domingo, 27 de diciembre de 2020

 El papaqui y su origen en los rituales

de solsticio de invierno nahuas

Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

Existe una fiesta tradicional que terminó reduciéndose, como concepto, aquí en Sayula, al tipo de música que era utilizada en una celebración indígena milenaria  en honor al nacimiento de Huitziloposchtli, la deidad asociada a la guerra; pero, sobre todo, a la renovación cíclica del sol. Don Federico Munguía Cárdenas, cronista emérito del municipio y la región, describe un concepto ancestral que, según quien esto escribe, se corresponde con la fiesta al Dios mexica citado: Papaquí, deriva de Panquetzaliztli, que era el nombre de esta antigua fiesta indígena de origen nahua, el vocablo posiblemente se castellanizó y llegó a nuestros días con esa pronunciación y reducido a un adjetivo, como lo explica don Federico Munguía:


"El Papaqui es una música de raigambre indígena utilizada en las fiestas y holgorios, por ser símbolo de alegría y mitote."

Munguía Cárdenas reduce el concepto  a una música de fiestas populares como las bodas, en las que un mariachi indígena (sic) entonaba sones que mezclaban versos religiosos con versos profanos:

"En nombre sea de Dios y de la virgen María / que no hay hombre como Dios ni mujer como María. Vamos cantando Papaqui /como si fuera de nuevo / no digan los de este barrio que cantamos con miedo. La dama que me quiera / téngame la puerta abierta / el chocolate batido y el pan en la servilleta." (Papaqui tradicional de Sayula)

El Papaqui en Sayula deriva de la fiesta a indígena al Dios del sol nuevo, pero  también  se deriva de los cantos y celebraciones que dieron origen a las fiestas navideñas durante la colonia en México. 

Huitzilopochtli también conocido como Ilhuicatl Xoxouhqui o Tlacauepan Cuexcotzin .7 A la llegada de los españoles a Mesoamérica, era la deidad más adorada en el Altiplano Central por imposición de los mexicas. Su templo principal se encontraba en Huitzilopochco (Hu?tzil?p?chco), ahora Churubusco. En la mitología mexica, Huitzilopochtli ordena la fundación de México-Tenochtitlan en el lugar donde los mexicas encontraran a un águila portando el Atl-tlachinolli, la cual tendría que estar reposando sobre un nopal entre otras características. Este mito mexica acerca de Huitzilopochtli y la fundación de México-Tenochtitlan. De acuerdo a la mitología mexica Huitzilopochtli es el hijo de la diosa de la Fertilidad (Coatlicue) y también es el Sol joven hijo del Sol viejo (Tonatiuh). La Fiesta en honor a Huitzilopochtli se celebraba una vez al año durante el solsticio de invierno, su  nombre en náhuatl era  Panquetzaliztli.  

"La fiesta de Panqueetzaliztli celebra  el nacimiento del nuevo Sol como Huitzilopochtli , uno de los principales Teteoh (diosese) honrados por los mixicas.. El nombre Panquetzaliztli se traduce como "Levantamiento de las banderas". El festival de  Panquetzaliztli se celebra con baile, música y una carrera a pie. Se construye una efigie de Huiitzilopochtli con harina de amaranto y néctar de agave, y se consume después de la carrera como parte integral de las festividades. También se hacen y se comen tamales, y se libran simulacros de batallas en honor a la temporada entre estudiantes de telpocallis (escuelas) rivales . Se colocan pequeños carteles de papel en los hogares. Durante los veinte días completos, se agradece a todos los árboles y plantas por brindar frutos, granos, hierbas, leña, etc., y se adornan con adornos en forma de estandartes pintados fabricados con tiras de papel de amate (papel de corteza).  Como vemos en el Códice florentino, el acto de dar caridad también fue incentivado durante este tiempo:

´Respeta a los viejos en desgracia, a los humildes, a los miserables, a los necesitados; ten piedad de ellos…dales algo de beber y comer. Porque ellos son aquí la representación de nuestro Dios. Por esto se te dará vida larga en la tierra... ´  ( Códice Florentino, Libro 9, Capítulo 12, p.56-57)

La fiesta de Panketzaliztli y el nacimiento de Huitzilopochtli sirven como base para la tradición mexicana de "Las Posadas".

