martes, 24 de septiembre de 2019

Especial para Horizontes...
Lo que pasó en Sayula al inicio 
de la lucha de independencia
Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

…Una vez que se corrió el rumor del alzamiento del cura Hidalgo en 1810, el impacto social en la comuna de Sayula fue devastador. La noticia llegó al municipio una semana después del grito de Dolores, la trajo una diligencia que iba rumbo a Colima. Sayula, vecindario conservador y con gran número de españoles entre sus vecinos, se aterrorizó. Las noticias eran que un Insurgente de la región de Michoacán, José Antonio Torres, avanzaba asesinando españoles por el rumbo de Mazamitla y la ribera del Lago de Chapala, al grito de "¡Viva la virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!".  El subdelegado de Sayula Pedro Jarero comisionó al Teniente General  Manuel Ruiz, original de Castilla, para convocar  juntas de defensa entre los vecinos de Sayula. El 4 de octubre de 1810 se celebró dicha junta. 
 Don Federico Munguía Cárdenas nos da una pauta sobre la conformación de la clase alta en  Sayula de principios del siglo XIX: "…distinguidos vecinos burócratas y hacendados, españoles criollos y peninsulares". Estos conformaban el grueso del poder económico y político de la subdelegación, ahora amenazada por el movimiento de Independencia. 
 Uno de los relatos más desoladores, sobre el inicio de la guerra de Independencia en Sayula, lo hace Ignacio Vázquez Bravo, cronista sayulense del siglo XIX. Cuenta este autor que, el 4 de Octubre, luego de la junta de defensa convocada por la autoridad española en Sayula, los españoles hicieron una solemne función al Señor de Santa Teresa en el templo de La Tercera Orden. En una triste y devota procesión los peninsulares avecindados en Sayula, marcharon al recinto religioso en el poniente de la ciudad, lo cual sería el preludio de su destierro o muerte. Luego de terminada la misa, hicieron sus equipajes y algunos, los más pudientes, salieron de Sayula rumbo al puerto de san Blas para embarcarse rumbo a España. Las casas y negocios de estos que huían fueron saqueadas. Don Bartolomé de la Fuete, quien murió antes de llegar al puerto; su hermano Don Isidoro de la Fuete, su esposa nacida en Sayula Antonia Fuertes, fueron algunos de ellos. Otros huyeron hacia Guadalajara en busca de más garantías, y otros huyeron con sus familias al monte a esperar que pasara el peligro, con funestas consecuencias.
La organización defensiva de la Nueva Galicia, no pudo parar el avance de Torres, mucho menos el contagio del movimiento independentista en la región. Dicen las crónicas de aquel tiempo:
 "Tomó, el Amo Torres, Teochuitatlan y Atoyac, avanzando luego sobre Sayula y haciendo su entrada el día 28, al frente, se dice, de cinco mil hombres…recorriendo las principales calles al grito de `Viva la virgen de Guadalupe y mueran los gachupines`…se estacionaron en la Plaza de Comercio de Sayula: Resultaron muertos… don José Abad y Antonio Yaguas, empleado de la tienda de don Bartolomé de la Fuente, sorprendido al huir con algunos valores de la misma. Las casas y comercios de los españoles fueron saqueados, contándose entre las más perjudicadas por ser las principales, las de los señores Bartolomé e Isidoro de la Fuente, Agustín caballero, D. Sáenz, Simón de la Lastra y Sebastián Allende, siendo reducidos a prisión el Teniente General Manuel Ruiz y los vecinos Modesto Herrera y Manuel Arenal."
 …Una vez tomada Sayula por José Antonio Torres, en el lugar se organizó la división insurgente para esta región del sur de Jalisco. Narra don Federico Munguía Cárdenas, que Torres dio grados de capitán y comisionado a su hijo Jose Antonio Torres Venegas y a Rafael Arteaga, que venían con él, además nombró capitán de los indios de Sayula, que bien pudieron ser solo algunos centenares, al gobernador de la república de indios de Sayula, Marcelo Luciano Cortés. De Zacoalco llegaron representantes de los indígenas para entrevistarse con Torres, Juan Paulino y Pedro Rosas, quienes luego partirían con cartas para el subdelegado de aquella región José María Badillo, partiendo a Zacoalco ese mismo 28 de octubre, tomando pacíficamente el pueblo y sometiendo a Badillo el subdelegado, al que se dejó en libertad por no ser español.  Los españoles ahí residentes fueron apresados o asesinados, instaurándose el nuevo gobierno americano de los insurgentes.  El 31 de octubre saldría Torres de Sayula con sus aliados Juan Cárdenas de Teocuitatlán, Ciprino de la O comandante de los indios de Cocula; José Antonio Paredes de Villa Corona, Antonio Trinidad Vargas de Tesistán, más la gente de Atoyac y Sayula. Llegando a Zacoalco, dicen las crónicas, sumaban ya tres mil hombres.
En Guadalajara se organizó una milicia para combatirlos, brigada que estuvo al mando de Ignacio Villaseñor; compuesta por voluntarios, entre los que se enrolaron los españoles que huyeron de Sayula, ante la desesperación por la pérdida de sus bienes . Se sumaron tres compañías de Tepic, el regimiento de la Corona, el de la Nueva Galicia, milicianos de Colima y tropa de Colotlán; con apenas seiscientos hombres.   Torres, cuenta Munguía Cárdenas, trató de persuadir a Villaseñor para que en su calidad de criollo, dejara solos a los españoles, pero este lo llamó traidor y amenazó con ahórcalo.  El 4 de noviembre dio inicio la Batalla de Zacoalco, entre los insurgentes y los realistas. Los segundos fueron vencidos por quienes los superaban en número. El campo de batalla  quedó cubierto de muertos, 259 españoles, criollos y peninsulares, masacrados. Del lado insurgente, apenas murieron diez. De entre los españoles muertos había varios de los que salieron huyendo de Sayula: Agustín Pérez de la Lastra, Fernando Fernández, Toribio de la Torre, Ángel Morales, José I de la Fuente, Agustín Caballero, Dionisio Sáenz, Francisco Antonio Talleche, Ramón Viaña, Pablo Carrera y Melchor de la Fuente.
