lunes, 22 de octubre de 2018

Especial para Horizontes...
Las primeras evidencias de metalurgia
en el occidente del México prehispánico
Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 


El trabajo más detallado y citado - pero pocas veces reflexionado - que investiga contactos entre el occidente de México y Sudamérica es sin duda el de  la Profesora de Arqueología y Tecnología Antigua de UCLA Dorothy Hosler, especialmente su libro The sounds and colors of power en el que investiga la metalurgia en ambas regiones. El conocimiento de la metalurgia llegó en dos etapas desde Sudamérica al occidente de México, asegura. Fija la primera fase entre 600 y 1200/1300 d.C. y la segunda fase de 1200/1300 d.C. hasta la conquista española.  Propone que en la primera fase llegó la metalurgia del cobre en dos variantes tecnológicas al occidente mesoamericano: Desde el Perú y Ecuador se transmitió el conocimiento del martillado en frío y desde Colombia y el sur de Centroamérica (Panamá y Costa Rica) el método de la cera perdida. El principal cambio en la segunda fase es que se introdujo la tecnología de aleaciones, especialmente el bronce y algunas técnicas nuevas de trabajo del metal. Vincula esta segunda fase con la expansión del sistema de comercio marítimo de Chincha. Su argumentación sigue cuatro líneas principales:
Primero, el argumento cronológico que dice que todos los conocimientos de metalurgia se originaron en América del Sur mucho antes de aparecer en Mesoamérica. Segundo, el argumento de la tecnología, pues en el Occidente se usó la misma tecnología para producir artefactos de metal que en Sudamérica y no todos los elementos tecnológicos conocidos en Sudamérica fueron encontrados en Mesoamérica. Además, en Mesoamérica hay poca evidencia de una fase previa de experimentación en la tecnología metalúrgica sino la tecnología aparece de repente en un estado bastante avanzado. Tercero, el argumento de que los tipos de artefactos e incluso los diseños sean muy parecidos en ambas áreas y por último, que la metalurgia se desarrolló de manera independiente solo en dos o máximo tres regiones del mundo y que es muy poco probable que se haya desarrollado de manera independiente en Sud- y Mesoamérica. Hosler parte de la idea que el conocimiento fue transferido por vía marítima mediante comerciantes manteños que viajaban en balsas directamente desde el Ecuador hasta el occidente de México. Llevaban consigo artefactos provenientes de la red de comercio chinchanos, entre otros objetos de metal y los intercambiaban en México por conchas spondylus. En la segunda etapa, tal vez hubo incluso un contacto directo entre el Occidente y los chinchanos. Debido a razones climáticas, los sudamericanos probablemente dejaban Ecuador a inicios de diciembre, llegaban a México a fines de enero y partían de nuevo a fines de marzo o, más probablemente, se quedaban todo un año en Mesoamérica. Junto con los comerciantes viajaban trabajadores de metal que durante su estancia en el Occidente les enseñaban a los habitantes nativos la metalurgia.1534 Propone que se trató mayoritariamente de un intercambio tecnológico, o sea de ideas y no de objetos. Cree que solo un pequeño porcentaje de los artefactos de metal en el Occidente son importaciones, como una pinza y varios otros objetos procedentes de Tomatlán, Jalisco.1535 En la opinión de Hosler, las similitudes más aparentes entre artefactos del Occidente y de Sudamérica existen entre los artefactos martillados al frío en Ecuador y en los sitios de Tomatlan, Amapa, Infiernillo, Cojumatlan y Tizapan en el Occidente. Se notan especialmente entre anillos, agujas de ojo puntiagudo, pinzas planas, anzuelos y ornamentos en espiral. La técnica de la cera perdida y tres tipos de cascabeles (los que denomina tipo 1a, 1c y 11b) relacionan al Occidente con el sur de Centroamérica y Colombia pero estos lazos son menos directos que aquellos con Ecuador. Hosler pone especial énfasis en el hecho de que la zona metalúrgica del Occidente fue el principal destinatario de las transmisiones de ideas desde Sudamérica y ahí la metalurgia se desarrolló de manera más profunda. Solo en el período 2 los conocimientos tecnológicos se expandieron desde el Occidente a otras áreas de Mesoamérica.
El período 2 está íntimamente ligado a los tarascos. Desde su territorio se exportaron objetos de metal a otras áreas de Mesoamérica y en la opinión de Hosler los tarascos eran, con excepción de los habitantes de la Huasteca, los únicos capaces de producir aleaciones. La autora aclara que en su opinión la producción de metales en el Occidente no estaba centralizada, tal vez a excepción de los últimos años del imperio tarasco. Basa su argumentación en la ausencia de diseños y aleaciones estándar. Sin embargo, cree que el Estado tarasco haya controlado algunas minas y operaciones de fundiciones pero sin producir productos para el comercio a una escala significativa. Las afiliación esculturales de los habitantes de centros de producción metalúrgica no son claras en todos los casos y en algunos sitios del Occidente en el área de Coyuca, la evidencia de superficie no es clara acerca de si los sitios de fundición fueron tarascos o mexicas. En la opinión de Hosler, el único tipo de artefactos que claramente marca etnicidad tarasca son las grandes pinzas de bronce con espirales a los lados que usaban los sacerdotes tarascos. Es interesante que haya encontrado la representación de una pinza con espirales a los lados - con un diseño un tanto diferente a los ejemplares tarascos - proveniente de la costa del Perú.