´ Las Posadas se inició en 1587, en la localidad de San Agustín Acolman, a 40 kilómetros de Teotihuacan, cuando Fray Diego de Soria obtuvo un permiso otorgado por el entonces Papa Sixto V en el que daba la celebración en Nueva España de la misa de Navidad ´

Estos actos litúrgicos que servirían para evangelizar a los indígenas se realizaron del 16 al 24 de diciembre en los atrios de los templos. Entre estas ceremonias se acostumbraba fusionar pasajes y escenas representativas de la Natividad. Aprovechando la inclusión de la pólvora a tierras mexicanas, los festejos se iluminaron con bengalas, cohetes; así como las piñatas, cantos y villancicos. Sin embargo, esta forma de cristianizar a los indígenas de México-Tenochtitlán no fue completamente desconocida por los pobladores. Mientras los españoles y parte de Europa esperaban con alegoría el nacimiento de Jesús, los habitantes de Anáhuac (Valle de México) se preparaban simultáneamente para recibir a Huitzilopoxtli al niño del sol.

 El investigador Germán Andrade Labastida descubrió en 1942 que "Los aztecas celebraban con gran pompa el nacimiento de Huitzilopochtli (" colibrí del sur "o" colibrí izquierdo "), y esta ceremonia era precisamente en época navideña. Fue una fiesta en todas las casas, donde a los invitados se les daba suculentos manjares y figuritas o ídolos hechos de maíz azul, tostado y molido, mezclado con miel de maguey negro. De hecho, todos los años, durante Panquetzaliztli, se celebraba una fiesta (mitote) en honor al nacimiento de Huitzilopochtli, el hijo del Sol, para solemnizar su avenimiento en el solsticio de invierno.

 ´...la ceremonia comenzaba con una carrera encabezada por un corredor muy veloz que llevaba en brazos una figura de Huitzilopochtli hecha de amaranto y portando en la cabeza una bandera azul (pantu) (texuhtli) ´

Comenzaba en Huey Teocali (gran casa del sol) y llegó a Tacubaya, Coyohacán (Coyoacán) y Huitzilopochco (Churubusco). Detrás de los portadores de esta imagen corría una multitud que había sido preparada con ayuno. Durante el solsticio de invierno (21 de diciembre), el sol ya había atravesado la bóveda celeste y había muerto el 20 de diciembre. El Niño Sol se dirigía al Mictlán (Lugar de los Muertos) donde se transmutaría en colibrí para regresar al origen. Justo en ese momento ocurrían otros actos ceremoniales: los mexicas instalaban estandartes de papel en todos los árboles frutales y plantas comestibles de la temporada. El día de la fiesta se adornaban todos los árboles y se ofrecía pulque (meoctli) y tortillas (tlaxcalli), como muestra de agradecimiento por lo cosechado durante el año.

Panketzaliztli en el Códice Tovar (ver figura que acompaña este texto). En esta ilustración, de la tercera sección, un hombre anciano y demacrado sostiene una pancarta decorada con rayas azules y banderines. Lleva un collar de cuentas azules con colgantes de oro. Sobre la cabeza del hombre hay una cabra. El texto describe el mes como uno en el que los capitanes de guerra celebran. Identificado como diciembre con el símbolo astrológico de Capricornio, el mes se llama Panquetzaliztli (Levantamiento de estandartes). Estaba dedicado a Huitzilopochtli, el dios del sol y la guerra. El color azul puede estar asociado con este dios, cuyo nombre significa "Colibrí azul a la izquierda".

Historiadores y especialistas en la cultura prehispánica de México, destacan que este culto es una analogía con las posadas a la hora de romper la piñata. En sus memoriales escritos en 1541, Fray Toribio de Motolinía narró que para las celebraciones navideñas, los indígenas adornaban las iglesias con flores y hierbas; Esparcían juncos por el suelo, hicán su entrada bailando y cantando y cada  unió llevaba un ramo de flores en las manos.  En el siglo XVIII, las fiestas tomaron más fuerza en los barrios y en las casas y la música religiosa fue sustituida por el canto popular, pero no dejaron de realizarse en los templos católicos. Entre villancicos, piñatas y celebración, las posadas son parte del espíritu ancestral de la cultura mexicana. Por supuesto, otro aspecto importante de esta celebración es el uso de Cuetlaxochitl (poinsettias, flor de noche buena) en rituales y decoración. Esta planta florece en invierno y se considera que su floración representa el renacimiento del sol. Los pétalos de color rojo brillante  representa la preciosidad de la sangre que se ofrece a Huitzilopochtli."  Kurly Tlapoyawa,  arqueólogo



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