lunes, 10 de agosto de 2020

Relación de la visita del Licenciado Lorenzo Lebrón Quiñones, 10 de septiembre de 1554

 Relación de la visita del Licenciado Lorenzo

Lebrón Quiñones, 10 de septiembre de 1554

Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

Un visitador en el siglo XVI era un enviado del rey de España para dar cuenta del estado que guardaban las colonias tocante a la ley, el orden territorial y la protección de los indios a que estaban obligados los corregidores, alcaldes mayores y autoridades menores en las provincias, encomiendas, pueblos y villas. Relación era el informe enviado al rey por este funcionario de la corona. Lo que este visitador registra e informa al rey sobre la región occidente pacifico de la Nueva España, nos da una idea, dado que la relación de los Pueblos de Ávalos y por ello de Sayula no se ha encontrado, de en qué situación se hallaba la región y probablemente Sayula a 8 años de su segunda fundación en la segunda mitad del siglo XVI, durante la visita del Lebrón de Quiñones. Muy legos, como aquí se lee, del idílico Sayula del señor Alonso de Ávalos y su séquito de cortesanos y artesanos europeos. Dejamos la redacción original del documento para mejor afecto en el lector:

"Preocupan al visitador extraordinariamente las causas de la disminución y deterioro de la población indígena en esta región, y después de señalar el temperamento insano, que es "tierra caliente", dice que era fundamentalmente  "la gran suma y copia de esclavos que de aquellas provincias sacaron los españoles cuando a ellas fueron porque sacaron gran suma de indios e indias y niños y niñas que en muchos pueblos no quedaban sino los muy viejos e inútiles". Y encarece aún más esta idea al decir que fueron causa "los servicios personales en las minas de oro que traían grandes cuadrillas y muchos de mil y dos mil indios ... , haciéndolos trabajar con tan poca caridad y refrigerio, como si de parte de los de nuestra nación no hubiera cristiandad ni temor de Dios". Párrafo este que enaltece la sinceridad y buen criterio de Lebrón, que pasa luego a señalar las grandes distancias a que los indígenas eran obligados a ir cargados con productos carentes de valor, así como a trabajar en abrir caminos para las minas, entre sierras y montañas, y cómo él tomó providencias para que este sistema de trabajo desapareciese, aunque sin conseguir hacerse obedecer. Esto determinó, al decir del Visitador, que "En muchos pueblos ... los que no morían ... que tenían orden y modo para que sus mujeres no concibiesen, y otros no tener acceso a ellas según orden de naturaleza, sino contra ella, y si algunos había que concebían, procuraban matar las criaturas antes que saliesen a luz diciendo que no querían ver a sus hijos en el cautiverio y servidumbre que ellos estaban". Causa horror ver las terribles e inhumanas consecuencias y la gravísima responsabilidad de la conducta de aquellos encomenderos, contraria en todo a los principios del derecho natural. Pasa luego a describir las características de los indígenas, de los que decía  : "Es gente muy bruta y bestial y de poca razón", señalando había "muy gran diferencia de lenguas ... y en diez leguas de comarca haber treinta y tres lenguas diferentes, que unas a otras no se entienden, y en muchos pueblos pequeños hay tres o cuatro diferencias de modo de hablar". Este último aspecto de la variedad idiomática es uno de los más curiosos en las observaciones que la "Relación" hace. También, y en orden al trato de los indígenas, es interesante subrayar el absentismo de los encomenderos mencionado por Lebrón, sus características y perjuicios que a aquéllos causaban  "Los cuales, además de no cumplir y guardar lo que son obligados por la ley de Vuestra Majestad hecha para estas partes contra los que no residen en la provincia donde tienen indios, de no residir resultan muchos y muy grandes agravios a los naturales porque o alquilan los dichos indios y tributos y rentas de ellos, o ponen un mozo o negro en los dichos pueblos, que tratan muy mal a los indios, y demás de los tributos cobran otras muchas cosas de los indios, y les hacen malos tratamientos, y cuando llega el Visitador al tal pueblo, con ausentarse el español o negro hasta que pase la visita, ellos quedan sin castigo y los indios sin alcanzar justicia." Otro aspecto de interés en la segunda parte es el estado y la fundación de la capital (se refiere al Villa de Colima). Dice así: "la mala orden y desconcierto que en aquella villa había .. . no se podría referir a Vuestra Alteza sin muy gran prolijidad, porque era tanta el desorden y desconcierto que en todo había, que no parecía que hubiese habido en ella gente de razón, así entre los españoles de nuestra nación, como entre los naturales", salvando con indudable objetividad la justicia al continuar diciendo: "entre los cuales (refiriéndose a los indígenas), en tiempo de su infidelidad (costumbre original) la tenían muy mejor para sus cosas y modo de vivir, según dello fui informado." Habla después de las dos fundaciones de la Villa de Colima, la primera en 1522 "en otro sitio siete leguas del que al presente tienen, el cual dicho asiento primero estaba a una legua o legua y media de la Mar del Sur, poblaronse entonces mas de ciento veinte españoles, y en este sitio estuvieron poblados dos años poco más o menos, y luego se despoblaron de este asiento y se fueron al que al presente tienen que era el sitio donde solía estar poblado el pueblo de Tuspa, pasaronse a este sitio por estar más cerca de las minas de oro y ser mejor quel primero y tener mejores tierras y ejidos"…"no había más de una iglesia muy vieja y para caerse, y tres ermitas caídas ya de viejas; la dicha iglesia muy pobre de imágenes y altares, y el servicio para ellos, porque en muchos pueblos particulares de indios había en esto más recaudo, no tenían orden alguna en cosas de la fábrica ni de ciertas cofradías que allá había ni cuenta ni razón de ello." Abundando aún más en el impresentable estado de los referidos templos, dice más adelante : "en muchos pueblos de indios, especialmente de encomenderos, he hallado iglesias ques vergüenza significarlo a Vuestra Alteza, que para cabaña de pastores no eran buenas, con una manta rota por altar y cubierta de paja que por muchas partes se llovía, y la cerca de cañas."