El 11 de noviembre, habiéndose organizado y partiendo de Sayula, luego de la Batalla de Zacoalco, Torres entró a Guadalajara donde esperaría a Hidalgo que arribaría el 26 del mismo mes. Ese 26 de noviembre Hidalgo proclama en Guadalajara la abolición de la esclavitud en México.
 Durante el mes de diciembre y enero, se produjo la ejecución de entre 300 y 700 españoles, que eran degollados en las afueras de la ciudad luego de ser sacados de noche de sus prisiones.  Las noticias de la matanza de españoles en Guadalajara por las tropas de Hidalgo, espantaron a  los pocos españoles que aún estaban en Sayula, los cuales salieron huyendo a donde pudieron .
Cuando los insurgentes salieron huyendo de Guadalajara, luego de su derrota en el Puente de Calderón el 17 de enero de 1811, la tropa se dispersó, volviendo a refugiarse a su lugar de origen. Los caudillos se replegaron al norte, donde serían aprendidos. Los jefes locales se replegaron al sur de la Intendencia, donde siguieron hostigando al gobierno realista e incitando a la rebelión, como sucedió en Zapotlán en Febrero de 1811. La cuesta de Sayula estaba  dominada por Miguel Gallega, que se decía pariente del cura Hidalgo, controlando la antigua Provincia de Ávalos incluido Sayula con una pequeña tropa. 
El 3 de marzo de 1811 arribó a Sayula una tropa de elite de 800 soldados españoles, para pacificar el sur de la Intendencia, habiendo marchando hasta Sayula al mando del capitán español de navío Rosendo Porlier desde Guadalajara, el 26 de Febrero,  por órdenes del general José de la Cruz. En su camino los pueblos los encontraron deshabitados, aprendiendo a los rezagados como al indio Vicente Damián Hernández que, en la plaza pública de Atoyac, al grito de la tropa española de "¿Quién vive?" respondió: "América"; y otros que encontraron con armas en la mano. A estos, junto con el gobernador de indios de Sayula Marcelo Luciano Cortes, los ejecutarían públicamente en la plaza de armas de Sayula, y sus cuerpos serían colgados como escarmiento en unos árboles que se encontraban donde hoy se levanta el Parían en el centro histórico de Sayula. Otros fueron azotados públicamente en el mismo lugar. Era claro que, en el sur de la intendencia, la rebelión estaba lejos de haber sido sofocada.  A pesar de que de Porlier derrotara y desbandara a Miguel Gallaga y su gente, este se volvería armar para enfrentar a los realistas que creyeron falsamente que el sur de Jalisco estaba pacificado. El 6 de agosto con mil hombres, Gallaga, enfrentaría  al realista Pedro Celestino Negrete, cerca de san Sebastián del sur, siendo derrotado Gallaga.
Los realistas y conservadores durante la rebelión que duró 11 años, sentarían sus reales en Sayula, como punto estratégico. Allí llegaban y partían las columnas de realistas que combatían la insurgencia; los vecinos, incluidos los indígenas, estaban organizados  en cuerpos de infantería. Los impuestos de guerra eran solventados por la subdelegación y los clérigos organizaban la resistencia a la insurgencia, tanto que el mismo cura de Sayula José María Sánchez organizaría con su propios medios y recursos, una compañía de Indios a la que denominó Patriotas, para combatir a los insurgentes que se atrevieran a presentarse en Sayula . En 1818 el comandante de esa milicia era el indígena Santiago Feliciano Larios. La paranoia de los españoles los llevó a una "cacería de brujas" en la región, orquestada desde la realista Sayula. El sanguinario comandante español Cándido Lejarazu, ejecutó en la plaza de armas de Sayula en menos de un año a 35 individuos tan solo por parecerle sospechosos. Sayula fue considerado como un bastión de  españoles durante la independencia, y en la región despertó animadversión por la crueldad con que eran tratados los prisioneros insurgentes o cualquier sospechoso de serlo. De ahí que con el tiempo los pueblos vecinos tuvieran reservas con Sayula, que se trasformarían en resentimiento. La lucha continuó en el sur de lo que sería luego el estado de Jalisco, durante todo el decenio que se prolongó la guerra de independencia. Los intentos por pacificarla incluso con un poderoso ejército al mando del General Español José de la Cruz, no fueron suficientes, para vencer la resistencia de por ejemplo, los hermanos Guzmán, Gordiano y Francisco, este último muerto en la lucha temprano. La lucha se prolongaría hasta la consumación de la independencia en 1821, cuando Agustín de Iturbide y el mulato Vicente Guerrero pactaran en Acatempan bajo la bandera de las tres garantías. El 14 de junio de 1821 se juraría en las Casas Consistoriales (hoy casa de la cultura) de Sayula el Plan de Iturbide, celebrando con fiesta popular, música y repique de campanas a todo vuelo.   En contraste, en Guadalajara, el 13 de octubre de 1821, mientras entraba vencedor a la ciudad de México el ejército trigarante, consumando la Independencia; se celebraba el cumpleaños de Fernando VII con una recepción en palacio y una misa en catedral.  (Sayula del Antiguo Tzaulan al Sayula de los Pérez Rulfo)

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