martes, 5 de septiembre de 2023

 La Independencia de México y la creación

de una nueva identidad en Sayula

Por Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

 Los cambios político-sociales que experimentará la Nueva España durante la última década del siglo XVIII y la primera del siglo XIX, serán significativas en la trasformación del sentido de identidad en Sayula. El referente territorial de esa identidad se ampliará y reducirá en función del contexto político, sin embargo, el original territorio del vaso lacustre de la laguna de Sayula, el gran Tzaulan, como símbolo ancestral, seguirá determinando la región y reforzando localmente el discurso nacionalista criollo que finalmente se impondrá en el México independiente. Las nuevas formas simbólicas que se sumarán a la cosmovisión adoptada durante la colonia, moldearán a lo largo de la primera mitad del siglo xix la identidad cultural en Sayula, entre los criollos.


 El pensamiento liberal ilustrado se impondrá, tras una larga y sangrienta lucha, a los españoles peninsulares fieles a la corona. El siglo XIX en Sayula será el de los criollos. Los indígenas asediados como grupo étnico y cultural diferenciado, cederán gradualmente a las ideas políticas ilustradas y finalmente a las de la Reforma. Aunado esto a pestes y hambrunas, producto de largos años de confrontaciones armadas y creciente mestizaje, reducirá significativamente, primero, el número de individuos en la comunidad de naturales; y luego, sus formas socioculturales. La unidad política y territorial del antiguo Tzaulan, se reproducirá como en la colonia, pese a lo convulso del periodo histórico, lo que demuestra el fuerte vínculo simbólico que representa el territorio que su vez produce identidad colectiva. 

El valle del vaso lacustre jugará un papel determinante, tanto en la lucha de independencia como en la de Reforma en el Sur de Jalisco. El eje de la territorialidad en este caso, gira en torno a Sayula. Y dado que la identidad se puede predicar propiamente, sólo de los sujetos individuales, dotados de conciencia, memoria y psicología propia; y únicamente, en el mismo sentido, se podría atribuir por analogía a los colectivos; Sayula, como tal, no será en última instancia aquello que otorgue un nuevo sentido a la identidad en la región. Los sayulenses y los habitantes del valle, individuos concretos, aquellos que durante este periodo cronológico influyeron individualmente en las decisiones y construyeron una visión novedosa de la realidad social, desde uno u otro de los bandos enfrentados, darán forma a esa identidad que los determinará, diferenciándolos:

"Todo actor social (individuo) está dotado de una identidad. Ésta es la imagen distintiva que tiene de sí mismo el actor social en relación con otros. Se trata (la identidad), por tanto, de un atributo relacionado y no de una ´marca ´ o de una especie de placa que cada quien lleva colgada del cuello…las identidades colectivas carecen de autoconciencia y de psicología propias; no son entidades discretas, homogéneas y bien determinadas; no constituyen un ´dato´, sino un ´acontecimiento ' que tiene que ser explicado (y demostrado)." (Giménez, Gilberto. La cultura como identidad y la identidad como cultura)

En un primer momento, la lucha por la independencia de México será influenciada por el pensamiento ilustrado europeo; pero, de igual forma, por la búsqueda de una identidad nacional. El nacionalismo como teoría política es una reacción frente a un desafío planteado por el extranjero, una amenaza a la integridad de una identidad propia, lo que implica la búsqueda de una autodefinición que voltea al pasado de esa identidad en búsqueda de inspiración que sirva de guía para enfrentar el desafío en Sayula, los criollos para finales del siglo XVIII tenían clara una identidad que los diferenciaba de los españoles peninsulares: al contrario de estos últimos, no añoraban el regreso a España, se habían identificado con la tierra en la que habían nacido adoptando costumbres que los hacían diferentes; incluso, comenzando a reconocer la importancia de las culturas nativas. El contexto político, económico e ideológico europeo, aunado a lo anteriormente expuesto, gestaron la lucha por la independencia, dando sentido a la identidad en Sayula y la región en el siglo XIX y gran parte del silgo XX. 

