martes, 28 de marzo de 2023

 Juan Rulfo entre la envidia y la polémica,

a 68 años de su Pedro Páramo

Por Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

“Hace casi treinta años muchos estaban convencidos de que Juan Rulfo y su obra ya eran tema zanjado. Cien años después de su nacimiento, la investigación reciente y la tradición crítica muestran que no todo está dicho"

 - Dr Jorge Zepeda

El 19 de marzo de 1955 sale de la imprenta la novela universal "Pedro Páramo". Juan Rulfo y su obra están envueltos en un niebla de misterio y magia que se prestan para una interminable serie de polémicas. Se pretende desde no saber dónde nació ni cuándo, hasta negarle la autoría de su propia obra. Su nombre es marca registrada, hay una fundación dirigida siniestramente por el marido de su viuda, sus hijos usan su nombre y legado para sus propias carreras; y sus obras, como él decía, han dejaron más dividendos para quienes las estudian y difunden que para él mismo. 

Polémico, parco, solitario, enigmático, Juan Rulfo es uno de los mexicanos más emblemáticos de nuestro país a nivel internacional. Nació en Sayula en mayo de 1917, pero en Sayula existe un prejuicio contra él, pese a poner en el mapa internacional este municipio. Rulfo no quería a Sayula, dicen, tema recurrente del que no nos ocuparemos aquí, solo lo mencionamos, por la ingratitud que ello representa. 

La envidia es una de las maldiciones que el genio implica. Dado que los genios no se dan en macetas y tienen muchos imitadores que hasta premio internacional ganan, parte de oprobio contra Rulfo es este mezquino sentimiento producto de la mediocridad, la ignorancia o simplemente la frustración, la impotencia frente a ese poder desconocido que genera estos entes únicos a través de la historia de la humanidad. Eduardo Luquín Romo, escritor y diplomático nacido en Sayula como Rulfo; entonces, cuando la novela genial "Pedro Páramo" apareciese en 1955, presidiendo una asociación prestigios de escritores a nivel nacional, la academia Mexicana de las Letras, dijo de la obra de Rulfo que era de mala calidad y su critica la remató con condescendencia, argumentando que la novatez de Rulfo lo había llevado a escribir aquella novela mediocre e intrascendente, pero que si se preparaba mejor podría por el talento que se asomaba, hacer algo mejor, palabras más, palabras menos. Se equivocó. Luquín Romo no estado considerado como autor, al mismo nivel de Rulfo.


En 1955 la obra de Rulfo pasó sin pena ni gloria por las bibliotecas de México hasta que, desde el extranjero, Argentina, la crítica especializada reconociera el genio del escritor mexicano, de ahí en adelante, los reconocimientos y premios en todo el mundo, para este sayulense auto negado, fueron la constante hasta su muerte. Junto a Cervantes, Shakespeare, Joyce, Fulkner, Borges Víctor Hugo, Kenzabur? ?e o Dostoyevski, es uno de lo escritores mas reconocidos del mundo ¡Qué no es decir poco!

"Solía decir Javier Marías -en su estilo característico, directo y poco afecto a ceder a los innumerables chantajes de la hipersensibilidad contemporánea- que la envidia es una forma oblicua de la admiración. No habría mejor manera de expresar la trayectoria de la primera novela de Rulfo entre sus detractores que la anterior, puesto que ha generado y genera muestras entusiastas de admiración casi en idéntica medida que provoca reacciones de rechazo directo o disimulado por críticos y escritores muy conscientes de las cualidades literarias del libro. 

Basta con revisar algunas de las reseñas publicadas durante los primeros meses de circulación de la novela para comprobar que las objeciones expresadas diplomáticamente en realidad implican una comprensión cabal de sus medios y fines expresivos más distintivos. Como ejemplo de ello pueden tomarse algunas de las afirmaciones de Alí Chumacero: En el esquema sobre [el] que Rulfo se basó para escribir esta novela se contiene la falla principal. Primordialmente, Pedro Páramo intenta ser una obra fantástica, pero la fantasía empieza donde lo real aún no termina. Desde el comienzo, ya el personaje que nos lleva a la relación se topa con un arriero que no existe y que le habla de personas que murieron hace mucho tiempo. Después la llegada del muchacho al pueblo de Comala, desaparecido también, y las subsiguientes peripecias -concebidas sin delimitar los planos de los varios tiempos en que transcurren- tornan en confusión lo que debió haberse estructurado previamente cuidando de no caer en el adverso encuentro entre un estilo preponderantemente realista y una imaginación dada a lo irreal. […] Mas no olvidemos, en cambio, que se trata de la primera novela de nuestro joven escritor y, dicho sea en su desquite, esos diversos elementos reafirman, con tantos momentos impresionantes, las calidades únicas de su prosa. ("El Pedro Páramo de Juan Rulfo", Revista de la Universidad de México, IX, 8, abril de 1955, p. 26) 

