miércoles, 3 de julio de 2019

Especial para Horizontes
El Parián y la intervención del Centro Histórico de Sayula de 1882
Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

En el año 1700 en la Ciudad de México se construyó un mercado de gran tamaño en un costado de la Plaza Mayor, con el objeto de sustituir "los cajones de ropa" que ocupaban dicho espacio y que fueron destruidos por un incendio. El nuevo edificio de mampostería tenía ocho puertas que daban a los cuatro lados. Se componía de dos edificios, uno dentro del otro, con callecillas internas que comunicaban los establecimientos de afuera con los de adentro.
Según algunos historiadores, el edificio estuvo dedicado en su origen a cuartel de caballería para protección del palacio de los virreyes, pero como no se ocupó para tal fin, el gremio de los comerciantes de Filipinas, conocido como "gremio de los chinos", le solicitó al virrey autorización para ocupar el recinto y vender ahí las mercancías que llegaban de Asia en la Nao de China, la famosa flota cargada de tesoros que cada año era esperada ansiosamente en la Nueva España.
Se le bautizó con el nombre de Parián porque así se nombraban ese tipo de mercados en las Filipinas. Gente de todo el país acudía a comprar sedas, paños, loza fina, perlas, lacas, muebles de marquetería y enconchado, aromas y todo cuanto de lujo pueda imaginarse. Estas mercancías suntuarias convivían con alacenas y cajones en que se vendían productos nacionales: rebozos, sarapes, mantas, sombreros y abarrotes. Gran parte de las tiendas eran propiedad de ricos españoles, lo que sirvió de pretexto para justificar el saqueo durante el famoso Motín de la Acordada que tuvo lugar en 1828, durante la presidencia de Guadalupe Victoria. En 1843 Santa Anna ordenó su destrucción. (Ángeles González Gamio. http://eloficiodehistoriar.com.mx/2008/10/28/%C2%BFque-es-un-parian/)
"Parián" es una voz de origen tagalo (filipino), que significa mercado. A diferencia de los portales Galeana, Libertad, Allende, Guerrero Rayón y Colón, el Parián con sus cuatro portales: Mina, Morelos, Hidalgo y Zaragoza, se construyó como un edificio cerrado, conformado por calles internas y locales para la venta.
  En México durante el siglo XVII y XIX se construyeron este tipo de centros comerciales en diversas ciudades. Su importancia radicó en la clase de productos que ahí se comercializaban: sedas, telas, zapatos, perlas, especias, entre muchos otros productos finos, llegados de diversas partes del Lejano Oriente.
De los varios Parianes que existieron en Jalisco, destaca el de la ciudad de Ojuelos por su inusual estilo arquitectónico constituido por 102 arcos ojivos de cantera blanca. Esta construcción data de finales del siglo XIX. Otro parián conocido de Jalisco es el de Tlaquepaque, que destaca por la música de mariachi en vivo y por venta de comida tradicional. Los parianes de San Agustín en Guadalajara y el de Zapopan desaparecieron; el primero, que se encontraba adjunto al teatro Degollado, se incendió en 1909, y el segundo fue demolido hacia 1970.
EL parían de Sayula fue construido en 1882, se dice que, por iniciativa del presidente municipal José Julián Vazquéz Morett, quien trajo el diseño de oriente durante un viaje.  Con una arquitectura neo gótica, muy probablemente proyectada por el famoso Alarife colimense Lucio Uribe. Esta edificación fue parte del empuje modernizador y las políticas en el rubro del gobierno de Porfirio Díaz, que en ese año (1882) fungió como titular del ministerio de fomento, luego de que cedió la presidencia de México a Manuel González su incondicional, cuatro años durante los cuales los procesos de modernización del porfiriato incluían la arquitectura influida por las modas europeas que a través de la arquitectura proyectaban el progreso y el auge de México. Las clases sociales altas de la ciudades y pueblos importantes del México de la segunda mitad del siglo XIX, contribuyeron invirtiendo en los planes de modernización porfirista; fue el caso del Parián de Sayula, en que los vecinos importantes contribuyeron con la construcción de este centro comercial llamándolo como aquel que existió en la Ciudad de México desde 1700 hasta 1843.
Ciudades importantes en Jalisco, como Ojuelos y Tlaquepaque, entre otras, como ya citamos, incluida la capital del estado, edificaron construcciones parecidas, con la misma denominación Parían, algunas ya no existen. De las que aún se preservan, la más famosa, la de Tlaquepaque, aunque no guarda parecido alguno con la arquitectura del Parián de Sayula. Edificado el Parián de Tlaquepaque antes, en 1878, sus portales se terminaron de construir 50 años después, sin que tengan el estilo de la época del inicio de su construcción. El caso del Parían de Ojuelos con sus  96 arcos ojivales, estos si de estilo neogótico, construido en 1880, con una plaza intermedia (Plaza Juárez), obedece al estilo de la época, pero no se acerca mucho al particular mostrado en el Parían de Sayula.
El Parían de Sayula  fue parte de la estrategia político-económica del porfiriato para meter al México rural de la segunda mitad del siglo XIX en la modernidad decimonónica. Este edificio, El Parian, junto  con  el Jardín Principal de Sayula, los portales de arcos trilobulados Libertad y Galeana y  el Jardín Celso Vizcaino, incluso el portal Colón y sus arcos ojivales, fueron planeados como una intervención de época al conjunto colonial del centro histórico. Sayula se comprometió con la visión porfirista de nación y modificó su arquitectura colonial para reurbanizarse y mostrar la pujanza del régimen porfirista en el segundo tercio del siglo XIX. 