En general hay que reconocer que el trabajo de Hosler trajo un gran avance al estudio de los contactos entre las dos macro regiones. Es el estudio más detallado sobre un aspecto de los posibles contactos. Algunas líneas de su argumentación me parecen bastante convincentes, especialmente los argumentos cronológicos y tecnológicos. También algunas similitudes en tipos y diseños de artefactos suenan a primera vista persuasivas. Sin embargo, hay algunos puntos que deben discutirse. Por ejemplo, el motivo que propone de los viajes al norte por parte de los sudamericanos, la búsqueda de huesos de vertebra trabajados, no me parece suficientemente bien fundamentado. Hosler admite que pudieron haber sido otros los motivos, pero hasta el momento no hay propuestas concisas acerca de la posible naturaleza de los motivos. Veo cierta contradicción en su afirmación que, por un lado, los comerciantes llevaban artefactos de metal al occidente de México para intercambiarlo por estos huesos, y por otro lado su afirmación que no hay evidencia de importaciones de artefactos sudamericanos al Occidente en números significativos, sino que solo se hayan introducido algunos pocos artefactos de cobre y que la principal importación haya sido el conocimiento tecnológico. También la afirmación de que algunos artefactos en efecto se introdujeron desde Sudamérica debe ser vista con cautela. En un artículo de 2008 habla de verdaderas introducciones de artefactos de cobre - cascabeles, agujas, pinzas y anillos -; también en otro artículo del 2004 menciona evidencias de importaciones de artefactos. Estas afirmaciones remiten a un artículo suyo de 1988. En el libro de 1994 reproduce una pinza y un ornamento en espiral. Aclara que estos dos tipos de artefactos son únicos en Mesoamérica e indican contactos con Ecuador, en especial con la Tolita en la región de Esmeraldas, donde también se han hallado. Resalta que estos dos artefactos hallados en Tomatlán (pueblo y municipio de la Región Costa Norte del estado de Jalisco) son los únicos dos ejemplos de estos tipos de artefactos que conoce en Mesoamérica y que es "enteramente posible que fueron hechos en Ecuador e importados." En el artículo de 1988 dice que una pequeña porción de artefactos, como una pinza y varios otros objetos de Tomatlán podrían ser realmente importaciones. En este artículo remite a su tesis de doctorado. Es en la tesis donde reproduce por primera vez los dos artefactos que podrían ser importaciones, resaltando que no son comunes en Mesoamérica. Es decir que se trata de dos artefactos de diseño muy parecido, lo cual es un indicio para contactos. Pero mientras no se realicen análisis químicos - lo cual no se ha hecho - creo que es ir demasiado lejos hablar de verdaderas importaciones, tal y como lo ha hecho en sus artículos más recientes sin haber investigado más profundamente estos artefactos desde la redacción de sus tesis donde simplemente menciona que son muy similares a los artefactos sudamericanos y que no son comunes en Mesoamérica. Sin embargo, debido a las semejanzas en el diseño, creo que vale la pena echar un vistazo más cercano a estos dos objetos, la pinza y el ornamento en espiral. Fueron excavados por Mountjoy y Torres los cuales publicaron los resultados de sus excavaciones en Tomatlan en 1985. El ornamento en espiral de alambre en discusión fue hallado, junto con otro muy parecido, en el sitio el Ciruelo I  en la estructura # 9, cuadrante SW en el depósito interior del suelo de una de un total de 11 casas. Las estructuras pertenecen a la fase Nahuapa; además el sitio el Ciruelo, estuvo también habitado durante la fase Guayacán. Uno de los tipos más comunes de cerámica de allí es muy similar al tipo Navidad inciso hallado en Barra de Navidad, Jalisco, en depósitos fechados por C14 y hidratación de obsidiana a 1100-1550 d.C. Una muestra de carbono de Tom24 dió la fecha 1010-1250 d.C. ; otra una fecha de 1490-1750 d.C. Los arqueólogos analizaron algunos artefactos de metal del sitio, pero no los ornamentos. La espectrometría de absorción atómica dio como resultado que los artefactos tienen una composición bastante homogénea. Esto sugiere, según Mountjoy y Torres, que todos fueron hechos de la misma materia prima, un mineral portador de cobre (copper-bearing mineral) y que fueron manufacturados de una manera similar que envolvió calentamiento, martillado y, en el caso de algunos artefactos fundido - tal vez en la técnica de cera perdida. Añade que hasta el momento de la redacción del artículo no había evidencia directa que los habitantes del sitio estuviesen fundiendo cascabeles de cobre pero que hay alguna evidencia que estaban martillando artefactos en sus casas.1549 Aparte del análisis de los materiales de Tomatlán cuyos resultados se publicaron en 1985, no ha habido otros más recientes. Se duda que los artefactos mencionados pudieran ser  importaciones de la Tolita ya que hay amplia evidencia de la fabricación de las piezas no fundidas en el sitio. En mi opinión, esto indica que es muy poco probable que los dos objetos mencionados por Hosler hayan sido efectivamente importaciones de la Tolita, pues esta cultura es notablemente anterior a las fechas adjudicadas a los artefactos de Tomatlán. Para probar de manera definitiva si se trata de importaciones de Sudamérica o no, habría que efectuar análisis químicos. Por el momento, todavía no tenemos ningún artefacto que se pueda identificar inequívocamente como importación sudamericana.
(fragmento,  tesis doctoral de Sarah Albiez-Wieck. Facultad de artes Rhenish Friedrich Wilhelm University, Bonn Alamánia 2010)

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