martes, 28 de noviembre de 2023

 La antigua rivalidad entre Zapotlán

el Grande y Sayula

Por Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula


Sayula en 1770 como alcaldía mayor de la Provincia de Ávalos tenía un padrón de 1,258 familias, con 5,702 habitantes, en Zapotlán había (en el mismo año) 588 familias con 2,968 habitantes, según documento de la diócesis de Guadalajara de Indias. 

El 20 de junio del año 1823, el partido de Colima se separa de Jalisco, promoviéndolo como territorio federal Pedro Celestino Negrete y Anastasio Brizuela. Se contempló la separación también, para ser anexados a Colima, de Zapotlán y Sayula, sin conseguirlo, llegando los límites sólo hasta Tecalitlán. Zapotlán intentó por la fuerza separarse de Jalisco y anexarse a Colima, por lo cual el gobierno del estado encomendó al comandante de la guarnición de Sayula Ignacio Camberos, marchar sobre Zapotlán, para destituir a las principales autoridades e instaurar nuevo gobierno. El gobierno estatal envió también al general Anastasio Bustamante con ordenes de impedir a como diera lugar tal intento separatista, por lo que Camberos se vio reforzado. El alcalde de Zapotlán y el juez de letras, Pedro García y Juan Palafox, respectivamente, fueron retirados de sus cargos por Camberos y Bustamante por ser los principales instigadores del movimiento separatista. 

Esta no fue la primera ni la última confrontación entre estas dos demarcaciones políticas del sur de Jalisco, la rivalidad entre Sayula y Zapotlán se gestó dado el auge comercial que por su situación estratégica favorecía a la alcaldía de Ávalos durante la colonia. La bonanza económica de los siglos XVII y XVIII en Sayula abonó a la situación. Pero es probable que tal rivalidad se remontase hasta antes de la llegada de los españoles, por razones análogas. 

Las más tempranas de estas rivalidades podrían haberse dado luego que fray Juan de Padilla fundara el primer convento de la región, de san francisco, en Zapotlán entre 1533 y 1535, y el segundo en Amacueca, el Dulce Nombre de Jesús; en 1547, relegó a Sayula a dependencia del primero y de éste último, hasta 1573 que la doctrina de indios de Sayula fue elevada a la categoría de convento. 

La importancia económica y política de Sayula a mediados de siglo XVI debió contrastar con su dependencia de Amacueca; que si bien, como opina don Federico Munguía Cárdenas en su libro la Provincia de Ávalos, su independencia pudo ser por una decadencia de esta, el que los servicios espirituales de la alcaldía mayor dependiesen de la administración del convento del Dulce Nombre de Jesús. 

Para cuando fray Alonso Ponce visitó por ordenes de la corona espola Sayula en 1587, tan sólo 14 años después de ser elevada a convento la doctrina de indios de Sayula, las crónicas de Ponce hablan de un comercio y economía ya consolidadas y maduros en Sayula. 

En 1834 Manzanillo fue habilitado como puerto, ello favoreció la economía de Zapotlán y el primero de mayo de 1848 se dio la definitiva para Manzanillo como puerto de altura. El comercio y número de habitantes ascendió enormemente y su economía y manufacturas detonaron a niveles no vistos anteriormente. Las autoridades locales comenzaron a ejercer presión sobre el congreso del estado a fin de que el territorio vecino a Zapotlán  se elevara a la categoría de cantón con este como cabeza política del mismo, hasta el extremo de amenazar con la separación de Jalisco si no se les otorgaba la gracia solicitada, debelando las ambiciones de este municipio que se reflejaban en las actitudes de algunos de sus habitantes con respecto a otros municipios en especial con la cabeza de cantón, Sayula. 

Para 1853 una fuerza armada de Zapotlán, al mando del hacendado zapotlense José María Manzano, con cerca de trescientos hombres vecinos de ese lugar, se dispuso a sitiar y atacar Sayula, con intención de ocuparla. Mariano Pico y Claudio Gutiérrez, vecinos de Sayula, organizaron la defensa, siendo fácilmente rechazado los atacantes con saldo de un muerto. 

Pese a lo anterior y distintas confrontaciones y largos pleutos legales por limites de tierras entre Sayula y Zapotlán, y el esfuerzo de Sayula por mantener su hegemonía en la región, las circunstancias nuevas en la política, el comercio, la economía y las nuevas rutas de comunicación en el occidente de México, la antigua alcaldía mayor de los pueblos de Ávalos comenzó de forma gradual a perder importancia desde el segundo tercio del siglo XIX hasta los años noventa del siglo XX. 

El auge de Zapotlán de la segunda mitad del siglo XIX ya no se detuvo con respecto a Sayula, ganando cada vez más influencia. Al comenzar el siglo XX la línea ferroviaria que trazaría la conexión entre Guadalajara y Colima, inaugurada por Porfirio Díaz, daría fin a Sayula como paso intermedio entre la región y estas dos capitales, y las bodegas de almacenamiento de mercancía que mantuvieron una importante porción de la economía de la localidad, durante la segunda mitad del siglo XIX, dejarían de ser necesarias; contentándose Sayula ya sólo con el comercio al paso del tren (aunque después de la de Colima, Sayula llegó a ser la estación más importante de esta ruta), acrecentando la brecha que la separaba de Zapotlán como municipio de mayor influencia en el sur de Jalisco. A finales del siglo XX, la autopista Guadalajara-Colima (1984), que dejó a Sayula fuera de esta ruta; y la construcción en Zapotlán del Centro Universitario del Sur (1994), terminaron por marginar a la antigua alcaldía de los pueblos de Ávalos, como centro de importancia económica y política de la región, ocupando el lugar actual Zapotlán el Grande. Recientemente, luego del auge de las agro empresas en la región, Sayula a un costo muy elevado - el saqueo de sus mantos freáticos y la contaminación por agroquímicos, así como la ambición del CA y la corrupción -  Sayula comienza a recuperar algo  de su antigua gloria en la región. Estando aún lejos de lo que fue hace 200 años durante el virreinato y parte de los primeros años del México independiente donde como centro comercial y económico de la región ofertaba mercancías de todo el mundo y sus vecinos concentraban una buena parte del poderío económico como dueños del capital que producían las más importantes haciendas de Colima a Guadalajara, conocidas en el virreinato como haciendas Avaleñas, por la Provincia de Ávalos, con capital en Sayula donde estos potentados tenían casas de descanso o residían. 


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