lunes, 17 de abril de 2023

 Las lenguas y el territorio

del Sayula prehispánico

Por Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

La cuenca de Sayula está a 90 kilómetros de Guadalajara en dirección sur, en la parte media del estado de Jalisco, cercada por dos cadenas montañosas que, a través de sus faldas, le brindan el líquido vital cada año durante el periodo de lluvias. Al no contar casi con vías naturales que la alimenten de agua el resto del año, o la conecten con otras cuencas fluviales, "sufre de una desecación extrema que da lugar a la formación de extensas playas de suelo salitroso". Montes bajos y bosques secos componen el ecosistema de la región. Las laderas y las pendientes de ambas sierras son de estrato fértil, lo que permite el desarrollo de cultivos tipo coamil, es decir producciones agrícolas a baja escala con base en maíz, frijol y calabaza durante el periodo pluvial sobre una superficie difícil de trabajar. No obstante, la presencia de algunas corrientes fluviales que desembocan en la mitad sur de la cuenca, asegura el agua necesaria para la agricultura la mayor parte del año. Las playas que se forman en la parte norte debido a la desecación del manto lacustre, en temporada de verano se cubren de una costra mineral conocida como salitre o tequezquite, de la cual a través de un determinado proceso, se obtiene la sal. En este sentido, la cuenca de Sayula representa, desde la época prehispánica, uno de los yacimientos de sal más importantes de Mesoamérica. Asimismo, el fácil acceso a los distintos recursos vegetales y minerales esparcidos por la cuenca ofreció la posibilidad de complementar los recursos a los grupos humanos asentados desde tiempos remotos.


Son variados los recursos naturales de las diferentes zonas de la cuenca. Entre los minerales es posible encontrar, además de la sal, distintos tipos de arcilla, piedras y minerales que son utilizados por los artesanos; entre los vegetales se encuentran maderas, cortezas y fibras, además de frutos silvestres cultivables como la pitaya, el maguey y el nopal; por último, entre los animales, peces y cierto tipo de especies migratorias como patos y gansos para la pesca y la caza. Estas características naturales hicieron posible que diversos grupos étnicos se asentaran en las orillas de la cuenca. En la actualidad existen localidades que tienen sus orígenes en grupos humanos que se establecieron cerca de la laguna salina mucho tiempo antes de la invasión española. En la ilustración que acompaña este texto se muestran los poblados alrededor de la cuenca al momento del contacto europeo, entre ellos Sayula, Amacueca, Techaluta, Atoyac, Zacoalco y Teocuitatlán, que al momento de la colonización formaron, junto con otros pueblos, la provincia de Ávalos.

Según Don Federico Munguía Cárdenas cronista emérito del municipio de Sayula (QPD), estas poblaciones se conformaron por "trashumantes que iban en pos de otro destino, por ello llegaban, se instalaban, mezclábanse con los residentes y después […] continuaban su camino dejando parte de su descendencia, por lo que sus características étnicas quedaban impresas en la región" . En este sentido, la cuenca de Sayula fue escenario de una diversidad cultural constituida por grupos en constante dinámica entre sí.

Según el historiador Francisco Valdez, "la presencia de grandes centros públicos en las zonas próximas a las estaciones de extracción de sal"  sugiere que el comercio, con base en el trueque, permitió el desarrollo de los pueblos asentados alrededor del vaso lacustre. Entre los productos que intercambiaban se encuentran el algodón de pochote y los pelos de conejo que eran utilizados para fines textiles; metales preciosos con los que los orfebres fabricaban joyas para la elite; plumas coloridas con las que ornamentaban sus trajes y tocados; prendas de vestir hechas de pieles de animales; objetos de alfarería como instrumentos musicales y vasijas; plantas y flores medicinales; "maíz, miel, calabaza, cebollas, pescado, animales de caza, caracoles, conchas marinas, colorantes; además sal y tequezquite" (Munguía Cárdenas ).

Existen varios puntos de vista en lo que respecta a la hegemonía de poder en la zona. Según Valdez  "la distribución de asentamientos importantes en casi la totalidad de la cuenca refleja la instauración de señoríos o jefaturas regionales con pueblos súbditos de tamaño variable". Asimismo, las Relaciones de los pueblos vecinos a la cuenca hacen referencia a la presencia tarasca en la zona. Por otra parte se menciona que el control de la región estuvo en disputa entre los tarascos y el rey de Colima.

