martes, 29 de agosto de 2023

 Oorigen y fundación del

antiguo Tzaulan

Por Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

La fundación del señorío de Tzaulan, no puede ir más allá del Clásico tardío o Sayula tardío en el año 900 de nuestra era. Esto coincidió con la migración otomí y más tarde con la invasión tarasca. En la fase Sayula temprano, y en la anterior, Verdía (o Usmajac 300 años a.C), el centro del poder político de la cuenca de Sayula, no parece haber estado siempre donde luego los españoles levantarían el primer asentamiento español en 1522, Santa Inés 

El análisis de alfarería en los periodos previos acusa cambios importantes de tipo político o ideológico que movieron la sede física del poder, aunque se preservó el sentimiento de pertenencia que estaba asociado con el vaso lacustre de la laguna. 

Esta sede pudo haber pasado del norte al centro de la laguna, luego al sureste y finalmente suroeste en un periodo de 1200 años, entre el 300 a. C (fase Usmajac) y el 900 d C (fase Amacueca temprano) cuando se cree pudo haber sido construido el complejo Santa Inés. 


El legendario pueblo de Tzaulan, perdido en la bruma del tiempo, sede de los poderes político-religiosos del poderoso señorío, tributario de tecos (Colima) y purépechas (Michoacán), consolidó una influencia cultural en todo el valle del vaso lacustre de la laguna de Sayula y extendió su lengua y costumbres más allá de su propios dominios antes de la llegada de los españoles.66 Hoy, el lugar preciso donde se levantaba esta capital indígena, es evasivo al investigador. Este supuesto asentamiento prehispánico es en parte un enigma que ha representado un reto para historiadores y cronistas regionales: no existen conclusiones en cuanto a su ubicación geográfica exacta como asentamiento particular. Munguía Cárdenas especula sobre el lugar donde se levantó físicamente Tzaulan: Había unos pueblos indígenas (en 1531) cercanos unos de otros y por las señas que proporciona (la fuente, un documento español de 1531), sobre situación, montañas, arroyos etcétera, parecía ubicarse uno en lo que hoy es Santa Inés; y otro en la rinconada cercana al rancho del Saiste….otros más, cerca de la santa Cruz, pegado a la sierra, y que dice el documento que es el pueblo antiguo; y otro, al parecer un poco al norte del centro de la actual población, posiblemente en lo que hoy son los barrios de El Gallito, La Virgencita, La Cruz del Cuarto…Andrés Gózales, en su "Estadística de la Municipalidad de Sayula" (1879), manifiesta que en la época precortesiana ´estaba la ciudad al pie de la montaña de El Caballo, en las lomas conocidas hoy con el nombre de Santa Inés" ...refutando una cita de Mota Padilla, dice que Sayula y Zaulan eran pueblos distintos, ya que, Zaulan, era un pequeño pueblo situado a las faldas de la sierra de Tapalpa. En el siguiente párrafo, Munguía Cárdenas reconoce la compleja extensión de Tzaulan; y a las que no han sido identificadas como sedes del pueblo original, las llama simplemente cabeceras de esa extensión habitacional poblada por un número importante de personas. 

Otros investigadores como Thomas Hillerkuss, Otto Schöndube y Lucía Arévalo, igual reconocen que es imposible ubicar el lugar exacto donde se encontró el idealizado pueblo antiguo de Tzaulan. Como bien señala tanto Hillerkuss, Munguía y los demás, la relación española de la conquista de Tzaulan o los pueblos de Ávalos permanece perdida, lo cual abona a la mitificación. Tzaulan parece haber sido una extensión geográfica, social, económica y política que incluía varios asentamientos prehispánicos: la laguna seca o playa de Sayula. Pero, principalmente fue el segundo referente iconográfico de la identidad de esta región, desde el post clásico tardío o final de la fase Sayula en la clasificación Kelly. El segundo referente de la identidad, como ya se vio, del entorno inmediato, es el grupo. Este es reducido a un símbolo sonoro: la palabra, que da al ser colectivo su sentido en el lenguaje, que a su vez, principalmente en las culturas indígenas, refiere indirectamente lo inmediato, por su relación con la naturaleza, confiriéndole un estatus mágico, espiritual, que al mismo tiempo nombra lo trascedente. Lo que se nombra se subjetiviza (o, mejor, se intersubjetiviza) se delimita, se trae a la existencia, se habita, se vuelve real, está ahí, plantea un problema, el problema de la existencia y su sentido último (Clifford Geertz). Se es en la palabra, que al mismo tiempo refiere algo distinto a mí, que sin ser yo me incluye. La multiplicidad étnica del Tzaulan, incluso de lenguas y costumbres, no genera contradicción, la identidad es el contenedor que delimita el hacer que es la cultura. 

