lunes, 10 de agosto de 2020

Política y populismo.

                     Política y populismo.

 Por Rodrigo Sànchez Sosa

 ¿Por qué el ciudadano de países emergentes, como los clasifica el sistema capitalista global, se siente amenazado por el populismo? No es un concepto muy claro, si uno lo analiza detenidamente encontrará el falso axioma que lo sustenta. Económicamente presupone una realidad unidimensional. Es un dogma económico el que está detrás. Tal dogmatismo se inserta en la lógica de la clase media derivada del orden de producción capitalista, una clase que delimita entre la cúpula y la base de una  pirámide social con que se ha representado el orden de este sistema económico-político, en otras palabras entre los ricos y pobres de esta forma de organización y producción moderna llamado capitalismo. La clase media

contiene a los individuos que no son pobres, pero tampoco son ricos en estas sociedades o como dice Marx: que no solamente tienen para vender su fuerza de trabajo, pero tampoco son dueños de los medios de producción; son asalariados como los trabajadores pobres, pero, su capacidad intelectual, su habilidad técnica, su audacia en los negocios o su sentido de orientación en la mecánica del juego sistémico, les permite superar salarialmente la fuerza física del trabajador común y jamás pasar a ser desempleados o ejercito obrero de reserva. Esta clase social, representa el espejismo del sistema aspiracional capitalista, da una imagen de movimiento entre los extremos. la clase media en sus fronteras con las otras dos clases sociales en el capitalismo, crea la ilusión, sin que existan parámetros claros en sus líneas divisorias, de que el sistema permite con esfuerzo y observación de sus reglas, el tránsito entre la línea de la pobreza y los umbrales de la clase media. Así mismo con respecto  al límite, tampoco claro, entre clase media y clase alta. Ahorro, esfuerzo, emprendimiento y competencia son las condiciones "equitativas" para remontar estas supuestas barreras de clase en el capitalismo. El populismo, es una amenaza a este orden cosmogónico que debela el mito capitalista. 

Populismo es un discurso demagogo que se esgrime apelando a la ignorancia de las clases populares (de ahí lo de populismo). Tanto progresistas como conservadores han utilizado el término para descalificar a sus adversarios; pero, debemos atender que, si lo común a este método discursivo es la aceptación de una ignorancia de las mayorías con respecto de lo que a estas les conviene, no queda más que como una falacia en cualquier sentido que se use. 

Volvamos al concepto de "clase media"; es fácil de entender como anteriormente se expuso, una clase social en mitad de los extremos que en teoría representa la movilidad del sistema. Es por eso que se dice que la estabilidad de la clase media es la estabilidad del sistema capitalista, porque, si estos están en una zona de confort el sistema no peligra. Cuando la clase media disminuye ampliando la línea de pobres y desposeídos, nunca pasa de la otra manera posible, el sistema peligra. Es entonces cuando el discurso progresista se hace popular, la mayoría desea mejores oportunidades, justicia social y económica, la clase media ahora empobrecida, desea recuperar lo que tuvo y la clase trabajadora pobre mejorar su situación. Una vez instalado el nuevo gobierno progresista seguramente la clase rica, burguesa, intentará recuperar a la clase media ideológicamente, apelando a la imposibilidad de reproducir un modelo en el que la clase media se sienta que recupero su estatus,  aquí es cuando la clase media se vuelve una garantía para la clase burguesa. Dado que la movilidad es mera apariencia en  un sistema capitalista, se debe crear la ilusión no sólo entre esta clase media sino entre las clases inferiores, de un confort burgués, manteniendo los estándares aspiracionales mediante el consumo que crea la imagen que a su vez crea la ilusión de estatus. Consumir un producto debe ser una experiencia tal que permita la fantasía de trascender las barreras de clase social mediante la forma de cómo uno es percibido por otros de su clase. Lo irreal del asunto es que en esta situación planteada, la persona no ha superado las líneas divisorias de la clase social a la que pertenece en el orden económico político, el clase mediero o el trabajador pobre, no dejaran de ser asalariados y dependientes de los dueños de los medios de producción y el capital para producir. Puedes ser un micro empresario comprando un Ferrari o un trabajador pobre comprando un Iphone, debido a esto ni uno se ha convertido en dueño de medios de producción importantes o capital considerable ni el otro elevó su cotización salarial a nivel de un profesional o un ejecutivo, simplemente porque el sistema no lo permite, es un sistema de apariencias y falacias; al contrario, el ahorro de su vida o endeudamiento gastado en estos artículos de consumo suntuario lo empobreció más. Dicho todo esto no parece otra cosa que un circulo vicioso donde el rico burgués siempre gana. 

