de caza mucho más rico que la Florencia medieval o el Tenochtitlán de 1520, y la red de trasporte global es incluso más eficiente que en 1918. Cualquier virus puede abrirse camino hoy hasta el Congo o Tahití en menos de 24 horas…" (Fragmentos del libro "Homo Deus" del historiador israelí Yuval Noah Harari.)


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