martes, 28 de marzo de 2017

Especial para Horizontes...
Sayula años ochenta, crónica de una década que transformó su realidad
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

Los años ochenta del siglo pasado, en el contexto internacional, el neoliberalismo se afianzaba en el mundo, Margaret Tacher en Inglaterra implementaba los cambios económicos de la escuela de Chicago enfrentado una fuerte oposición ciudadana al modelo económico de restricción del gasto social del gobierno, liberación de los controles del estado sobre la economía y apertura comercial, económica y financiera. Ronald Reagan en los Estados Unidos hacia lo propio y por todo el mundo la doctrina económica de Milton Freeman, el neoliberalismo, comenzaba a influir las políticas económicas. La Unión Soviética y sus aliados oponían resistencia aún modelo económico occidental que a la larga haría colapsar a la propia URSS diez años más tarde. Los juegos Olímpicos de 1980 serían en Moscú y EU sabotearía los juegos negándose a asistir; en medio Oriente las tenciones entre Irán, Libia y EU, se sumaban al eterno conflicto árabe israelí. En Latinoamérica, fuera de una Cuba sostenida por el apoyo Soviético, las dictaduras militares, golpes de estado y guerrillas eran la constante desde el decenio anterior; en el Salvador se desató una guerra civil muy sangrienta (Muchos refugiados llegaron de aquel país a México y algunos de ellos a Sayula en esos años). La contra revolución nicaragüense fue financiada por EU con dinero del narco trafico donde el narco mexicano de aquel entonces participó. La resistencia armada a los regímenes militares y dictaduras impuestas por occidente en Latinoamérica,  se extendía por todo el territorio de la América Ibérica, de Argentina hasta México. Estalló la guerra de las Malvinas entre Argentina e Inglaterra.
En tal contexto, no se preveía que la década de los ochentas difiriera del decenio anterior. En México la guerra sucia de los setentas contra la disidencia política y el activismo estudiantil, obrero y campesino, se prolongaba hasta los primeros años de aquél decenio, del cual salía el país luego de una crisis económica producto de un saqueo de las arcas públicas, una devaluación propiciada por la corrupción gubernamental y corporativa que especuló con la moneda. El sexenio de José López Portillo se caracterizó por ello y por el despilfarro cínico de las ganancias petroleras; algo que el mismo PRI reconoció en la campaña de su candidato a la Presidencia de la República Miguel de la Madrid Hurtado, adoptando el lema de campaña: "Por la renovación moral de la sociedad". La renovación que el PRI pretendía incluía, la moda económica de occidente, el neoliberalismo, y los primeros tecnócratas se dieron en el gobierno de Miguel de la Madrid, entre ellos, el oscuro Carlos Salinas de Gortari.  
En Sayula, la vida cotidiana era influenciada por los contextos antes referidos sin que apenas se percibiera. Entonces se había convertido Sayula en un apacible pueblito, con una marcada división social de clases (modelo heredado de la colonia) capitalizada por los descendientes de los antiguos administradores de las grades haciendas de la región, que luego de la revolución y cristiada usurparon socialmente el estatus de sus patrones, después de combatir en su nombre en ambos conflictos armados y maniobrar políticamente para acaparar los beneficios de la revolución en el sexenio de Lázaro Cárdenas; estos, mantenían y promovían los valores tradicionales de orden social, tenían en su poder los latifundios más importantes de tierras, eran propietarios y socios de los grandes comercios locales y controlaban lo sucesión política en el municipio como patrimonio de clase.
Por lo demás, Sayula había crecido apenas otras 600 varas castellanas (502 metros) desde 1546 en su mancha urbana. Al poniente no llegaba más allá, sobre la calle Ávila Camacho, del local de la XEWP, la radio de Sayula; hacia el poniente seguía topando en el Santuario, pero ahora se había poblado totalmente la Colonia de Guadalupe al sur de ese punto. Sobre la otra línea del eje de la cuadricula trazada por los españoles, la calle 5 de Mayo y la calle Juárez, al norte se extendía hasta la cruz del cuarto y al sur hasta la recién construida colonia del ISSSTE o "de los pitufos" como se le conociera popularmente. Sayula tendría cuatro escuelas secundarias: la Mixta, la ETA, Montenegro y la Nocturna, una academia comercial san Sebastián; dos escuelas preparatorias CBETA 19 y la Escuela Preparatoria modulo Sayula dependiente de la regional de Cd Guzmán de la U de G. Los centros educativos anteriores se encontraban donde hoy están, con excepción de la Mixta después Foránea 22, que se encontraba en lo que hoy es la Casa de la Cultura y luego se mudaría a calzada del ejército, donde está hoy; la Nocturna ocupaba también el inmueble de la hoy Casa de la Cultura, luego pasaría al inmueble de la escuela severo Díaz, para terminar en una casa particular y desaparecer recientemente. La Academia Comercial san Sebastián entonces se encontraba en un edificio anexo al templo de san Lucas. La Secundaria Montenegro se localizaba en un local sobre el Parían donde hoy se ubica el Bar Bambú.