La obra principal del porfirismo fue el impulso económico basado en el capitalismo liberal. Desde su primer periodo presidencial, Díaz fomentó los transportes por ferrocarril. México fue el primer país de Latinoamérica que tuvo comunicaciones ferroviarias. Las principales leyes porfiristas en materia de propiedad territorial fueron las de Colonización (1883), de Aprovechamiento de Aguas (1888), y de Enajenación y Ocupación de Terrenos Baldíos (1894), todas las cuales contribuyeron al latifundismo.
El Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, del gobierno del General Díaz, como su nombre lo indica, pretendía cumplir una gran diversidad de funciones. Así, por ejemplo, en una reseña publicada en el periódico El Universal, del 12 de septiembre de 1853, a cinco meses de su instalación, se dan a conocer los trabajos encomendados al nuevo ministerio; la nota rescata la labor a realizar en los ramos de estadística, industria agrícola, exposiciones, vías de comunicación, industria minera y mercantil, colonización, privilegios, desagüe y obras de utilidad y ornato. Sin embargo, a lo largo del Porfiriato las funciones asignadas a Fomento cambiarían. En un momento dado quedó a cargo de los siguientes asuntos: estadística, libertad de industria y de trabajo, agricultura, comercio, minería, privilegios exclusivos, mejoras materiales, carreteras, ferrocarriles, puentes y canales, telégrafos, faros, colonización, terrenos baldíos, monumentos públicos, exposiciones de productos agrícolas, industriales, mineros y fabriles, desagüe de México, trabajos públicos de utilidad y ornato que se hicieran a costa o con la protección del erario; consejería y obras de Palacio y edificios de gobierno, operaciones geográficas y astronómicas, viajes y exploraciones científicas, pesas y medidas (Anales, t. V, 1881:13-17), lo que lo convirtió, sin duda, en el ministerio más importante en función del proyecto modernizador que se planteaba para el país. 
Es muy probable, aunque no se han encontrado documentos de la época que lo confirmen, que esta secretaria de porfiriato, interviniese en la modificación de alto calado aquí esbozada del centro histórico de Sayula en el último tercio del siglo XIX. Pero es obvio que esta, se fusionó a la tendencia de urbanización del Sayula inmediato a la promulgación de la independencia de México, que fue también una reconstrucción de la ciudad luego de la guerra insurgente de diez años contra los realistas y la Corona española, reconstrucción trunca y difícil por las posteriores luchas  entre federalistas y centralistas que desembocarían en la guerra de Reforma.
Los portales tienen como estructura la función de enmarcar espacio abiertos y su utilidad práctica como sitios públicos, la de servir de refugio del sol y la lluvia al público en las ágoras que flanquean; así lo manifiesta la petición al Virrey que hace un vecino de Sayula para construir el hoy Portal Rayón en el siglo XVII. Argumenta el sayulense que es necesario este portal para que la gente que asiste al tianguis semanal pueda refugiarse del sol y la lluvia, en documento de la época. Originalmente, de acuerdo a crónicas de ese tiempo, portales de madera y cantera flanqueaban una gran ágora central en Sayula, producto del trazo colonial. La gran plaza que incluía la de comercio iba del hoy Portal Galeana a la hoy calle Escobedo, con portales en sus flancos norte y poniente; en el sur estaba el gran atrio de la parroquia. Entre lo que hoy conocemos como la plaza de armas de Sayula y el mercado municipal -antes la plaza de comercio - existía un espacio donde luego se levantó el Parían, llamando en aquel tiempo 1882, nuevo Parían, con sus cuatro portales ya citados. Las funciones tradicionalmente asignadas a los portales, en el caso del parían se salieron del protocolo pues, mientras que el portal Morelos e Hidalgo, cumplían con lo esperado, enmarcar espacios abiertos, los restantes Zaragoza y Mina, terminaron como partes de la acera de una calle (las hoy Ávila Camacho e Independencia); tal modificación también afectó de la misma manera primero al hoy Portal Guerrero (1860) y luego al construirse el mercado municipal (1965) al portal Rayón (1723); los mismo le pasó al Portal Colón (1885) al construirse el Jardín de niños Celso Vizcaino (1942).
El Portal Libertad es una historia distinta, aunque con el mercado municipal terminó igual. Para 1830 ya existía una serie de comercios en ese lugar, con un portal de madera. Durante la colonia, un mapa de ese tiempo marca el lugar como terreno sembrado con maíz, pero para finales del siglo XIX documentos de catastro llaman a estas construcciones, ahí levantadas, exclusivamente comerciales, el "Viejo Parían". Entre ellas se encontraban los negocios de Bernabé Bobadilla (carnicería), Leonardo Larios (Abarrotes), Clemente Aguilar (ropa) y José María del Rulfo (Escribanía o notaria ya en ruinas en 1889). Estos últimos a quién se le atribuye ser el personaje de Apolonio Aguilar en el poema satírico del siglo XIX "El Anima de Sayula" y el bis abuelo del escritor sayulense Juan Rulfo, respectivamente.
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