domingo, 7 de octubre de 2018

Especial para Horizontes....
Las relaciones geográficas del 
Siglo XVI en la Nueva Galicia
Por Rodrigo Sànchez Sosa Cronista de Sayula

Sayula al inicio de la conquista española, no pertenecía al Territorio de la Nueva Galicia pero sería anexada posteriormente (1547); Sayula Alcaldía Mayor de los Pueblos de Ávalos, era territorio de Audiencia de la Nueva España. Los documentos de Relaciones Geográficas aquí mencionados, de Sayula, están perdidos, y es la relación de Ameca la que ha servido para reconstruir los primeros días de la Alcaldía Mayor de los Pueblos de Ávalos durante el siglo XVI.
La Nueva Galicia en la República mexicana se situaba en la zona Oeste, limitada por el Océano Pací?co y correspondiendo su territorio, en términos políticos actuales, a los Estados de Aguascalientes, Zacatecas y Nayarit, gran parte de Jalisco y la zona noroccidental de San Luis Potosí. En el siglo XVI, momento de su conformación, fue parte de la frontera norte en contacto con grupos de indios chichimecas algunos de los cuales practicaban la agricultura de forma muy limitada. Los grupos prehispánicos no integraban una cultura única en esta zona y, de hecho, son varias las lenguas indígenas que allí se documentan. No existían poblaciones importantes mayores que las rancherías, respondiendo a un patrón demográ?co muy ruralizado.
La primera presencia española en este territorio se constata en 1524 cuando Francisco Cortés, primo y lugarteniente del conquistador, dirige un ejército con dirección norte desde Colima. Pese a que ya se repartieron algunas encomiendas la ocupación era teórica no pasando de ser más que una expedición de reconocimiento. En 1530 el primer presidente de la Audiencia de México, Nuño de Guzmán, va a encabezar un ejército con un claro objetivo conquistador y colonizador aplicando una injusti?cada estrategia de matanzas y tierra quemada que caracterizaría la pésima gestión de Nuño de Guzmán en todos los ámbitos de su jurisdicción. Esta política hizo que los pequeños grupos chichimecas conquistados consiguieran cierta unidad en 1541 revelándose contra los españoles en lo que se conoció como la guerra del Mixtón, necesitando la presencia del virrey don Antonio de Mendoza para poner ?n al con?icto. El descubrimiento inmediato de minas de plata en el territorio (Guachinango, Zacatecas, TerequeBolaños …) hizo que el gobierno hispano se interesara más por la zona, pero, a la vez, esto provocaría nuevas revueltas entre los chichimecas que con focos puntuales estarían presentes hasta el siglo XVIII. La gobernación de la Nueva Galicia estuvo bajo Nuño de Guzmán y sus sucesores desde 1532 hasta 1544 en que el virrey instauró una alcaldía mayor durante cuatro años. En 1549 se instituyó una Real Audiencia radicada en Compostela con cuatro Oidores. Once años después, en 1560 la sede de la Audiencia cambió a Guadalajara. En el aspecto eclesiástico el territorio de Nueva Galicia dependió originalmente de la diócesis de Compostela que fue fundada por bula papal en 1549. El 10 de mayo de 1560, la Audiencia y Obispado pasaron a la ciudad de Guadalajara, tercera (tras Tepic y Compostela) y de?nitiva capital de Nueva Galicia. La estructuración episcopal permitió el nombramiento de curas diocesanos que, en 1571, controlaban 31 bene?cios. Las órdenes religiosas también hicieron su presencia en el siglo XVI. Los franciscanos crearon dos centros de expansión desde Guadalajara y desde Zacatecas. Los agustinos también se establecieron en diversos puntos pero dependiendo siempre de la sede de Valladolid (Michoacán). Los dominicos solo estuvieron puntualmente presentes en algún enclave al igual que los jesuitas. En general, el clero secular se encargó de los asentamientos no indígenas, dejando para las órdenes mendicantes la evangelización de los naturales. Lógicamente esta introducción histórica es posible desde nuestros conocimientos actuales pero desde del primer contacto con América lo que se abría era un cúmulo de interrogantes sobre el territorio, sus habitantes y condiciones naturales. Así, en paralelo a las conquistas y procesos de ocupación, la monarquía española a través del Consejo de Indias se interesó por sistematizar los conocimientos que existían sobre el nuevo continente. De esta forma se solicitaron continuamente relaciones y descripciones a navegantes, conquistadores y burócratas pero, no será hasta las denominadas Relaciones de Felipe II (1577) cuando se obtengan un número elevado de respuestas que permitan el estudio sincrónico de las mismas . Además, el cuestionario de 50 preguntas, perfectamente sistematizado con temáticas concretas (geografía, historia, población, recursos económicos, lenguas habladas, etc.), nos aproxima a la necesidad de conocimiento de la realidad americana en los conceptos que comprendía el hombre del siglo XVI. El sistema de ejecución propuesto por el Consejo de Indias, común para toda América pero centrándonos en el Virreinato de la Nueva España al que pertenecía el espacio que estudiamos, facilitaba que las respuestas fueran paritarias ya que, una vez que llegaba el impreso a la capital virreinal, se distribuía entre los alcaldes mayores y corregidores principalmente, aunque a veces se delegó en otros funcionarios, frailes o curas. Pero, en