martes, 22 de noviembre de 2022

 Las danzas tradicionales de Sayula,

patrimonio inmaterial del municipio

Por Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

Uno de los patrimonios inmateriales de nuestra identidad en Sayula, las Danzas, también es amenazado por la ignorancia y la falta de información, como lo son los edificios antiguos en el centro histórico y zona arqueológica de nuestro Sayula; pero resisten, como es el caso de La Danza Sonajera Tonantzin del antiguo barrio de San Miguel o la danza de la Virgencita que resguardan de manera férrea la tradición en la observancia del traje típico y la música original. Otras se han vuelto un espectáculo visual increíble que habla del la creatividad popular en Sayula, como es el caso de la Danza del Barrio de la Pilita, con sus "viejos" cuyos ingeniosos disfraces deberían ser promocionados como un atractivo turístico de nuestras fiestas tradicionales en el municipio, como la del 12 de diciembre. 


Hay una danza reciente a la que podríamos llamar contemporánea, que es una versión moderna de la danza autóctona, cuya coreografía y ritmo (esta danza prescinde de la flauta de carrizo tradicional, por lo que solo podemos hablar de ritmo y percusión y no de música propiamente, carece de melodía) se le atribuye al actual director de la Casa de la Cultura, Felipe Urzúa, si no estoy mal informado. El señor Felipe hace una versión contemporánea de una danza indígena adaptando la métrica del ritmo original a un 4X4 moderno, y usando las melodías originales como patrones rítmicos creando así su propia versión de una danza que incluye el clásico y tradicional grito de todos los danzantes sobre el ritmo, tomado de las danzas originales. El traje o vestimenta de esta danza moderna con elementos nuevos la distingue, la gente en Sayula la conoce como la danza de los hurachones por el tipo de calzado que usan como instrumento de percusión, con suelas a las que adaptan pequeñas placas metálicas (corcho latas tal vez) para tal uso. La danza de Felipe tiene apenas unos años y es muy popular entre la clase media del municipio. 

Volviendo a las originales y ancestrales danzas de Sayula, las danzas de los barrios, la gran mayoría, que deben sumar entre 8 y diez, tienen una antigüedad que se pierde en el tiempo, tal vez daten de hace mil años o más, de tiempos de la fundación del Tzaulan indígena, el año 900 de nuestra era, tradición tan vieja como las pirámides recién destrozadas de Santa Inés. El esfuerzo de todos nuestros danzantes, capitanes y piteros merece nuestro respeto y reconocimiento. Aplausos para el orgullo de estas personas que preservan nuestra identidad a través de la cultura. Gracias.


La danza en si es un elemento de devoción actualmente y desde hace por lo menos 470 años quizás, dedicado a la virgen de Guadalupe (1532) y otros santos de la fe católica en México. Pero originalmente antes de la llegada de los españoles y la fe católica, fue un elemento ancestral de las civilizaciones precolombinas, con origen en la cultura Teotihuacana y por ello Olmeca. En un principio eran danzas guerreras dedicadas a la deidad de la guerra y otras, como las de la fertilidad, la lluvia o la salud. Su origen hizo de esta manifestación un elemento simbólico en todo Mesoamérica, diferenciado de otras danzas de Árido América y norte América de origen diverso y cuyas manifestaciones han llegado a nosotros gracias a las películas de Hollywood, danzas apaches, comanches, siux  etc. Estas últimas nada tienen que ver con las de origen mesoamericano como las de Sayula y la región, aunque últimamente han influido sobre todo en la vestimenta, por el cine y la música, en las danzas de Sayula. Las danzas de Sayula conservan en su vestimenta, coreografía, ritmo y melodía elementos de la tradición otomí, que es una versión de las danzas teotihuacanas u olmecas. Cada pueblo indígena en Mesoamérica hizo su versión de esta tradición de allí su diversidad en formas entre los pueblos y regiones indígenas de México, pero que conservan elementos comunes por su origen común.