En cuanto a las autoridades civiles, es verdaderamente deprimente ver la forma de administrar justicia : "Los alcaldes mayores y ordinarios no hacían audiencia ni tenían días ni horas señaladas ni casa diputada para ello y cuando algún negocio se ofrecía por los portales y zaguanes de las casas se sentaban a hacer audiencia con muy poca autoridad, no había arancel para los demás así ellos como los escribanos llevaban lo que querían sin asentar ni poner derechos.. las escrituras, disimulaban muchos procesos por sentenciar, los sentenciados muchos dellos sin razón y justicia, las penas en que incurrían no las aplicaban como eran obligados por mitad para la cámara de Vuestra Alteza y si alguna parte aplicaban había mala cuenta y razón della y lo mismo lo que se aplicaba para gastos de justicia como en lo que toca a vuestra hacienda real se dirá." Este párrafo recoge con justeza y claridad cómo eran conculcados distintos aspectos de dicha administración. Si de ahí pasamos a ver el estado levantisco y rebelde de los vecinos, que hacían frente a cualquier visitador o representante real, recordándonos ello la acción de Lope de Aguirre y sus "marañones", contemporáneos de estos hechos, vemos que los vecinos de la región actuaban también "como si estuvieran amotinados, y hecho trato, liga y monipodio de resistir a la justicia". Pero nada mejor que este propio párrafo de la "Relación" para que nos demos cuenta de cuál era la situación en el territorio, las actitudes, la rebeldía anárquica de sus habitantes y las perplejidades en que se veía envuelto el representante real que quería restablecer la justicia, el orden y el derecho  "En todo vivían como sino fueran hombres racionales, no hubo a quien poder hacer cargo de todo lo sobre dicho porque unos eran muertos y otros ausentes que no vivían en aquella provincia, los presentes decían que así era uso y costumbre y que no tenían más culpa que los pasados y que si en aquello se había de mirar o parar o en malos tratamientos de indios que los ahorcase a todos y les tomase las haciendas que esto era lo que Su Majestad mandaba y sus ejecutores de justicia procurábamos y queríamos y esto con tanta desvergüenza y atrevimiento y poco temor como si estuvieran amotinados y hecho trato, liga y monipodio de resistir a la justicia, cierto fue menester usar de muy gran templanza y paciencia para no dar ocasión a que o todos juntos ellos se desvergonzasen como algunos lo hicieron o que yo los hubiese de ajusticiar todos por que para sus delitos pretendían tener demasiado favor en los superiores a quien habían de ocurrir como algunos delincuentes que se atrevieron a cometer graves delitos le hallaron como consta por la petición que en este pliego va del delito de Antonio Aguayo que es sobre haber quemado tres veces un pueblo y dado de palos a un corregidor que fue a hacer la pesquisa ... "

"Halle asimismo entre los naturales especialmente donde no había habido doctrina de frailes muy gran copia (coito) de amancebados y otros con copia de mujeres al modo antiguo, gran copia de incestos, estupros, fuerzas, pecados nefandos, abominables muertes de muchos indios que los caciques alguaciles habían muerto en las cárceles hombres y mujeres prendidos muchas para efecto de dormir con ellas por fuerza y en esto hallé algunos corregidores culpados cuanto prender indias para efecto de dormir con ellas, grandes robos de alcaldes alguaciles so color de carcelajes y prisiones, muchas borracheras y tabernas públicas muchas alcahuetas hechiceras embaidoras indias que tenían por oficio de dar a las mujeres preñadas con que mal pariesen (abortaran) y algunos indios de sangrarlas para el dicho efecto que mal pariesen, muy gran farsa de mercaderes sin serlo antiguamente que en algunos pueblos todos o los más del pueblo usaban el dicho oficio de mercaderes sin hacer sus sementeras (tierras de siembra) y los macehuales (indígenas plebeyos) que quedaban suplían los tributos y servicios personales (a) que eran obligados a sus amos de lo cual redundaba entre ellos hambre porque había muchos principales vagabundos que no hacían sementeras y en lo que toca a la doctrina y rezar o ir a la iglesia no más que si fueran salvajes  y para cometer delitos libertad como si fuera en tiempo de su modo y rito antiguo y si se hubieran de castigar conforme a la pena que merecían más fueran los ajusticiados que los que quedaran y porque como muchas veces he dicho en la relación plenaria que de cada pueblo a Vuestra Alteza enviaré constará de los dichos excesos y otros muchos más en particular a ella me remito por la cual verá Vuestra Alteza ser muy poco lo dicho para lo mucho que había que decir.""   

(Documentos para la Historia del Estado de Colima, siglos XVI-XIX. Colección Peña Colorada, México, 1979, 296 págs.)


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