La vida cotidiana era tranquila, la gente se dedicaba al campo y la oferta de trabajo al margen de este era el comercio tradicional, la producción de bienes y servicios y los negocios que empleaban a más trabajadores eran la productora avícola Pollos Maxi, la Empacadora Pavo, las deshidratadoras de Alfalfa, dos aserraderos que funcionaban en la cabecera municipal y una productora automatizada de leche en Usmajac. La semana regía la actividad de la comunidad, que descansaba medio día los sábados y todo el día el domingo en el cual se realizaba el antiguo ritual que simbolizaba y reproducía el orden social de Sayula: el jardín principal se dividía en dos secciones una para la clase social alta y otra para el pueblo, donde los vecinos se reunían para sociabilizar de acuerdo a su rango socio económico así como de género, tanto los domingos como durante las fiestas de Ramos y Carnaval. Los hombres daban vueltas al rededor del quiosco del jardín en un sentido y las mujeres en sentido contrario, en un ritual de cortejo para los más jóvenes. De todos los barrios bajaban al centro, cada domingo después de misa, para ello. El entretenimiento entonces constaba de dos cines, uno popular, el cine Edén (hoy coopel) y otro exclusivo, el cine los Arcos que se encontraba donde hoy está el centro comercial Brizuela, mudándose luego a un local frente al hoy Hotel Mesón del Ánima. En los locales de Parían, sobre todo frente al Jardín principal calle entonces de por medio 5 de mayo que se prolongaba hasta Ávila Camacho ubicándose la caseta de taxis en la acera poniente, se hallaban restaurantes, bares y un billar: el Salón Azúl, Campiranos, el Social, el Corona, El restaurant de Magaña, que luego fue de Doña Chayo Portillo Vda de Vázquez, y donde hoy está el Ánimas Bar; el popular Billar de Pancho. También estaban los puestos fijos de Don Pablo Macías en el sur de esos portales, en el norte un estanquillo y el famoso puesto de periódicos y revistas de Tere Solórzano; Las sillas para lustrar calzado del popular "Chicas" y el puesto de hot dogs del señor Solórzano. Ya en el mercado municipal por la noche, los fines de semana, se encontraban las taquerías de Julio, el Dina, los tacos de cabeza de un señor que vivía frente al jardín del santuario cuyo nombre no recuerdo, entre otros. Los comercios en el centro eran la Mueblería Portales, un negocio de telas, la Casa Salgado, La Colonial, papelería Nueva Galicia, Farmacia del Carmen, un Motel, los negocios de la Familia Cueva Corona, La peletería la Michoacana, la zapatería Canadá, Las tortas el Cabecini, la terminal de los autobuses Estrella Blanca, sobre el Parían; panadería Villalobos, Camisería García, Ferretería Ocampo, una terminal de los autobuses verdes, la abarrotera de don Alfredo Rodríguez, Novedades Lupita y tortas Romo, sobre el mercado. En el Portal Libertad el negocio del Chito, El Súper, la tienda de semillas y granos de don Nicho, el bar de Chencho, la abarrotera de Papitas, la legendaria tienda de don Martin Cárdenas, y sobre lo que hoy es el banquetón la farmacia del doctor Medrano, la frutería y tienda de ropa de la Familia Flores, la zapatería Canadá a principios de esa década, la Casa del Ciclista, una perfumería, el café Tzaulán, la bisutería de la familia de la Fuente. En las esquinas de Vallarta y Ávila Camacho, la Mueblería Barajas y el Banco Refaccionario de Jalisco. Entre otros negocios de los ochentas estaban las Novedades, la Valenciana, Farmacias del Rosario, el Hotel Díaz, Banamex, el taller de reparaciones electrónicas de Goyo Navarro, tortas el Chale, la terminal de autobuses Flecha Amarilla luego del Sur de Jalisco, una farmacia veterinaria, la farmacia del Sagrado Corazón, las discotecas Caza fantasmas, Elíte y Scorpions. Todos en diferentes periodos del decenio, en el primer plano del centro histórico.
