lunes, 10 de agosto de 2020

Hora de poner freno a la comida chatarra

EDITORIAL :  Hora de poner freno a la comida chatarra


La pandemia del coronavirus, nos ha traído calamidades, sí, pero igual algunas enseñanzas en las que debemos reflexionar para nuestro bien. Una de las más importantes es que a ojos vistos tenemos hoy un país en que el 80 por ciento de los habitantes tienen sobrepeso. Más allá de ello, no sólo sobrepeso sino un gran porcentaje de compatriotas tienen obesidad, que ya es algo más grave. Y más grave aún que tengamos en ese grupo de obesos a los niños, a muchos niños cuya base de alimentación se ha demostrado, es la comida chatarra.

 ¿Qué es la comida chatarra?. Simplemente a todos esos productos que en cualquier tienda de abarrotes avasallan la vista de los clientes (estrategia de mercadotecnia de las empresas chatarreras) porque dichas empresas condicionan la entrega de sus productos a que éstos productos se tengan a la vista de los clientes y no sólo simplemente a la vista sino, que estén casi encima de los clientes, por ejemplificarlo de alguna manera, de lo contrario, la empresa chatarrera no surtirá sus productos a las tiendas.

Asi, amigo lector, usted entra a cualquier tienda de abarrotes, por pequeña que sea, y lo primero que encuentra y casi se tropieza en ella, es una enorme armazón con bolsas de papas, sabritas, frituras de todo tipo, de barcel igualmente una gran variedad de productos de papas, churritos y demás basura. Camina un poco más y se encuentra otra gran armazón de Bimbo y Marinela con otra gran variedad de panecillos, pastelillos y galletas, de unos y de otros, todos productos procesados que son y serán considerados siempre productos chatarra.

Si a esto agregamos los dos o tres refrigeradores repletos de refrescos y todo tipo de bebidas azucaradas, todas consideradas con alto grado de glucosas dañinas para la salud, no sólo por su nula nutrición sino por su contenido de azúcar que sobre pasa los niveles de ingestión permitida, el asunto de la obesidad se vuelve crítico.

Así pues saquemos conclusiones. Todos los niños que entran a una tienda, todos los días y se encuentran con esta avalancha de productos, integrados a su mente por la avalancha de publicidad que los promueven en todas las televisoras o simplemente por el grado de exhibición que se permite de ellos, pues caen en la tentación de consumirlos.  Hoy más que nunca es hora de poner freno absoluto a la comida chatarra, sobre todo pensando en las nuevas generaciones, so pena de heredarles una vida llena de enfermedades, de diabéticos e hipertensos, las enfermedades degenerativas más comunes derivadas de la obesidad. Hagámoslo por nuestros niños. No los mande a la tienda a comprar su “cocota”, es como si usted misma los estuviera envenenando. No permitamos que en las cooperativas de las escuelas les vendan productos de estos que nada más engañan al estómago. Obliguemos a los productores de los refrescos y bebidas azucaradas a etiquetar mensajes como el que les ponen a los cigarros. “Este producto produce OBESIDAD y DIABETES”.  Y está prohibida su venta a menores de edad. Habrán de respingar las compañías sintiéndose afectadas, pero se hacen oidos sordos ante la gran cantidad de diabéticos que producen sus productos chatarra que a la larga es una carga muy pesada para las autoridades que son las que tienen qué cargar con las consecuencias en el Sector Salud. Estamos a tiempo de parar ésta calamidad también con visos de pandemia.


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