general, fueron los primeros los que condujeron estas Relaciones, contando, casi siempre, con los gobernadores indígenas y los "más viejos del lugar", mejorando, de esta forma la información histórica; así como con traductores de las distintas lenguas autóctonas. No olvidemos que el relato comunitario era la forma de mantener la memoria colectiva en las sociedades prehispánicas, a veces utilizando códices como repositorios de esa memoria, algunos de los cuales fueron consultados en la redacción de estas Relaciones. Lo que implica, en de?nitiva, un sistema altamente cientí?co en el horizonte cultural del dieciséis. Una vez concluidas las respuestas, redactadas y dando fe del texto el escribano público se enviaban de nuevo a México, desde donde se remitían al Consejo de Indias. En varias preguntas se pedía una "pintura" que representara la traza de la población o el per?l de las costas. Los resultados, cuando se hicieron, son desiguales, variando en calidad y en comprensión del territorio, pero el conjunto de imágenes que acompañaron a las Relaciones de vuelta son, actualmente, el grupo más signi?cativo de dibujos sobre la geografía urbana de México en el siglo XVI..
Desgraciadamente muchas de estas relaciones se han perdido o se han fragmentado, desconociéndose la ubicación actual de los textos o de las pinturas. Además, los avatares de su conservación han hecho que el conjunto documental se haya fragmentado en tres archivos básicos (Real Academia de la Historia de Madrid, General de Indias de Sevilla, Biblioteca de la Universidad de Texas), a los que hay que añadir la Relación de Tlaxcala que pasó del archivo personal de Felipe II a la Biblioteca de la Universidad de Glasgow. De las Relaciones Geográ?cas realizadas en el territorio de Nueva Galicia se conservan actualmente doce, algunas de las cuales incluye varias poblaciones. De los supuestos dibujos que acompañarían los textos están localizados dos: Ameca y Compostela. Su información es muy dispar. El que acompaña la relación de Ameca presenta la traza urbana de la población con una retícula ortogonal centrada por la plaza donde se especi?ca la cárcel y la iglesia con su atrio. En el entorno aparecen poblaciones sujetas, así como haciendas y minas, sin olvidar la traza de caminos y accidentes geográ?cos (montañas y ríos). Lo más importante, sin duda, es la traza urbana que nos brinda. En cambio, el dibujo incluido en la Relación de Compostela responde más a un mapa de buena parte del territorio de Nueva Galicia centrado por la ciudad de Santiago de Compostela, representada mediante una iglesia de mayor tamaño, pero con numerosos enclaves poblacionales acompañados de leyendas e, incluso, el per?l del océano Pací?co en estas latitudes . La pintura aúna la panorámica genérica del territorio con esquemáticas representaciones de las sierras y los caminos, así como de las pequeñas poblaciones y minas dependientes de Compostela. A estos dibujos se añaden leyendas de carácter geográ?co que se acumulan en la descripción de la costa del Mar del Sur (océano Pací?co), advirtiendo las caletas, bahías, islas, esteros, precisiones de distancia y salidas. La información de este plano se puede completar con otro conservado en el Archivo General de Indias de Sevilla, fechado en 15504, que trasmite también la imagen genérica de Nueva Galicia. Aquí, aparte de los datos geográ?cos, encontramos ?guraciones de los indios chichimecas. También presenta ya la preeminencia de Guadalajara sobre la ciudad de Compostela. La primera responde a una traza urbana con cuatro manzanas, mientras que en Compostela solo podemos apreciar su cualidad por el mayor tamaño de la supuesta edi?cación de su iglesia. Comienza el análisis de las distintas poblaciones referidas en las Relaciones de Felipe II para la Nueva Galicia por la ciudad de Compostela. El texto de la misma fue elaborado por el teniente de Alcalde Mayor don Lázaro Blanco y la asistencia del escribano Antonio Muñoz, quienes ?rmaban el documento el 26 de noviembre de 1546. Inicialmente esta ciudad se denominó Villa del Espíritu Santo, cambiándosele el nombre por Cédula Real de 1532. Su asentamiento original fue junto a la cabecera indígena de Tepic, trasladándose el 25 de julio de 1540, día del apóstol Santiago, a su localización de?nitiva. Así, en el texto de la Relación Geográ?ca de 1584, se dice:
Fue primero, esta ciudad cabeza de todo este nuevo reino y obispado de la Nueva Galicia y Xalisco, por haber residido en ella las dos sillas de la Gobernación y real Audiencia, y silla obispal.
La fundación se debió a la existencia de una serie de minas de oro y plata en las inmediaciones, las cuales dejaron de producir y, consecuentemente, disminuyó la importancia de la ciudad. Por esta razón Compostela estaba en decadencia en la fecha de la Relación:
"En este no hay, al presente, que decir más que pobló esta ciudad Nuño de Guzmán, gobernador que fue deste reino, con cien hombres conquistadores, poco más o menos, el año de treinta y dos. Tiénese entendido la pobló por mandado de su Majestad; al presente tendrá veinte vecinos. Ha ido en disminución, después que se fue della el Audiencia real a la ciudad de Guadalaxara"
- Rafael López Guzmán, Universidad de Granada.


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