Antecedentes ideológicos de la independencia de México:

A la realidad socioeconómica que vivía el imperio español a finales del siglo XVIII y principio del siglo xix, potenciada por las reformas borbónicas y el despotismo ilustrado de Carlos III, que afectaron directamente los intereses de acaudalados españoles peninsulares residentes en la colonia novohispana y criollos privilegiados, y en general la vida de todos los habitantes de la Nueva España; se sumarían un contexto político internacional que definiría el destino del México colonial en los primeros años del siglo xix. España a finales de 1700 estaba en guerra con Francia, la codicia de Inglaterra de los territorios coloniales españoles y constante asedio y saqueo de sus barcos mercantes procedentes de indias, ocupaban una buena parte de los recursos de la corona que luchaba por mantener a raya al enemigo; pero sobre todo, al discurso ideológico de este. El esfuerzo por reformar la administración imperial, era parte de la logística del conflicto. Erradicar la corrupción, haciendo eficiente la producción minera y controlando el comercio en beneficio de la metrópoli, eran medidas que el despotismo ilustrado del monarca español creyó necesarias. Para ello se valió de una burocracia peninsular que implicó un reacomodo del poder político y económico en el virreinato novohispano. Estas medidas tocaron intereses poderosos en la Nueva España, pero sobre todo revaloraron la cultura simbólica del virreinato, cuyo monolito ya agrietado comenzaba derrumbarse (Como el nuevo colonialismo neoliberal hoy). 

 "Desde 1591, cuando se procedió a vender los cargos del Ayuntamiento al mejor postor, tal institución pasó a ser cabalmente controlada por la criollada rica... la creación de las intendencias -con ánimo de clarificar las cosas- concentró un gran cúmulo de funciones en la figura de los intendentes (hoy serían presidentes municipales, y la intendencia un municipio), que antes estaban dispersas (poco claras)… De esta manera, se volvió mayúscula tanto la influencia de los intendentes como la de los subdelegados… Ello iba directamente en detrimento de la fuerza del Cabildo y de las oligarquías locales, pues quedaban francamente subordinas a los funcionarios reales" (Muriá, José María. "De nueva Galicia a Jalisco")

Se debe señalar que la actitud ilustrada de Carlos III frente a la situación social, económica, política e intelectual de España en ese periodo, apoyando los estudios en ciencias, filosofía y artes en las instituciones educativas de su imperio, hicieron posible la difusión del pensamiento ilustrado. Más tarde las tropas napoleónicas que invadieron España en 1808, llevarían informalmente el ideal básico de la ilustración al vulgo español: el derecho soberano de la nación frente al absolutismo real. Luego, la orden jesuita complementaría tal difusión con su labor pedagógica e intelectual, sobre todo llevando el enciclopedismo francés a la Nueva España. Estas ideas vienen a difundirse no sólo entre la clase alta de la sociedad novohispana: peninsulares y funcionarios del imperio, ricos criollos, comerciantes, hacendados, dueños de minas y obrajes; sino también entre las clases medias: pequeños comerciantes, administradores, escribanos, abogados, maestros, curas y párrocos de pueblos y villas que no contaban con propiedades ni capital. Para finales del siglo XVIII ya se había desarrollado en España una ilustración española que no tardó en llegar a la Nueva España y las otras colonias. Entre la orden jesuita y los funcionarios de la corte de Carlos III, en España, se consumían y reproducían escritos y traducciones de las ideas ilustradas y liberales francesas que se traficaban clandestinamente a las colonias americanas, influyendo una corriente novohispana de pensamiento ilustrado-liberal (aunque propiamente el término "liberal"  no sería sino hasta 1802 que se emplearía en la acepción aquí utilizada) entre criollos y las capas medias sociales que se opondrán a la escolástica de la iglesia y el despotismo ilustrado borbón en favor de la ciencia moderna y la filosofía. Detrás de la educación estaba la orden jesuita con Clavijero, Francisco Javier Alegre y José Antonio Alzate: 

"Fue una corriente, humanista, renovadora…por su comprensión de la patria mexicana como una realidad distinta  de España; por la exaltación de las culturas indígenas y la condena de la conquista y aun de la destrucción de monumentos y códices por algunos misioneros del siglo XVI; por su repudio franco a la esclavitud humana; por afirmar que el origen de la autoridad política se funda en la naturaleza social del hombre y directamente en el consentimiento de la comunidad ( Y no de la sangre real de los monarcas, de donde derivó el actual clasismo en México)." 

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