Los cambios dialécticos implicados en las dinámicas culturales de un pueblo, no afectan la identidad base del mismo, son parte de la heterogeneidad de sus procesos de estabilidad y movilidad de significados69. La lengua es por un lado símbolo y por otro vínculo de identidad. En la cuenca de Sayula se hablaba el tzayulteco, la comunidad lingüística del valle de la cuenca, se extendía, delimitada por ésta, a varios poblados con distintas lenguas y orígenes étnicos; sin que fuera necesario que todos hablaran esta lengua, sino que compartieran normas del habla relacionadas con ella. Esto es, una comunidad del habla que se define en términos de sus convicciones, no necesariamente de una lengua común; convicciones que, como actos de identidad, reconocen una pertenencia y una lealtad al grupo dominante.

El tzayulteco, una variante del nahua arcaico, durante la expansión de este último, gracias a las migraciones de las etnias nahuatlacas, llegó al valle de la cuenca de Sayula, donde se segmentó por razones geográficas: el aislamiento que implica el valle, preservó la forma original, tanto que, a la llegada de los españoles con sus traductores mexicas, estos no podían entender el tzayulteco. Su importancia en el valle y fuera de él, tuvo que ver con la influencia cultural de Tzaulan. 

La identidad del valle de Sayula, no está relacionada solamente con su origen étnico, sino con una comunidad fundida en mitos, ritos, tradiciones, sistema de valores originales, que en consecuencia acepta y asume una identidad teniendo en alta estima una lengua, rasgo característico que resume la cultura de una sociedad heterogénea, otorgándole características únicas y diferenciadas. 

Tzaulan es una palabra en lengua tzayulteca. Tzaulan es la oposición simbólica del no ser, del otro, de lo que está más allá del valle del vaso lacustre, la laguna seca, del Tzaulan. Aunque difusa metafórica y geográficamente, esta representación de la identidad cultural del valle de la laguna de Sayula, el mítico Tzaulan, ha sido referente del ser regional. Su lengua, el tzayulteco o más bien sus formas, fueron la frontera no-física del "nosotros"; el "no ser" del valle, los "otros", estaban más allá, no solo del valle sino de la influencia lingüística y por ello cultural del Tzaulan. Cabe plantearse aquí la posibilidad de que "Tzaulan" no se refiriere a un pueblo o unidad habitacional, cabecera de una extensión poblada por pequeñas unidades, sino a una región en su totalidad, que no sólo incluyese los sitios con asentamientos humanos interrelacionados culturalmente, sino también a la extensión del primer referente de la identidad local, el vaso lacustre de la Laguna de Sayula o la Playa, en parte o en su totalidad, como territorio. Es común que a las particularidades geográficas la cultura indígena les otorgara un nombre como referencia, hasta donde este autor sabe, y luego de preguntar al respecto al investigador Otto Schöndube, se desconoce si la Playa de Sayula fue nombrada de alguna manera particular por los indígenas antes de la conquista. Sin embargo, se puede intuir que al ser la sustentadora de la vida y referente de identidad, tuvo que ser así.

Lo anterior tiene sentido si pensamos los terrenos del vaso lacustre durante el periodo de lluvias, anegados, con numerosos humedales. Los insectos como los mosquitos y moscas de agua serían numerosos. Si el topónimo, Tzaulan: "Lugar de moscas o moscos", es correcto, el lugar de moscas o moscos sería, al menos, antes de la colonia, la porción sur de la laguna seca. La importancia como identidad contenedora de los significantes culturales de las personas que habitaban el valle de la cuenca de Sayula, se denota en la unidad de la región y su diferenciación con otras regiones vecinas a la llegada de los españoles. Serían estos quienes fragmentarían tal unidad y formas de relación imponiendo las propias, entre ellas, una ciudad europea (1546) eje de los pueblos conquistados. Ya no sería entonces la playa el centro en torno al cual se da y reproduce el ser, la vida, en el valle  sino, paradójicamente, su referente lingüístico convertido en pueblo, capital de una provincia española. Podría haber pasado que a la llegada de la gente de Cortés, estos reconocieran el centro cívico-religioso indígena Santa Inés, como la cabecera del señorío, y al asentamiento cercano, como el pueblo de Tzaulan. Hasta nuestros días Sayula, como castellanización de Tzaulan, posee una fuerte connotación simbólica para sus habitantes y la región, como si el vocablo evocara el mito de origen del ser local. Es claro el tótem que representa con respecto a la unidad geográfica de la cuenca y la etnia originaria, pese a la apropiación del símbolo por parte del conquistador español y su reducción a un toponímico de una lengua extinta.


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