Volvamos al Populismo. Cuando se dice que un candidato o gobierno es populista, es parte del juego: el populista, se afirma, usa la ignorancia del ciudadano para crearle falsas expectativas, sobre todo en lo económico y social. Desde la perspectiva y necesidad de un pueblo ignorante promete en conformidad de esa ignorancia lo que el pueblo anhela a corto plazo y con el menor esfuerzo, la desaparición de su infelicidad y esfuerzo inútil por una vida digna. Se acusa al populista de engañar a la ciudadanía con promesas imposibles, de crear mediante las dadivas y programas sociales clientes electorales que le aseguren al populista su triunfo o permanencia en el poder. Promete una riqueza general a partir de nada; dicen, no hay condiciones en un país emergente para asegurar la justicia social y el reparto equitativo de las riquezas, quien es rico se lo merece y quien es pobre igual, esa es la única verdad en un país pobre. Arrebatar derechos a quienes con esfuerzo los han conseguido para darlos a los pobres que no lo merecen y que no sabrán usar, es populismo, sentencian. De ahí que la clase media real y aspiracional se angustie ante la mención de la palabra "Populismo".

Esto es tan convincente tal demagogia, amigo lector, que al llegar a este punto de la reflexión usted seguramente le parecerá que ciertamente el discurso anti populista es sentido común, que efectivamente el populismo es un peligro para cualquier país como el nuestro. Sin embargo, algo no suena bien. Este discurso anti populista, conlleva un derecho falso, el derecho de la burguesía al capital y los medios de producción apelando al trabajo y esfuerzo, como si ninguno de estos fuera comparable con el esfuerzo y trabajo de una mayoría empobrecida. Claro que esto es una vil mentira. El capitalismo está lejos de ser un sistema social justo, muy lejos, de hecho es la injusticia, como vimos antes, la base de su modelo social de clases, y las mentiras y espejismos su modo de sustentarse. 

La democracia como invento de la humanidad es una de las ideas más brillantes de nuestra especie, un gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo. Se dice fácil y suena bonito, pero requiere esfuerzo. La democracia así como presupone la igualdad entre los miembros de una sociedad democrática, supone la erradicación de la ignorancia a un nivel tal que, no permita la manipulación demagoga de políticos ineptos. Esto no es una apología al populismo, que sería la política de la ignorancia, pero tampoco justifica el uso del concepto para en cubrir y justificar un sistema como el capitalismo que tiene al mundo  al borde de una crisis ecológica y en medio de una pandemia devastadora. Si uno hace caso al miedo que infunden el populismo como antes lo describimos, cierra los ojos a la injusticia porque, preservar privilegios de unos pocos a costa del sacrificio de las mayorías en un sistema donde la movilidad es una aspiración imposible, un espejismo bizarro. Como se diría hoy no es más que miedo a dejar la zona de confort de clase media o, del otro lado, una derrota en la miseria con la criminalidad y deshumanización que implica.

El populista no es realista, el populista es el "queda bien", el que sale y se ve bonito en la foto, el manipulador, el de la hipocresía, el que aparenta y finge, aquel en el que no se puede confiar porque simplemente no sabe lo que hace más allá de aprovecharse de la situación. El populista no desea cambiar la realidad adversa de las mayorías sino crear la ilusión de cambio. Pero sobre todo el populista no es enemigo de los poderosos ni de los ricos burgueses, es su socio, no amenaza el mundo de los dueños de los medios de producción y el capital (los criminales, los corruptos, los explotadores), simplemente, cumple con el ciclo donde la clase media como balón es pateada del centro a la periferia para seguir el juego. Luego de esto podemos preguntarnos ¿Qué tan populista es mi candidato o quien me gobierna? Personalmente mi gallo, como se dice, es AMLO, lejos está del populismo. Él habla de una transformación del país, con lo que se ha echado encima a los ricos ex "dueños" de México, y no de una remodelación de la imagen de la nación a modo de manita de gato.


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