En la política, el primer signo de cambio de los tiempos fue la ruptura de la sucesión de la presidencia del municipio, que tradicionalmente la decidía una elite local. Para el Periodo 1977-1979 resultó electo Rodolfo Arias Covarruvias, apadrinado por el líder nacional cañero del PRI José María Martínez. Quienes estaban acostumbrados a detentar el poder, vieron como intruso a este personaje y se opusieron sin éxito a su administración. En tal administración se construyó el Jardín de la Candelaria, se empedraron y dotaron de alcantarillado colinas populares en el municipio. Algo que podría interpretarse como un desafío del ayuntamiento a la tradicional exclusión social de las clases altas. Esto era un símbolo de los tiempos, el populismo como respuesta a las demandas sociales del contexto nacional e internacional. Para 1980, con la Elección de Maximiliano González Michel, para el periodo 80-82, las aguas parecían volver a su cauce, y con el apoyo de la influyente familia García Barragán, de nuevo las clases altas se vieron representadas en el poder local. En este periodo se volvió al altruismo de elite que tanto gusta a esa clase, el ayuntamiento con los clubes de servicio de ricos (Leones y Rotarios), fincó escuelas, un kínder que llevó el nombre del General Marcelino García Barragán y una escuela secundaria que llevó por nombre Javier García Paniagua, entre otras. El siguiente periodo presenció una reacción popular, agrupados en los frentes sinarquistas la derecha en Jalisco y Guanajuato fundaría el PDM o Gallito Colorado; en Sayula, con una base importante entre el pueblo, el partido impulsado desde la iglesia católica, tomó fuerza y lazó a su candidato Bernardo Famoso Villalobos. El PRI lanzaría desde las filas tradicionales y en sus usos y costumbres a Rafael Chávez Arellano, quien con acusaciones de fraude ganó la elección, la inconformidad del pueblo se organizó e impidiendo que tomará posesión Chávez Arellano, tomaron la presidencia Municipal, dándose el primer conflicto social post electoral en Sayula desde el periodo de la revolución de 1910. La policía antimotines del estado desalojó el inmueble público, sacando a macanazo limpio a las personas y se instauró el ayuntamiento priista finalmente. En este periodo se remodelo el jardín principal suprimiendo las secciones tradicionales que separaban las clases sociales en los domingos de recreo, y se cerró parte de la calle 5 de mayo que flanqueaba el jardín por el costado poniente. Fue una medida muy criticada pero posiblemente obedeció a la necesidad de relajar las tenciones sociales en Sayula, al desaparecer el espacio físico de la división social. En 1984 se comienza a construir la autopista Guadalajara-Manzanillo que sería un revés a la economía local por quedar al margen de la misma Sayula. En 1985, por motivos políticos renunció Chávez Arellano. En el contexto internacional, la penetración cultural de América latina por parte del imperio gringo estaba en pleno auge, además de que los migrantes de Sayula que llegaron a EU en los dos decenios anteriores regresaban exitosos, trasformando la visión de futuro entre los más jóvenes e influyendo en la identidad local. El periodo siguiente, de nuevo se impuso desde el PRI del estado, candidato a Sayula para el periodo 1986-1988, contra todos los pronósticos el señalamiento recayó sobre Jorge Ventura Torres, licenciado en economía y maestro de la preparatoria local. Pero esta vez, el pueblo agrupado en el PDM, le impuso un regidor, el primero de oposición, al ayuntamiento priista en la persona de su candidato Primitivo Curiel un joven doctor. Los tiempos habían cambiado y las clases altas detentadoras del poder desde el segundo decenio del siglo pasado en Sayula quedaban al margen del poder político en el municipio. Esto no era más que el reflejo de las condiciones político-económicas en los contextos nacional e internacional en relación con México.  Los nuevos tiempos exigían un cambio de elites económicas y políticas, pronto los tradicionalmente ricos en Sayula sufrirían el revés de la reforma económica de los tecnócratas del gobierno federal que luchaban contra el  viejo PRI, y los más perderían tierras y fortuna frente a los bancos, para luego agruparse en aquel movimiento de deudores llamado el Barzón (1992). Por lo pronto, su marginación, era la primera etapa. En este periodo (1986) llega a Sayula la agricultura industrializada con el cultivo de Jitomate, 1, 100 hectáreas son sembradas para trabajarse industrialmente para exportación. Se trasforma la economía del municipio. El siguiente periodo 1989-1991 de nuevo el clan García retomará la batuta e impondrá candidato al comité municipal del PRI en uno de sus protegidos Marcelino Torres Carrillo, dejando fuera a la clase alta del municipio una vez más. Esta vez la fuerza opositora del PDM se pasará al PAN que por primera ocasión compite en las elecciones municipales en la persona de Francisco Ponce. El PRI ya como Ayuntamiento actuará en pleno sexenio de Carlos Salinas de Gortari quien incluso arribará al municipio a inaugurar una unidad deportiva en 1991. Al frente del regimiento militar asentado en Sayula llegará gente contraría a los intereses de la familia de García, amenazando su hegemonía y control en la región. Los negocios de capital local venidos a menos comienzan a desaparecer y son sustituidos por la inversión foránea en la agroindustria, comienza la migración temporal de trabajadores de campo y empaque de esta industria; los cultivos tradicionales de maíz, sorgo y alfalfa se vuelven menos rentables. El mito de un México de primer mundo se hace popular y mientras los otrora ricos de Sayula sufren para pagar sus deudas a los bancos, las clases populares de Sayula se ven beneficiadas en un primer momento por la situación económica en el municipio, la oferta de trabajo crece y las remesas de EU siguen llegando a las familias locales que pasan de la clase popular a la media y media alta de la noche a la mañana. Las bases del nuevo paradigma económico se colocan en Sayula al finalizar los años ochenta, trasformando en poco más de una década, el orden social, económico y político en el municipio.

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