Para el año de 1523, la región de Sayula fue invadida por los españoles, hecho que permitió la incorporación de Tamazula, Zapotlán, Tuxpan, Sayula, Zacoalco y Cocula a la Nueva España. Dichas provincias al haber sido avasalladas por el Calzonci, no opusieron resistencia a la conquista por Cortés, quien para 1524 cedió estos poblados a un pariente suyo llamado Hernando de Saavedra. Sin embargo, tiempo después Saavedra dejó la zona para ir a Honduras a cubrir el cargo de gobernador. Este suceso representó una oportunidad para que Alonso de Ávalos, un hermano menor de Saavedra y primer encomendero de los pueblos de Michoacán, sometiera los pueblos de la cuenca. Las encomiendas formadas por estas poblaciones abarcaron un extenso territorio hacia el sur que fue nombrado, en tiempo de la dominación española, como la Provincia de Ávalos.

En cuanto a la población indígena de los asentamientos de la cuenca, lo que se sabe con certeza es que en ellos se hablaban la lengua coca y el náhuatl, si bien los nombres registrados en ocasiones llevan a confusión. En un documento de 1536, citado por  el historiador Rodolfo Fernández, se refiere una transacción en la que intervienen varias personas, indígenas y españoles. Sobresale el hecho que se mencionan tres lenguas habladas por personas tanto de Usmajac como de Sayula; los nombres registrados son "copaxa", "tolocho" y "euin". 

Cerca de cincuenta años más tarde, en la década de 1580, Fray Alonso Ponce, a su paso por la región, señala que en Zapotitlán y en Sayula se habla la lengua "tzaulteca", mientras que el mismo autor franciscano señala que en Techaluta se confiesan "por intérprete" de la lengua local a la lengua mexicana o náhuatl. Es decir, hay una lengua extendida a las otras poblaciones de la cuenca, como Zacoalco, Amacueca y Atoyac; sin embargo el náhuatl es la lengua vehicular para la confesión. En estas poblaciones, la lengua es pinome, término que remite al plural de pinotl o pinutl, "extranjero". El historiador Franciscano Fray AntonioTello, por su parte, señala expresamente que en Teocuitatlán la población habla la lengua "coca". 

En otros estudios se considera la posibilidad de que los términos coca y pinome se refieran a la misma lengua; que los cocas serían un grupo que emigró en dirección norte-sur en fechas probablemente no tan lejanas a la conquista, por lo que se les identificaba como pinome, es decir "extranjeros", y que se establecieron en las poblaciones de Cocula, Zacoalco, Tlajomulco y otras de la ribera del lago de Chapala, en distancia cercana a Teocuitatlán y a Techaluta. La presencia del coca como lengua de arraigo reciente en la región no significaría que otras lenguas, como las mencionadas en el documento de la transacción citado por Fernández, hubieran dejado de hablarse. Simplemente significaría que había una gran diversidad lingüística en la región y que no tenemos las suficientes evidencias para conocer cómo eran las lenguas enumeradas.

De esta forma, podemos hipotetizar que el coca o pinome se extendía, en dirección sur, hasta Techaluta, y hacia el oriente hasta Teocuitatlán y los pueblos de la ribera de Chapala; mientras que el náhuatl iniciaba su presencia, por decirlo de alguna manera, aproximadamente en Sayula y se desplegaba hacia el sur, rumbo a Zapotlán, Tuxpan, Colima y de allí al sureste en Michoacán. 

Hay que decir sin embargo que las menciones sobre las lenguas coca, pinome y tzayulteca desaparecen completamente a partir de la segunda mitad del siglo XVII, mientras que las del náhuatl permanecieron hasta el siglo XX. La zona nahua-hablante estará conformada por San Andrés Ixtlán, San Sebastián, Tuxpan, Suchitlán y Ayotitlán, principalmente, todas ellas poblaciones del sur de Jalisco y en Colima. 

(Rodrigo F. Alfaro Uribe, Saúl B. Castañeda Gutiérrez, Alma M. García Galván,  Claudia C. Herrera Hernández, Verónica Luna Covarrubias, Jorge Moreno Huerta, Carolina Rizo Sandoval y Rosa H. Yáñez Rosales, "Otictlaneuhtique tlali yaxca totlaçonantzin…"  Revista Letras Históricos No 19, Guadalajara sept 2018. Departamento de Historia U de G)

 





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