Estos párrafos, los más citados de la crítica de Chumacero, son a la vez (y sin que expresarlo equivalga a contradicción alguna) los más lúcidos a pesar de sí mismos. El crítico literario y poeta, líneas antes (al igual que en la parte final de la reseña), se refería a Rulfo como joven escritor desde una perspectiva que cabría poner en duda por su propia edad. Chumacero nació en 1918 y era, de hecho, menor que Rulfo. Para la época, sin embargo, la percepción desprejuiciada de esta situación peculiar sería que se trataba de contemporáneos en el sentido más estricto del término, pues Rulfo daba siempre como fecha de su nacimiento el 16 de mayo de 1918. En cuanto concierne estrictamente a la crítica, lo evidente es que Chumacero cree formular una objeción tajante cuando afirma que los elementos fantásticos de Pedro Páramo hacen su aparición cuando en el texto aún predominan los aspectos realistas. No parece probable que Tzvetan Todorov hubiese podido expresar desacuerdo alguno con respecto a esa descripción del funcionamiento de la literatura fantástica. Lo anterior, para traer a cuento tan sólo uno de los estudios que aún en la actualidad obtiene mayor consenso entre los especialistas en una de las áreas más frecuentadas de la disciplina literaria en fechas recientes. 

Para que no quepa duda de que esta convivencia entre lo real y lo fantástico fue lo que más había molestado a Chumacero, el primer párrafo citado se cierra con una idea preceptiva que lleva al ámbito de la escritura la que el reseñista considera una oposición desafortunada entre las descripciones realistas y las incidencias que ponen en tela de juicio esa realidad.

      Pero, de nuevo, no cabe interpretar la literatura fantástica (al menos la que funciona aún bajo los presupuestos que condujeron el desarrollo de la literatura occidental hasta principios del siglo XX, es decir, antes del surgimiento y auge de las vanguardias) de un modo distinto a la que expresa el reseñista con tanta resistencia. El último párrafo de la reseña entraña su paradoja más evidente, pues al tiempo que Chumacero intenta restar importancia a las objeciones que ha reiterado una y otra vez entre lo que quizá en esa época él mismo habría sintetizado como oposición entre fondo y forma, también reconoce -de manera que quiere ser conciliadora- que en la primera novela de Rulfo destaca la excepcionalidad del estilo del escritor.

     Este último fue tema central en sus opiniones sobre El Llano en llamas expresadas en entrevista con Rosa Castro en México en la Cultura (21 de febrero de 1954) y en su balance crítico del año 1953 en la revista Las Letras Patrias (número 1, enero-marzo de 1954) y suponía para él el mérito más señalado de Rulfo en un terreno en que la reiteración mecánica de calcos y deformaciones destinados a reflejar el lenguaje de los estratos populares habían conducido a lo que Chumacero describía en ambas ocasiones como un estancamiento obtuso. 

     Otra vía para suscitar desacuerdos y falsas polémicas en torno a Rulfo y su obra es la que practican ciertas instituciones al intentar fijar por sí mismas fechas destacadas. Contrariamente a la idea que desea imponer la Universidad de Guadalajara, el aniversario de la aparición de Pedro Páramo ocurrió tres días antes de lo que esta reconoce, el 19 de marzo y no el 22 de marzo. La UdeG eligió una fecha estrambótica.

     La difunde desde hace poco más de diez años en complicidad con el periodismo de coyuntura. Pero, en realidad, la primera edición de la primera novela publicada por Rulfo salió de imprenta el 19 de marzo de 1955." 

Jorge Zepeda


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