martes, 30 de enero de 2024

 La oposición al centralismo en Sayula,

luego de la independencia de México

Por Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

En Sayula, las rivalidades entre vecinos que apoyaban el gobierno centralista de Santa Anna y quienes se oponían a éste, comenzaron a sucintar hechos violentos y a crear rencores. Es posible que la actitud autoritaria e intolerante del clero, para entonces, cayera en un exceso viendo sus intereses amenazados; y violentando, por ello, las formas cristianas a las que estaban obligados, contribuyendo a encender los ánimos de unos y otros. Aún más, utilizaron el culto y los servicios espirituales a su cargo como armas de tipo político contra los liberales, tal como en la lucha de Independencia lo hicieran contra los insurgentes. 

Sin esclarecer el motivo, Munguía Cárdenas, citando a López Arciniega cronista de esa época en Sayula, menciona el suicidio de un vecino de nombre Remigio Araiza, razón por la cual el cura de Sayula en 1853 Antonio Gómez, al que luego apodarían sus enemigos políticos "el Culebrón" por ser conservador radical, prohibió que fuese enterrado "en sagrado"; entrando en confrontación con el juez local Apolonio Arroyo de Anda, quien dictaminara lo contrario. Finalmente, el suicida fue enterrado en campo raso, como el cura ordenó. Este hecho nos pone en contexto de las tensiones políticas en Sayula: aunque no se esclarece el motivo del suicidio, se deduce que el caso confrontó a las dos autoridades locales de ese tiempo, la civil y eclesiástica. 


En un hecho más, narrado por el mismo autor citando al segundo, esto ya en 1857, da cuenta del caso de otro vecino, J. Jesús Arreola, liberal; quien, mientras agonizaba, el presbítero Ignacio Carrión le puso como condición para confesarlo retractarse del juramento a la Constitución de 1857 y que dejara todos sus bienes a la Iglesia, en restitución por haber arrebatado fincas al clero en Atoyac, cuando fue autoridad. Arreola se negó y murió sin el sacramento. Una vez más el cura Gómez (que aún no se iba de Sayula), se opuso a que fuera sepultado en terreno "sagrado". El jefe político J. María Tolsá, ante esto, ordenó a una patrulla de soldados derribara las puertas del cementerio que el cura mandó cerrar, para sepultar el cuerpo de Arreola.  

A pesar de esto último, el poder del clero rebasaba en Sayula a la autoridad civil en ese entonces, un caso claro fue la apertura del camino recto a Usmajac en marzo 1855: el cura ultra conservador Antonio Gómez, tramitó ante las autoridades del estado (liberales) el proyecto. Los vecinos afectados por el trazo del camino, se opusieron a la obra argumentando que ya existía el camino a Zapotlán, que pasaba por Usmajac, lo cual hacía innecesario otro camino. La población se dividió en dos bandos, quienes apoyaban al cura y quienes apoyaban a los vecinos de nombre Juan camberos, Antonio Larios, Jose Eguiarte y Mateo Villalvazo. El cura Gómez reunió en el atrio de Sayula a 300 hombres, que citó desde el púlpito. Armados con herramientas, entre cohetes y música, partieron a abrir el camino citado. Esto fue tomado como una afrenta por los afectados, quienes interpusieron una denuncia ante los tribunales competentes, la cual ganaron, ordenando el juez de letras Apolonio Arroyo de Anda que se cerrara el camino. Pero el cura Gómez revocó la orden, quedando abierta la ruta definitivamente. Un año después, a finales, al parecer de 1856, acusado de intransigencia por sus propios feligreses, ante su prelado, fue trasladado como párroco a Guadalajara, coincidiendo este hecho con la toma del gobierno de México por los liberales. 

Por esas fechas existía un puente hecho de madera sobre el arroyo Agua Zarca, que cruza Sayula. Este puente servía a las carretas y diligencia que salían o llegaban al pueblo desde Guadalajara. Construido por un particular a mediados del siglo xix, la señora Francisca Medrano, al puente se le conoce hasta hoy como el Puente de Medrano. El peaje para carretas y diligencias era de un real y medio. A la muerte de la señora Medrano, el puente quedó abandonado y sin mantenimiento, se cree que después de 1854 se vino abajo. Su reconstrucción en piedra fue necesaria por el servicio que prestaba. El gobierno lo reconstruyó en 1857 o 1860, sin que se tengan más datos que una piedra grabada en su base que rezaba "Puente de la Democracia"5, concepto utilizado en la lucha de los liberales durante la guerra de Reforma, por lo que se cree fue antes del comienzo de la guerra de tres años o al término de ésta su edificación, siendo lo más probable la primera opción, ya  que coincidiría con el año de la promulgación de la constitución de 1857, que pudo bien esta obra celebrar, estando Sayula al tanto de los acontecimientos en México. La constitución de 1857 y la Guerra de Reforma. 

