miércoles, 1 de junio de 2022

      AUTONOMÍA PLENA EN ALIMENTOS

Durante los periodos de conflicto del género humano uno de los elementos básicos para salir avante de la beligerancia, son los alimentos.

Cuando la invasión francesa, el historiador José Carlos Melesio Nolasco en algunos de sus relatos finca el triunfo en la bravura de los indígenas Zacapoaxtlas, Tetetlenses y Xochiapulcos que causaron terror entre las tropas francesas al blandir sus machetes a luz del sol, pero hace notar un detalle: los ibéricos venían alimentándose con cordero, res, pan de trigo y cebada, muchos de estos insumos con el transcurso de los días se descompusieron por las lluvias incesantes y falta de cuidado; en cambio los mexicanos basaron su  sustento en la tortilla de maíz que puesta en morrales es ligera de peso, dá energía y fibra, aireada no se aceda y puede comerse pellizcándola dentro de la bolsa de transporte. De alguna manera nuestros antepasados tenían menos hambre e incomodidad estomacal que los invasores al tener que desahogar sus necesidades de una forma continua e incómoda.

Ya para los tiempos revolucionarios, los grandes ejércitos (la División del Norte llegó a componerse de 9 mil hombres) mantener esos tumultos de personas era un gran problema; lo fundamental de sus alimentos se componían de lo que había al paso de las tropas: epazote, maíz criollo y silvestre, frijoles, calabazas, quelites, carne seca (cuando había), atoles y pulque. Escaseaba porque la mayor parte de las personas no tenían estabilidad, muchos individuos pasaban a formar parte de las tropas y se desarraigaban de su tierra, abandonaban campo y ganado. En el sur, con Emiliano Zapata era diferente, porque en esta zona las tropas eran alimentadas por la solidaridad de los pueblos y no se dejó de cultivar la tierra, eso le permitió al caudillo del sur resistir un mayor tiempo en la lucha, hasta que lo traicionaron.

Lo anterior nos permite visualizar la importancia de los alimentos en tiempos de conflagraciones, puede ser la vida o la muerte de una causa.

Cuando el que escribe esto era joven (una vez lo fui), gustaba de platicar con personas que tuviesen historias que contar y en una visita a la Ciudad de México, el entonces casi anciano apodado "Pap" (QPD) me comentó las desdichas y sufrimientos en los años de guerra, donde el alimento era muy escaso y que las mujeres galantes agradecían un obsequio con pan más que unas flores. Aun cuando nuestro país no estuvo directamente en la confrontación. No se diga en los países que estuvieron de forma constante ante las invasiones, liberaciones, luchas y asedios; la hambruna merodeó simultáneamente con la muerte por toda Europa.

Ya en nuestro contexto y tiempos posteriores, hubo momentos en que estuvimos a punto de ser auto suficientes alimentariamente, pero a partir de 1994 con la entrada del neoliberalismo, se desmanteló todo el campo, se vendieron tanto la industria de la generación de abono como la fabricación de implementos agrícolas, quedamos a merced de otros países. Un Campesino llamado Jorge Ochoa y que radicó en Tlajomulco de Zúñiga intentó reunirse con campesinos de la región para traer sustratos de China, se encontró con el problema que sólo le venderían por buques completos, cosa que sólo pueden hacer los gobiernos por la capacidad de pago.

Ahora, considerando que México es importador de más de 17 millones de toneladas de maíz, 4.9 millones de toneladas de trigo, soya 3.5 millones de toneladas (de este cereal sólo producimos el 5% del consumo), 51 mil toneladas de carne, y en la piscicultura vamos en declive, según datos de la Secretaría de Economía en 2009 la balanza comercial en este rubro nos favorecía con 462 mil dólares, los últimos datos en 2017 presentaron una caída para quedar en 46 mil dólares. Ya de forma generalizada démonos cuenta de que no somos capaces de producir ni siquiera la mitad de lo que consumimos y la dependencia nos pone inermes ante los embates de los precios y cantidades.

En este remolino de la crisis mundial, México no puede retraerse a los efectos, actualmente las inflaciones se han disparado.

 El Señor Andrés Manuel López Obrador, nuestro presidente, criticado dura, constante y arduamente por la oposición por la no coincidencia ideológica, ante esta coyuntura de crisis mundial hace una propuesta al nivel de desafío: hacernos autosustentables en alimentos y no depender del extranjero; esto tiene muchos beneficios:

" La mano de obra campesina tendrá más oportunidades y mejoras de ingresos.

" Reduce la migración por necesidad.

" Asegurar lo elemental como maíz, trigo, verdura, alimento para el ganado y luego productos avícolas y bovinos.

" Mejores productos y luego mejores alimentos que sean inocuos y nutritivos.

" Evitar el encarecimiento al no depender de los intermediarios internacionales.

" Generar los insumos para mejoras del suelo.

" Ponderar la auto sustentabilidad.

" Contención de la inflación por el aumento en la producción y evitar el encarecimiento de la vida. 

Un sueño dorado, deseando e impulsando su realización.

Para los detractores, propongo una idea para ajustarse a una realidad, las personas convencidas de que la globalización es lo mejor, hagan una reunión vecinal y tomen el acuerdo de que nadie produzca nada y que todos dependan de todos, por supuesto que no habrá gandallas, ni personas más listas que otras, el producto de su trabajo se ofrecerá y nadie podrá comprar fuera del círculo, nadie robará a nadie, los hijos tendrán todos los alimentos porque las vecinas no dejarán lo mejor para su familia. Bueno, esa es la idea de los globalizadores donde ninguna economía privilegiará a la suya, dejarán que el campesino se rasque con sus uñas, la industria competirá de manera abierta y nadie recibirá subsidios. Cosa más falsa, los grandes países protegen y cuidan sus producciones, apoyan su industria y subsidian al campo, revisemos a China, Alemania, Reino Unido, Francia; sólo Estados Unidos apoya a sus campesinos con los gastos de producción, rescató a Chrysler y Ford, el gobierno le hizo compras masivas a General Motors. Eso de no apuntalar al campesino y dejar hundir la industria fue sólo aquí en México, idea que nos impusieron abyectos políticos a través de medios masivos.  (Moisés Zepeda Gómez/ Especial para Horizontes).


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