domingo, 12 de abril de 2020

             Política, Filosofía y Pandemia.
Por Rodrigo Sànchez Sosa
"Mientras gran parte de la población espera que la pandemia quede atrás para regresar a la vida normal, la mayoría de los filósofos afirman que esto no sucederá. La supuesta normalidad tan añorada en estos momentos, ya no volverá. La sociedad que nos espera al final de este evento será distinta a la que conocimos. El coronavirus como fenómeno global que afecta todas las esferas de la vida humana ha servido como ocasión para poner a prueba el poder explicativo de las teorías filosóficas más importantes de este siglo. Buena parte del debate mantenido durante estos días por distintos filósofos ha girado alrededor de dos cuestiones, ¿Qué pasará con el capitalismo después de la pandemia? y ¿Cómo cambiará las relaciones sociales? En un primer grupo, donde se encuentran Giorgio Agamben y Byung-Chul Han, piensan que, lo más probable, es que el capitalismo salga fortalecido de esta crisis, como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores. El argumento es que el éxito de China para contener el avance de la pandemia a través de medidas totalitarias que tienen por base la
hipervigilancia de sus habitantes y fuertes restricciones a las libertades individuales, gozarán de mayor legitimidad y se convertirán en un modelo atractivo para la ciudadanía y sus gobernantes. Así, lo que se conoce como estado de excepción derribará las últimas barreras que impedían su expansión y se convertirá en el paradigma de gobierno normal.   Además, este par de filósofos advierte sobre el riesgo que implica para las relaciones sociales vivir bajo este estado de excepción. En él, como insiste Agamben, el prójimo es cancelado, reducido a una simple posibilidad de contagio, de quien hay que guardar de uno a cuatro metros de distancia. Bajo este paradigma tanto el extraño como nuestros conocidos se transforman en alguien a quien es necesario denunciar si no se somete a la disciplina del estado de excepción, pues de ello depende salvaguardar nuestra integridad. ¿Qué pasa con una sociedad que se acostumbra e interioriza estas normas de comportamiento? El miedo termina por aislar a las personas y las vuelve cada vez más egoístas, se cancela toda oportunidad de cambio colectivo.
Existe una posición menos pesimista que se expresa a través de autores como Judith Butler, Sandro Mezzadra, "Bifo" Berardi y Slavoj Zizek quienes a pesar de reconocer los riesgos y la tentación de una caer en una deriva totalitaria, apuntan una serie de posibilidades de cambio que se abren a futuro. Ellos parten de las injusticias y deficiencias que se han vuelto evidentes en el sistema capitalista conforme el coronavirus se ha expandido por todo el planeta; esta pandemia muestra los límites del capitalismo, pone sobre la mesa que existen cuestiones que no deben ser sometidas a la ley de la oferta y la demanda, ni dejadas a los caprichos del libre mercado, como lo es la salud. La manifestación más clara de esto es el caso de Estados Unidos, especialista en llevar "democracia" a otros países, se muestra incapaz de llevar servicios médicos a sus ciudadanos y los abandona a su suerte.
Durante estos días los ciudadanos han caído en cuenta que están doblemente desprotegidos, por un lado las empresas niegan a sus trabajadores la seguridad de un ingreso mínimo para sobrevivir durante la crisis y realizan despidos masivos; por otro lado, los estados se declaran incapaces de garantizar acceso a la salud pública a todos los que resulten afectados, pues los sistemas de salud ha sido sometidos a sucesivas olas de privatización y a salvajes recortes durante los últimos años. En cuanto a las consecuencias para las relacione sociales estos filósofos se oponen al punto de vista que enfatiza el aislamiento y el miedo como los principales productos de las medidas políticas. Judith Butler y Bifo Berardi coinciden en señalar que también es una oportunidad para tomar consciencia de nuestra interdependencia, y que los actos de solidaridad son los que nos sacarán adelante. Las formas de cooperación entre los individuos no desaparecerán por el aislamiento, sólo cambiarán y buscarán aprovechar los recursos disponibles para dar la batalla desde otros frentes. Al mismo tiempo que esto sucede y el debate continúa, políticos de todos los países piden a las personas que salgan a arriesgar sus vidas y acudan a sus trabajos precarios -sin ningún tipo de seguridad social- para salvar la economía. Un sistema que presenta como válida la disyuntiva entre la vida o la economía, es a todas luces un sistema fallido; el descontento generado por toda esta situación si es canalizado políticamente en la dirección correcta puede ser un importante factor de transformación."
"El filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas dijo, en declaraciones que publicó el diario Kölner Stadt-Anzeiger, que "nunca habíamos sabido tanto de nuestra ignorancia", como ahora ante la crisis del coronavirus. "Una cosa se puede decir: nunca habíamos sabido tanto de nuestra ignorancia ni sobre la presión de actuar en medio de la inseguridad", dijo Habermas. Según Habermas en nuestras sociedades complejas nos enfrentamos permanentemente a grandes inseguridades "pero estas aparecen de forma local y no simultánea y son resueltas en uno u otro subsistemas de la sociedad por expertos". "Ahora en cambio la inseguridad existencial es global y simultánea y está incluso en la cabeza los individuos conectados a las redes de comunicación", dijo. "Cada individuo aislado es informado de los riesgos de la pandemia porque para luchar contra ella el autoaislamiento del individuo es la variable más importante en consideración de los sistemas sanitarios saturados", agregó. Además la inseguridad no sólo se refiere a la lucha contra la pandemia también a las consecuencias económicas y sociales que son impredecibles. A diferencia de lo que ocurre con el virus, en lo relativo a las consecuencias económicas hay expertos que puedan estimarlas con seguridad. "Los economistas y los sociólogos tienen que tener cuidado con pronósticos imprudentes", advirtió. Habermas, de noventa años, es uno de los filósofos más destacados de Alemania y es considerado como un heredero de la llamada Escuela de Fráncfort, cuyos principales representantes eran Thedor W. Adorno y Max Horkheimer."
Al final de esta pandemia se nos preguntará a todos ¿Qué tanto estamos dispuestos a sacrificar para recuperar esa normalidad que en realidad ha sido la que nos ha puesto en esta situación? De la respuesta colectiva que se dé a esta cuestión se determinará la sociedad en la que habitemos en los próximos años. (Erik Sapúlveda y  agencia EFE)

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