En 1855 en el centro de la República, los liberales al frente de Juan Álvarez se levantaban con el Plan de Ayutla contra el gobierno de Santa Anna, alzamiento que terminaría con el dictador como tal de manera definitiva, regresando México al federalismo. El fin era constituir una república representativa popular y reformar las leyes para que hubiera no sólo una transformación política en México sino también económica. En el mismo 1855 Santa Anna abandonó la presidencia y al triunfo de la rebelión liberal, se eligió como presidente interino a Juan Álvarez, quien nombró ministro de relaciones a Melchor Ocampo; a Benito Juárez como ministro de Justicia; a Guillermo Prieto como secretario de hacienda y a Ignacio Comonfort como ministro de guerra. Juan Álvarez de 75 años dejó la presidencia a Comonfort, y en 1857 se redactó una nueva constitución. Como es de suponer el ideal liberal de un gobierno civil fuerte, secular, que sometiera el poder del clero católico y evitara los abusos del ejército, mediante leyes que suprimiera el fuero de estas dos instituciones, y promovieran la educación del pueblo y la modernización del país según el modelo norteamericano, respetando las garantías individuales, la propiedad privada, la libertad de expresión y la autonomía municipal; chocó con el ideal de una monarquía centralista y católica de tipo virreinal. 

En tal tenor, se promulgó entonces el Plan de Tacubaya, el 17 de septiembre de 1857: Considerando: Que la mayoría de los pueblos no ha quedado satisfecha con la carta fundamental que le dieran sus mandatarios, porque ella no ha sabido hermanar el progreso con el orden y la libertad, y porque la oscuridad en muchas de sus disposiciones ha sido el germen de la guerra civil: Considerando: Que la República necesita de instituciones análogas a sus usos y costumbres y al desarrollo de sus elementos de riqueza y prosperidad, fuente verdadera de la paz pública y del engrandecimiento y respetabilidad de que es tan digna en el interior y en el extranjero:  Considerando: Que la fuerza armada no debe sostener lo que la nación no quiere, y sí ser el apoyo y la defensa de la voluntad pública, bien expresada ya de todas maneras, se declara:  Artículo 1º. Desde esta fecha cesará de regir en la República la Constitución de 1857. 

En el caso concreto de Sayula, la toma del poder por parte de los liberales en México y su propuesta de una República representativa y popular, debió dividir a la sociedad. En Sayula, hogar de algunos acaudalados españoles, criollos y peninsulares, profundamente católicos y con intereses emparentados con los intereses de los conservadores centralistas, ahora excluidos del gobierno del país, las trágicas noticias se comenzaron a conocer. Como hemos apuntado antes, también se daba el pensamiento liberal en Sayula, su importancia política y económica, como la ciudad más influyente en la región, hacia confluir distintos intereses e ideologías; pero sobre todo incidían poderosamente los rezagos económicos y sociales que habían dejado años de lucha por consolidar un país, en la percepción general de los hechos. En la ex alcaldía de los pueblos de Ávalos, debieron hacerse propias las propuestas liberales debatidas en esta nueva etapa histórica que vivía el país. Para entonces ya existía en Sayula una logia yorkina7, y los ricos vecinos que la formaban debieron vérselas con el clero y el ejército para tomar las posturas correspondientes. 

La división de los sayulenses a favor y en contra del clero sería notoria. Don José Ignacio Vázquez Bravo, un rico terrateniente y conservador, nacido en Sayula en 1799, quien fuera diputado al Congreso local en 1835 y miembro de Consejo del Gobierno Imperial de Sayula en 1865 con Maximiliano de Habsburgo , narra así el comienzo de la guerra de Reforma o Revolución de 1858 como la llama en su crónica: "El malestar de la nación a consecuencia de la odiada constitución de 1857, se deja percibir en toda la República, y al fin parte de la guarnición de México con el general Zuloaga al frente, se pronuncia en contra del gobierno, el día 11 de enero de 1858, y después de las proclamas y alocuciones de estilo, y contestaciones por amabas partes, rompieron la hostilidades, parapetándose ambas fuerzas en los principales edificios, hubo un sitio que duró pocos días y al fin triunfó Zuloaga, y el presidente Ignacio Comonfort salió fugitivo de la capital el día 17 de enero de 1858. En todos los estados de la confederación mexicana dominaba el partido exaltado liberal, y el suceso de México alarmó fuertemente a los gobernantes, quienes se prepararon para contrariar la revolución, mandando fuerzas sobre México que se reunieron en Celaya. Guanajuato, Zacatecas, Jalisco, Michoacán y Querétaro fuero los que más se distinguieron…cuyos gobernantes se distinguían (a su vez) en sus bruscos manejos contra el clero y el partido conservador. En Celaya se reunieron cosa de 8 mil hombres y más de treinta piezas de artillería…el mando de estas fuerzas se confió al general Anastasio Parrodi. De México salió el general Osollos con cosa de 5 mil hombres y 20 piezas de artillería con objeto de atacar a los constitucionalistas en Celaya… el 10 de marzo los derrotó completamente huyendo (estos) en varias direcciones..."  


No hay comentarios:

Publicar un comentario