miércoles, 14 de marzo de 2018

                        La Política y sus críticos.
Por Rodrigo Sánchez Sosa

Antes de comenzar a hacer crítica política en periodismo, análisis o crítica editorial de cualquier tipo, hay que saber escribir, saber comunicar ideas - bueno si es que uno las tiene- Puede uno comentar errores, como su servidor (nadie es perfecto ni infalible): omitir los acentos de los verbos en pasado, escribir "el" por  "le" o al revés; escribir "al" por "la" o "el" por "él", etc. Es decir, los famosos errores de dedo al escribir. Luego vienen los errores de imprenta, se omiten palabras, líneas o incluso párrafos completos en un texto, haciendo a este incomprensible o confuso. Todo ello involuntariamente. Pero luego está la fala de oficio, la ignorancia, el desconocimiento total de las reglas de la ortografía y la gramática; eso es otra cosa.
Es cuestión hasta de estética. Si uno tiene la costumbre de leer y sabe hacerlo, se dará cuenta cundo una frase está mal escrita con sólo mirarla, sin que se remita inmediatamente a las leyes de la ortografía o la gramática, simplemente porque en sus lecturas uno  ha visto escrita correctamente dicha oración, cientos de veces. Hasta un niño sabe que lo siguiente está escrito incorrectamente: "La baca kome muncho pasto en el campo"; a tal grado, que nos causa risa por grotesco. Pero se entiende. Sí, claro, pero es burdo, vulgar y por ello risible.
Sin embargo, una cosa es escribir correctamente, alguien correctamente entrenado puede hacerlo, y otra muy distinta comunicar ideas. Escribir no sólo requiere de las reglas pertinentes, sino de la habilidad sintáctica, semántica y pragmática al hacerlo.
La redacción requiere de coherencia y cohesión textual. Dado que el orden de las palabras dentro de una oración puede modificar la intención del autor, es necesario que el redactor organice en su mente las ideas que desea trasladar al papel o a la computadora.
En la clase de redacción de la preparatoria, su servidor ponía el siguiente ejemplo a los alumnos, medio en broma, para despertar su interés y concientizarlos de lo anterior:
No es lo mismo "Bebés y mamás primero…" que la misma oración, pero sin acentos.
Hay miles de ejemplos como este, relacionados con comas, puntos, paréntesis, guiones, signos de admiración, interrogación y todos los recursos ortográficos para la expresión correcta de las ideas.
Es una obligación, no una gracia, para quienes por la razón que fuere, económica, política, social o hasta por gusto nos dedicamos a escribir; conocer y manejar estas herramientas y conceptos del leguaje escrito.
¿Qué confianza le merece un medio escrito cuyas faltas elementales en ortografía son la regla y no la excepción de sus ediciones? A mí, ninguna. Escudarse en la falsa humildad producto de la falta de oportunidades, es mediocre. Ahora bien, es irresponsable querer que el público se adapte a nuestra mediocridad; juzgar con tan poco criterio y más pobre lenguaje cosas tan importantes como lo público, lo que nos compete a todos. Eso no es periodismo, esos son chismes de lavadero, de vecindad. En base a ello no se puede fundamentar una opinión valida mucho menos políticas públicas, ni propuestas serias. Es una pena no poder expresarse correctamente y encima vender eso como notas, investigación, opiniones o editoriales. ¡Ah! pero no los critique, porque ellos si tienen derecho a hacerlo, usted no. Apelan a su libertad de expresión para reclamar el derecho a difamar, mentir, juzgar y acusar sin pruebas Si uno protesta, es un vendido o un corrupto o un presumido que se cree el único con derecho a hacer periodismo…bueno, de verdad hay que ser bruto para tener esta actitud.
 Mire le dejo un ejemplo de las linduras de este medio, que seguro usted ya adivinó de quien se trata: resulta que la semana pasada publican en primera plana, como de costumbre, bodrios y lodo; pero, me llamó la atención el siguiente texto de una "nota informativa"; decía más o menos así: "Con el DESCALIFICATIVO… -luego vine un nombre con minúsculas- "el Trump de los sayulenses" los comerciantes ambulantes de nuestro municipio recriminan…"
A ver, obviemos la información de la nota, que puede o no ser verdad, y centrémonos en lo pésimamente escrita que esta está: 
Primero: la palabra "descalificativo" no existe en nuestro diccionario. Existen adjetivos calificativos que, utilizados de forma peyorativa o, siendo peyorativos en sí mismos (indican una idea desfavorable) van dirigidos a descalificar o desacreditar a una persona.
Dos: Se compara la figura del alcalde local con la del presidente Trump de EU, atribuyéndose este CALIFICATIVO a los anónimos "comerciantes ambulantes del municipio". Digamos que es cierto, que así es, que los comerciantes citados tienen motivos para verlo de esa manera, ya sea porque desconocen la política interna de EU o porque se sienten segregados, aun sin ser un grupo étnico diferenciado en Sayula; esto, para que el CALIFICATIVO tuviese algún sentido.
Pero no, es claro, se ve en el texto, que es un "adorno" del autor de la nota, ya que luego usa una palabra que seguramente a él le parece espectacular, sofisticada, impactante: "le recriminan" escribe: yo recrimino, tú recriminas él recriminan, recriminar: un verbo transitivo cuyo significado es: decir a una persona lo que se considera que no ha hecho bien, mediante críticas, censuras o reproches. Bien, muy bien. Pero todo lo demás mal.
Es ridículo, la comparación con Trump denota que estas personas de política no saben nada, de chismes sí, mucho. Y el usar palabras que ni siquiera existen, nos muestra qué nivel de critica poseen. No pueden usar el leguaje bien, menos articular ideas. No estoy tratando de coartar su derecho de expresión, sino de poner en contexto su capacidad para pronunciarse sobre ciertos temas y su capacidad para generar una opinión pública o tendencias en esta. Lamentablemente existe quien considera todo lo contrario. De ese nivel la política en el municipio.



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