La danza tradicional de Sayula tiene elementos simbólicos compartidos con otras regiones y pueblos como el otomí y elementos originales que incluyen el sincretismo español más allá de las referencias iconográficas a la guadalupana y su rito. Hablamos de la vestimenta: comencemos con la corona de carrizo con esferas y flores de papel  plástico, estos elementos de deben a la cercanía del día 12 de diciembre la fiesta guadalupana donde tiene su máxima celebración este ritual de baile autóctono, con la navidad. Originalmente la corona con base de carrizo se debió adornar con plumas, conchas  y flores, estás últimas de las cuales fray Alonso Ponce,  un cronista del siglo XVI (1582) habla, diciendo que los indígenas de Sayula eran hábiles artesanos de los adornos de flores con base en carrizo de las cuales hacían bellos arcos para sus celebraciones. Con el tiempo y por la facilidad que presentaba el comercio de adornos de navidad, las coronas de carrizo de los danzantes, substituyeron las flores naturales por flores de plástico o de papel, las conchas por esferas y las flores y  plumas, por otros adornos de la época navideña, esto hace unos setenta u ochenta años. Hay algunas tiras de listones y "barbas" en capas y pantalones que representan la lluvia. Las plumas, flores, conchas que servían como reflejantes de la luz del sol eran el elemento solar en el simbolismo del vestido del danzante, los otomíes usaban el reflejo del sol en sus trajes tradicionales para evocar a este elemento o deidad ancestral, pues emiten los rayos del sol. Las plumas y flores refieren a una deidad terrestre Quetzalcóatl o la serpiente emplumada. Su traje contempla una capa, que ahora cubre totalmente la espada del danzante y flota como elemento de agua durante la danza, pero que originalmente era parte del vestido tradicional del indígena y se anudaba al hombro, cayendo desde este cubriendo pecho y espalda. No hay camisola dado que los indígenas no la usaban, llevaban el torso desnudo. Los pantalones hasta la pantorrilla, son la versión ceremonial de los tradicionales calzones del campesino mexicano heredado de la forma de vestir del indígena nahua, Un elemento especial, son las medias que usan con huaraches, estas emulan la tradición del vestido español de los hombres de la colonia, que usaban esta medias también, de seda, con pantalones cortos como forma elegante de vestir surgida en Europa durante el Renacimiento (1490), pantalones cortos de terciopelo de donde tomaron su forma los calzones de los indígenas luego heredados a los campesinos mestizos. Finalmente, la sonaja, esta no es más que una versión a modo del instrumento de percusión del arma más popular del guerrero indígena el macáhuitl, una especie de espada hecha de madera y navajas de obsidiana y pedernal. La versión del mecáhuitl para danzar en Sayula, substituye las navajas por sonajas de latón, antes posiblemente de concha, que conserva la forma del arma indígena. 

Las danzas y su melodía y ritmo, son danzas guerreras, Eran coreografías y música que las tropas indígenas alineadas en columna con un capitán por legión, danzaba para amedrentar al enemigo y darse valor en el combate. Les ayudaba a entrar en trance y moverse como un solo cuerpo a la hora de luchar. Los movimientos tienen significados y son advocaciones de  las deidades de estos pueblos, coreografías que se basan en el movimiento de la serpiente, el agua, el fuego, la tierra y el aire. El tradicional grito que lanzan los danzantes al señalamiento de la música es un expresión marcial de fuerza, valentía y arrojo ¿Qué significado tiene que hoy se use para devoción de la virgen? Pues que los ejércitos indígenas se rinden a los pies de la Tonantzin, pero al mismo tiempo juran a ella lealtad y protección de su fe, esto es el sincretismo de dos tradiciones culturales durante la colonia, de ahí la importancia en nuestra identidad como sayulenses y motivo de orgullo frente a nuestros visitantes. 

"Los Viejos de la Danza" representan elementos picarescos, inversión de valores que pudieron cumplir un papel evangelizador sumado a la danza durante la colonia, procedentes de las pastorelas, representando a los diablos, las tentaciones, los pecados o lo bufo e irreverente (por aquello que menciona Humberto Eco, de la irreverencia frente a lo sacro); pero que bien no pudieron formar parte de la danza original guerrera, dado que son un elemento caótico en lo castrense, pues se salen de la lógica guerrera indígena. No olvidemos que hasta el día de hoy las danzas tienen un capitán, es decir el comandante de esa legión guerrera que danza; el titulo capitán se tomó de la milicia española, dado que este no existía en el mundo indígena. Finalmente la música acusa un compas sesquiáltero y melodías sencillas y directas tendientes a provocar el trance en los guerreros. 

Las danzas en Sayula son únicas y un elemento de nuestro patrimonio inmaterial que debe ser protegido, y resguardados los elementos simbólicos que esta ha preservado hasta nuestros días. El sincretismo con la época no se puede evitar, caso del señor Felpe Urzúa y sus Huarachones; ¡bravo!, que bueno que haya estas adaptaciones contemporáneas, pero el simbolismo de la danza original debe ser investigado y resguardado como uno de nuestros patrimonios identitarios más valioso.  


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